Permitir el ingreso de
alimentos y medicinas, fijar la fecha de las elecciones y liberar a los presos
políticos
La
Santa Sede ante la Organización de los Estados Americanos (OEA), explicó la
posición del papa Francisco y de la Santa Sede, ante la dramática situación que
vive Venezuela.
Lo
hizo el arzobispo Bernardito Auza, observador permanente de la Santa Sede ante
la OEA, en la 47º Asamblea general realizada en la ciudad mexicana de
Cancún, precisando la necesidad de una salida pacífica a la crisis. El Vaticano
pide se hagan llegar medicinas y alimentos y que las instituciones y Ong
puedan prestar su ayuda. Además se precisa la necesidad de
fijar una fecha para las elecciones de manera que el pueblo pueda
decidir su futuro y que se liberen a los presos políticos.
A
continuación el texto:
Declaración
de S.E. Arzobispo Bernardito Auza,
Nuncio Apostólico y Observador Permanente de la Santa Sede
a la Organización de Estados Americanos,
acerca de la situación en Venezuela
19-21 de junio de 2017, Cancún, México
Nuncio Apostólico y Observador Permanente de la Santa Sede
a la Organización de Estados Americanos,
acerca de la situación en Venezuela
19-21 de junio de 2017, Cancún, México
Señor
Presidente,
La
Delegación de la Santa Sede agradece la oportunidad que se le brinda de poder
compartir su preocupación por la situación actual de Venezuela, así como su
esperanza de que esta reunión en el marco de la Asamblea General de la
Organización de los Estados Americanos pueda ayudar a solucionar la grave
crisis que vive el País.
Como
es bien conocido, desde el inicio de la crisis, tanto el Santo Padre, como la
Secretaría de Estado y la Conferencia Episcopal Venezolana, en diversas
intervenciones, han llamado a los poderes públicos y políticos, a que,
superando los intereses partidistas y las ideologías, escuchasen la voz del
pueblo, defendiesen el bien común, creasen un clima de serenidad y de paz
social, respetasen la institucionalidad en favor de la convivencia nacional y
favoreciesen la acción social de las instituciones nacionales e internacionales
para enfrentar la innegable crisis que sufre Venezuela y que golpea fuertemente
a su población. Por ello, la Santa Sede ha mantenido siempre una posición
clara, reclamando a todos los líderes políticos el cese de la violencia e
instando al respeto de la verdad y de la justicia.
Señor
Presidente,
sin dejar de exhortar a la negociación, ni de advertir de los peligros de los discursos belicistas y agresivos, la Santa Sede mostró, en todo momento, su disponibilidad a colaborar en la búsqueda de una solución pacífica, duradera y viable a la crisis venezolana, con la condición de que así lo solicitasen formalmente tanto el Gobierno como la oposición, como efectivamente ocurrió.
Como
es sabido, en octubre y en noviembre de 2016, se celebraron encuentros de la
Mesa del Diálogo Nacional en Caracas, y teniendo en cuenta que los acuerdos
allí alcanzados no eran aplicados, el Cardenal Secretario de Estado, en nombre
y por disposición del Papa Francisco, remitió una carta a las partes y a los
restantes acompañantes el 1º de diciembre. En ella, en cumplimiento del rol de
acompañamiento al que la Santa Sede había sido llamada, se solicitaba:
* Que se tomen las providencias necesarias para la implementación urgente de medidas destinadas a aliviar la grave crisis de abastecimiento de comida y medicinas que estaba sufriendo la población, a la vez que se aseguraba la plena disponibilidad de las instituciones de la Iglesia católica, entre ellas Caritas, a prestar toda la ayuda posible, con los medios a su alcance, para salir de esta situación de emergencia social;
* Que las partes concordasen el calendario electoral que permitiese a los venezolanos decidir sin dilaciones su futuro;
* Que se tomasen las medidas necesarias para restituir cuanto antes a la Asamblea Nacional el rol previsto en la Constitución;
* Que se encontrase el modo de acelerar el proceso de liberación de los detenidos.
Señor
Presidente,
con ocasión de la XXXVI Asamblea Ordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano, celebrada recientemente en San Salvador, los obispos del Continente han señalado que, en Venezuela «se vuelve insostenible la falta de alimentación, la falta de medicinas y la falta de libertades».
con ocasión de la XXXVI Asamblea Ordinaria del Consejo Episcopal Latinoamericano, celebrada recientemente en San Salvador, los obispos del Continente han señalado que, en Venezuela «se vuelve insostenible la falta de alimentación, la falta de medicinas y la falta de libertades».
La
Santa Sede ve con preocupación cómo, pese a los esfuerzos realizados y que son
por todos conocidos, la situación ha adquirido tintes dramáticos en los últimos
meses. El 30 de abril, después del rezo del Regina Coeli, el Santo Padre, hizo
un llamado al Gobierno y a todos los integrantes de la sociedad venezolana para
que fuese evitada cualquier ulterior forma de violencia, se respetasen los
derechos humanos y se buscasen soluciones negociadas a la grave crisis
humanitaria, social, política y económica que está golpeando a la población.
Al
respecto, mi Delegación desea señalar que el actual clima de enfrentamiento
también ha afectado a la Iglesia católica en Venezuela. Se han verificado
episodios de amenazas a sacerdotes, irrupciones violentas durante las
celebraciones litúrgicas, acusaciones injustificadas contra instituciones
eclesiásticas y ataques difamatorios públicos contra algunos Obispos.
Pese
a ello, la Santa Sede, partiendo de la convicción de que deben ser los propios
ciudadanos quienes pongan las bases para solucionar los problemas internos,
considera que no deben escatimarse los esfuerzos para ayudar a que el País
salga de su grave crisis, pues como ha dicho el Papa Francisco el pasado 29 de
abril «todo lo que se puede hacer por Venezuela hay que hacerlo, con las
garantías necesarias».
Señor
Presidente,
con la única finalidad de promover el bien de todos y cada uno de los venezolanos y de favorecer una solución pacífica y democrática a la actual situación, la Santa Sede reitera su posición, ya conocida, de que una negociación seria y sincera entre las partes, basada en las claras condiciones indicadas en la mencionada carta del 1º de diciembre de 2016, comenzando por la celebración de elecciones directas, libres y trasparentes previstas para los años 2016 y 2017, serían la única vía de salida a la grave crisis en que se ve inmersa el País. A tal propósito, la reciente decisión gubernamental de convocar una Asamblea Nacional Constituyente, en vez de ayudar a solucionar los problemas, presenta el riesgo de complicarlos ulteriormente y hace peligrar el futuro democrático del País.
Por
otro lado, se valora muy positivamente la posibilidad de que un grupo de países
de la región o, eventualmente, de otros continentes, elegidos tanto por el
Gobierno como por la oposición, acompañen las negociaciones actuando como
garantes.
Muchas
gracias, Señor Presidente.
Fuente
Zenit