La sangre y el cuchillo
llamaron al sacerdocio a Daniel Kim
Sucedió
en agosto de 2005, en Francia, la iglesia de la comunidad ecuménica de Taizé, delante de cientos de personas: una
mujer joven, rumana, saltó con un cuchillo chillando incoherencias, al parecer
por un trastorno psiquiátrico y apuñaló al anciano Hermano Roger Schutz,
fundador de esta comunidad, que murió enseguida.
Tenía
90 años y dejaba una comunidad de más de cien hermanos católicos,
ortodoxos y protestantes, llegados de 25 países distintos, que son anfitriones
cada año de miles y miles de jóvenes.
El
Hermano Roger no lo supo en vida, pero en ese mismo momento de su muerte
logró otra vocación para Dios: la de Daniel Kim, un joven que ahora, en
mayo, doce años después, acaba de ser ordenado sacerdote misionero en Estados
Unidos.
“Todo
el incidente tuvo lugar a 9 metros de donde yo estaba sentado”, recuerda Daniel
Kim, misionero de Maryknoll, que asistía a la oración ese día. “Ese momento me
empujó a la acción, a descubrir, a intentar explorar mi vocación de una forma
más profunda”. La muerte violenta del Hermano Roger le sacudió y le llevó
a su entrega sacerdotal.
Tenía
22 años y su madre había muerto en un accidente de tráfico varios años antes,
cuando iba aún al instituto. Precisamente, en el instituto le votaron como
“chico más tímido de la clase”.
Su
madre le había dejado como herencia una gran devoción por santa Teresita de
Lisieux, que precisamente es patrona de las misiones. “El caminito de
santa Teresa era la forma de glorificar a Dios que tenía mi madre”, recuerda.
La familia (con su padre y su hermano) vivían la fe en una parroquia coreana de
la diócesis de Orange, California.
En
la universidad cambió de carrera tres veces. Después, buscando el sentido
de su vida, su vocación, viajó a Europa, a ser peregrino y viajero durante
un semestre. Así llegó a Taizé ese verano y de la sangre y el cuchillo
llegó su vocación a servir a Dios radicalmente y conocerlo mejor.
Es
curioso que su hermano también encontrase un camino en un entorno de violencia:
fue capitán en el ejército norteamericano en Irak y hoy es policía especial
(SWAT) en California, casado y con tres hijos.
El
joven Daniel Kim se quedó estudiando Biblia en en Nemi, Italia. Allí
conoció a un misionero sacerdote de la congregación de Maryknoll, fundada
en 1911, hoy con misiones en 20 países. Cuando acabó su carrera de teología, en
2009 entró como seminarista en Maryknoll.
Un misionero refleja el
amor de Dios
“Un
sacerdote misionero es alguien que refleja el amor de Dios sirviendo y
esforzándose por ser la mejor versión de sí mismo e inspirando a otros la
versión mejor de ellos mismos”, explica en el boletín de la congregación.
Durante
dos años estuvo en Taiwán y en China continental estudiando chino mandarín y
aprendiendo de otros misioneros veteranos. De ellos le impresionó “cómo
diseminan el poder sanador del amor de Dios a la gente que sirven, sobre
todo a los que la sociedad etiqueta como inadaptados”.
En
Taiwán, por ejemplo, trabajó con inmigrantes pobres llegados de Vietnam.
Después, en Estados Unidos, siguió colaborando en una parroquia china, y
ya como diácono bautizaba, llevaba la comunión a enfermos y trabajaba con
jóvenes.
Oración
contemplativa
Dice
que la oración contemplativa le sintoniza con las indicaciones del Espíritu
Santo. Fue ordenado como sacerdote el 21 de mayo en la casa de los misioneros
en Ossining, Nueva York.
Él,
que había sido el “chico más tímido de la clase”, es ahora un misionero con
ganas de anunciar el evangelio en inglés, en chino o en coreano, allí donde se
le envíe.
Artículo publicado
originalmente por Religión en Libertad
Fuente:
Aleteia