"El reiki, el chamanismo, el tarot y la videncia, o la nueva era y similares son incompatibles con la auténtica espiritualidad cristiana, por lo que es preciso distinguir claramente estas realidades de una genuina experiencia cristiana"
Cada
dos años, el arzobispo de Pamplona y los obispos de las diócesis del País Vasco
suelen publicar una Carta Pastoral conjunta, que este año se ha publicado en Pentecostés (4 de junio), y no en Cuaresma o Pascua como era costumbre.
El
texto habla mucho de la importancia de la educación y la transmisión de
valores. Habla de “ un tiempo de encrucijada en lo que se refiere a la
transmisión de valores, cultura y tradición”.
En
la carta pastoral, los obispos desgranan algunos desafíos que se plantean hoy a
la educación, como la dignidad humana, la comunicación auténtica, la
afectividad y sexualidad, la ecología… y en último lugar sitúan lo que
denominan el desafío de la dimensión trascendente.
Además
de avisar de la indiferencia religiosa de gran parte de la población, comentan
“la proliferación de nuevas formas de espiritualidad”, entre las que citan, en
primer lugar, algunas que deben someterse a un serio discernimiento, según cada
variedad o modalidad, para no caer en el sincretismo: “algunas variedades de
yoga, de zen o de meditación oriental”.
En
segundo lugar, los prelados se refieren a otras formas de espiritualidad
radicalmente incompatibles con la fe: “el reiki, el chamanismo, el tarot y la
videncia, o la nueva era y similares son incompatibles con la auténtica
espiritualidad cristiana”.
Así se lee en el número
19 de la carta pastoral:
»La
dimensión trascendente de la persona precisa de un adecuado cuidado y
desarrollo. La relación con Dios, inscrita en el corazón humano, conocerle y
amarle llena de sentido la propia existencia y fundamenta la fraternidad humana
y el desarrollo de una sociedad y un mundo más justo y solidario.
»La
indiferencia religiosa puede hacer que no se valore adecuadamente la formación
religiosa e incluso que no se entienda que la asignatura de Religión,
libremente asumida, no es un elemento discordante en la tarea educativa, sino
que constituye un bien y forma parte de una educación verdaderamente integral.
»Asistimos
a la proliferación de nuevas formas de espiritualidad. Algunas variedades de
yoga, de zen o de meditación oriental y otras propuestas análogas de
armonización entre meditación cristiana y técnicas orientales “deberán ser
continuamente cribadas con un cuidadoso discernimiento de contenidos y de
métodos, para evitar la caída en un pernicioso sincretismo” [CONGREGACIÓN PARA
LA DOCTRINA DE LA FE, Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre algunos
aspectos de la meditación cristiana, 1989, n. 12].
»El
reiki, el chamanismo, el tarot y la videncia, o la nueva era y similares son
incompatibles con la auténtica espiritualidad cristiana, por lo que es preciso
distinguir claramente estas realidades de una genuina experiencia cristiana.
»En
la sociedad plural y secularizada en la que vivimos y desde la concepción
cristiana de la persona en la que creemos, entendemos que el misterio del ser
humano encuentra su sentido desde el misterio de Dios y se ilumina por el
acontecimiento de Jesús de Nazaret. Este misterio y este acontecimiento
iluminan la tarea de educar personas responsables, competentes, compasivas y comprometidas.
Fuente: ReL