Interesante análisis
efectuado tras una rápida comparación de la actitud del ateo y del cristiano
Personas
buenas y malas, morales e inmorales, las hay tanto cristianas como ateas. Pero
¿cuál es el fundamento de tal o cual conducta, tanto en los cristianos como en
los ateos?
Para
el ateísmo y sus partidarios la ética es relativa, variada, diversa, multicolor.
Es decir la ética de los ateos es subjetiva cada cual tendrá su concepción del
bien y el mal según le parezca. En el otro extremo estamos los cristianos,
nosotros tenemos si bien es cierto valores relativos tenemos también valores
absolutos dados por Dios a través de su revelación y que son la pauta para
nuestros principios.
Después
de una rápida comparación de la actitud del ateo y del cristiano se pueden
establecer las siguientes valoraciones:
1.-
Un ateo puede ser ateo aunque cometa actos inmorales. Por el
contrario, un cristiano, no podrá ser un cristiano auténtico si comete
actos inmorales ya que sería como un ateo en la práctica, pues no vive lo
que cree.
2.-
El cristiano se compromete con Dios para hacer el bien y por eso la creencia en
Dios favorece a que se actúe en concordancia con la moral. En cambio, el ateo
no está comprometido, sino consigo mismo y eso no garantiza que esté orientado
a realizar el bien.
3.-
El cristiano deteriora su fe, en los momentos que se comporta de manera
adversaria al bien, pero toda buena acción favorece al fortalecimiento de su
fe; es por eso que entendernos con Dios nos ayuda a crecer en valores y
virtudes. El ateo por su parte no deteriora su ateísmo cuando comete actos
deshonestos.
4.-
El cristiano no solo entra en contradicción con Dios cuando comenten ciertos
actos que van en contra de su ética religiosa sino que también, cuando pudiendo
realizar actos de bondad, caridad o justicia no los realiza. En cambio, un ateo
no entra en contradicción con su falta de creencia si deja de realizar
cualquier acción en beneficio del bien común.
Si
bien es cierto que hay gran cantidad de ateos que fueron y son honestos y
coherentes consigo mismos, sin embargo, a lo largo de los dos milenios de
nuestra era se puede observar que los grandes pioneros en la bondad han
sido cristianos que trataron de vivir con mayor coherencia la fe que
profesaban. Para dar muestra de ello tenemos el testimonio verídico de
muchos cristianos como: San Pablo, San Agustín, San Francisco, Santo Tomas de
Aquino, San Ignacio de Loyola.
Finalmente
diremos que los malos cristianos lo han sido no por ser cristianos, sino a
pesar de serlo. Por el contrario los buenos ateos no lo han sido por no creer
sino a pesar de no creer.
Por:
Rodolfo Varela, seminarista