Sacerdotes y religiosos a
menudo rezan con un pequeño libro negro a lo largo de todo el día… ¿qué es eso
que rezan?
Es
común ver a sacerdotes o religiosos y religiosas detenidos durante el día para
ofrecer oraciones recogidas en un pequeño libro negro. A veces incluso los
laicos tienen ese mismo libro negro y se sientan en los bancos traseros de la
iglesia para rezar. ¿Qué están rezando?
Sacerdotes,
religiosos y diáconos están obligados a rezar diariamente lo que se denomina la
Liturgia de las Horas, también conocida como Oficio Divino. Consiste en rezar un
conjunto de oraciones cada día a diferentes horas, desde la mañana a la noche. Es
una rutina de oración no exclusiva de los consagrados a Dios, sino una práctica
de oración común para muchos laicos.
Históricamente,
los judíos han rezado en intervalos fijos a lo largo del día. El rey
David, quien se cree escribió los salmos, proclama:
“De
tarde, de mañana, al mediodía,
gimo y me lamento,
pero él escuchará mi clamor”. (Salmos 55, 18)
gimo y me lamento,
pero él escuchará mi clamor”. (Salmos 55, 18)
Incluso
el profeta Daniel parece haber rezado a intervalos específicos.
“Cuando
Daniel supo que el documento había sido firmado, entró en su casa. Esta tenía
en el piso superior unas ventanas que se abrían en dirección a Jerusalén, y
tres veces por día, él se ponía de rodillas, invocando y alabando a su Dios,
como lo había hecho antes” (Daniel 6, 11).
El
pueblo judío inició una tradición de rezar tres veces al día: mañana, tarde y
noche. Esto creció hasta desarrollar un programa de oraciones de salmos en
particular, ya que expresaban los múltiples deseos del corazón humano.
Jesús
aparece rezando los salmos en varias ocasiones, como en una de sus palabras más
famosas, del salmo 22, pronunciado desde la cruz: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué
me has abandonado?”.
Ya
que la mayoría de los primeros cristianos eran conversos del judaísmo,
continuaron con la tradición judía de rezar los salmos. Este tipo de oración se
mantuvo a medida que creció la Iglesia y, según señala el padre Timothy
Gallagher en su libro Praying the Liturgy of the Hours [Rezar la
Liturgia de las Horas]: “Por toda la Iglesia, en Palestina, Antioquía,
Constantinopla y África, los cristianos se reunían en sus iglesias dos veces al
día para rezar los salmos. Diariamente se reunían para los ‘himnos matinales y
nocturnos’”.
Más
tarde, esta tradición se extendió en los monasterios a rezar los salmos siete u
ocho veces al día, en un esfuerzo por vivir las palabras de san Pablo de “orar
sin cesar” (1 Tesalonicenses 5, 17). Esta tradición tiene la siguiente forma:
●Maitines (durante la noche, a menudo a medianoche); también llamados Vigilias o
Nocturnos (Oficio Nocturno)
●
Laudes u “Oración de la mañana” (al amanecer o a las 3 a.m.)
●
Prima u “Oración de la madrugada” (Primera Hora, en torno a las 6 a.m.)
●
Tercia u “Oración de Media mañana” (Tercera Hora, alrededor de las 9 a.m.)
●
Sexta u “Oración de Mediodía” (Sexta Hora, en torno al mediodía)
●
Nona u “Oración de Media Tarde” (Novena Hora, en torno a las 3 p.m.)
●
Vísperas u “Oración del Atardecer” (en torno a las 6 p.m.)
●
Completa u “Oración de la Noche” (antes de ir a dormir, normalmente a las 8
p.m. o 9 p.m.)
La
Iglesia extendió los 150 salmos a lo largo de estas horas y con el tiempo
terminó creando un ciclo de oración. Actualmente consiste en un Salterio
de cuatro semanas con el que se rezan todos los salmos en un periodo de cuatro
semanas (si se observan todas las “horas” de oración).
Los
monasterios contemplativos mantienen este ritmo de oración, mientras que los
sacerdotes u otros religiosos activos tienden a “agrupar” las horas juntas. Por
ejemplo, si un párroco tiene reuniones toda la tarde y noche, rezará la Oración
del Atardecer y la Oración de la Noche seguidas inmediatamente antes de
retirarse a dormir. El momento del día es menos importante para los que viven
en el mundo que para los hombres y mujeres enclaustrados, que acatan un ritmo
sagrado de oración y trabajo.
Desde
el Concilio Vaticano II, la Iglesia ha continuado fomentando esta práctica y
animado al laico a unirse a esta Liturgia.
“Procuren
los pastores de almas que las Horas principales, especialmente las Vísperas, se
celebren comunitariamente en la iglesia los domingos y fiestas más solemnes. Se
recomienda, asimismo, que los laicos recen el Oficio divino o con los
sacerdotes o reunidos entre sí e inclusive en particular” (Sacrosanctum
Concilium, 100).
Puede
resultar un poco confuso y complejo asumir la práctica de rezar la Liturgia de
las Horas. Mañana en otro
artículo les guiamos a través del rezo de la Liturgia de las Horas y
les ofrecemos una “guía para principiantes” que desmitificará esta oración
poderosa y habitual de la Iglesia
Philip Kosloski
Fuente:
Aleteia