En el consistorio
realizado en la Basílica de San Pedro impuso birrete, anillo y entregó la
diaconía
El
santo padre Francisco presidió este miércoles por la tarde en la basílica de
San Pedro, el cuarto Consistorio Ordinario Público para la creación de cinco
nuevos cardenales.
Ellos
son: Mons. Juan José Omella, Arzobispo de Barcelona, España; Mons. Gregorio
Rosa Chávez, obispo titular de Mulli, auxiliar de la arquidiócesis de San
Salvador, El Salvador; Mons. Jean Zerbo, arzobispo de Bamako, Mali; Mons.
Anders Arborelius, OCD, Obispo de Estocolmo, Suecia; y Mons. Louis-Marie Ling
Mangkhanekhoun, obispo titular de Acque nuove di Proconsolare, vicario
apostólico de Paksé, Laos.
En
una emotiva ceremonia, con la presencia casi un centenar de cardenales,
acompañada por el polifónico del coro de la Capilla Sixtina, el Santo Padre
después de rezar en silencio ante la tumba de san Pedro, subió al altar para la
elevación de los nuevos cardenales.
El
electo cardenal español, Juan José Omella le dirigió unas palabras en las que
señalaba el deseo de “entregar toda nuestra vida gratuitamente, hacer de esta
una oblación eucarística al Padre de todas las misericordias en Cristo en el
Espíritu”, así como el deseo de “no ser una Iglesia autorreferencial”, sino
“peregrina en los caminos del mundo, buscando a todos”.
Después
de la lectura del Evangelio de Marco, sobre Emaús, el Santo Padre dirigió unas
palabras, en las que les invitó no a ser príncipes, sino a servir y a no
dejarse distraer por intereses varios.
Señaló
así lo que es la realidad de hoy: “Son los inocentes que sufren y mueren a
causa de las guerras y el terrorismo; es la esclavitud que no cesa de pisar la
dignidad también en la época de los derechos humanos; la realidad es la de los
campos de prófugos que a veces se asemejan más a un infierno que a un
purgatorio; la realidad es el descarte sistemático de todo lo que ya no sirve,
incluidas las personas”. Y aseguró que esto fue lo que Jesús vio mientras
caminaba a Jerusalén.
A
continuación, el Papa proclamó los nombres de los nuevos cardenales y su título
o diaconía, a lo que siguió la profesión de fe y el juramento.
Así
el Pontífice uno a uno les fue entregando el birrete, el anillo y el título de
una iglesia romana, concluyendo con un abrazo fraterno.
El
Santo Padre dijo al colocar sobre la cabeza el birrete, rojo: “como signo de la
dignidad del oficio de cardenal y significa que estás preparado para actuar con
fortaleza hasta el punto de derramar tu sangre por el crecimiento de la fe
cristiana, por la paz y armonía entre el pueblo de Dios, por la libertad y la
extensión de la Santa Iglesia Católica Romana”.
Y
señaló al entregar el anillo cardenalicio que es “signo de la dignidad de
solicitud pastoral y de más sólida comunión con la Santa Sede del Apóstol san
Pedro”.
Luego
asigno el título de una iglesia de Roma o diaconía, como signo de su
participación en el cuidado pastoral del Papa por la ciudad y le entregó la
bula de Creación de Cardenales y el título de dicha diaconía.
Por
ejemplo el cardenal Omella recibió el título de la iglesia de Santa Cruz en
Jerusalén, mientras que el cardenal Gregorio Rosa Chávez, el de la iglesia del
Santísimo Sacramento en Tor de Schiavi.
Con
estos nuevos nombramientos, el Colegio cardenalicio contará con 121 cardenales
electores.
SERGIO MORA
Fuente:
Zenit