En la fiesta de la
Santísima Trinidad, el Papa Francisco presidió el rezo del Ángelus y manifestó
que Dios es misericordioso y rico en piedad que no se cansa de redimirnos
El
Papa comentó cómo las palabras de San Pablo “la gracia del Señor Jesucristo, el
amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos vosotros” es fruto
“de su experiencia personal del amor de Dios, el amor que Cristo resucitado le
ha revelado, que ha transformado su vida y
lo ha llevado a llevar el Evangelio a las gentes”.
“La
comunidad cristiana, con todos sus límites humanos, puede convertirse en un
reflejo de la comunión de la Trinidad, de su bondad y de su belleza”.
Francisco
recordó que Dios “no está lejano ni cerrado en sí mismo, sino que es vida que
quiere comunicarse, es apertura, es amor que rescata al hombre de la
infidelidad”. Es “misericordioso, tiene piedad, es rico en gracia porque se
ofrece a nosotros para colmar nuestros límites y nuestras faltas para perdonar
nuestros errores, para llevarnos por el camino de la justicia y de la verdad”.
“Jesús
nos ha manifestado el rostro de Dios, Uno en la sustancia y Trino en las
personas; Dios es todo y solo amor, en una relación subsistente que todo crea,
redime y santifica: Padre, Hijo y Espíritu Santo”.
El
Pontífice también explicó que la “vida eterna” es “el amor desmesurado y
gratuito del Padre que Jesús ha donado en la cruz, ofreciendo su
vida por nuestra salvación”.
“Este
amor con la acción del Espíritu Santo ha irradiado una luz nueva sobre la
tierra en cada corazón humano que lo acoge; una luz que revela los ángulos
oscuros, las durezas que nos impiden llevar los frutos buenos de la caridad y
de la misericordia”.
“Que
la Virgen María nos ayude –concluyó– con todo nosotros mismos, a entrar cada
vez más, con todo nuestro ser, en la Comunión trinitaria, para vivir y
testimoniar el amor que da sentido a nuestra existencia”.
Por Álvaro
de Juana
Fuente: ACI Prensa






