Satanás quiso impedir que
celebrara misa e incendió su dormitorio
El
Santo Cura de Ars nació en Francia en el año 1786. Fue un gran predicador,
hacía muchas mortificaciones, fue un hombre de oración y caridad. Tenía un don
especial para la Confesión. Por eso, venían personas de diferentes lugares para
confesarse con él y escuchar sus santos consejos. Debido a su fructífero
trabajo pastoral fue nombrado Patrono de los Sacerdotes. También combatió
contra el maligno en varias ocasiones, inclusive en algunas no solo
espiritualmente.
En
una de ellas, mientras se preparaba para celebrar la Misa, un hombre le dijo
que su dormitorio se estaba incendiando. ¿Cuál fue su respuesta? “El Gruñón
está furioso. Cuando no consigue agarrar el pájaro, él quema su jaula”. Entregó
la llave para aquellos que iban ayudar a apagar el fuego. Sabía que Satanás
quería impedir la misa y no lo permitió.
Dios
premió su perseverancia delante de las pruebas con un poder extraordinario que
le permitía expulsar demonios de las personas poseídas.
Su
confianza en Dios y fe inamovible nos dan varias lecciones que pueden también
ayudarnos en nuestras luchas del día-a-día en nuestra caminata en esta tierra.
Sí, el mal existe; pero, Dios puede más… “¿Quién cómo Dios?”.
Verifique:
1.
No imagine que exista un lugar en la tierra donde podamos escapar de la lucha
contra el demonio; si tenemos la gracia de Dios, que nunca nos es negada,
podemos siempre triunfar.
2.
Como el buen soldado no tiene miedo del combate, así el buen cristiano no debe
tener miedo de la tentación. Todos los soldados son buenos en el campamento,
pero es en el campo de batalla que se ve la diferencia entre corajudos y
cobardes.
3.
El demonio tienta solamente las almas que quieren salir del pecado y aquellas
que están en estado de gracia. Las otras ya le pertenecen, no precisa
tentarlas.
4.
Una Santa se quejó a Jesús después de la tentación, preguntando a Él: “¿dónde
estabas, mi Jesús adorable, durante esta horrible tempestad?” A lo que Él le
respondió: “Yo estaba bien en medio de su corazón, encantado en verla luchar”.
5.
Un cristiano debe siempre estar listo para el combate. Como en tiempo de
guerra, tiene siempre centinelas aquí y allí para ver si el enemigo se
aproxima. De la misma manera, debemos estar atentos para ver si el enemigo no
está preparándonos trampas y, si él viene a tomarnos de sorpresa…
6.
Tres cosas son absolutamente necesarias contra la tentación: la Oración, para
aclararnos; los Sacramentos, para fortalecernos; y la Vigilancia para
preservarnos..
7.
Con nuestros instintos la lucha es raramente de igual a igual: o nuestros
instintos nos gobiernan o nosotros gobernamos nuestros instintos. ¡Cómo es
triste dejarse llevar por los instintos! Un Cristiano es un noble; él debe,
como un gran señor, mandar en sus vasallos.
8.
Nuestro Ángel de la Guarda está siempre a nuestro lado, con la pluma en la mano,
para escribir nuestras victorias. Precisamos decir todas las mañanas: “Vamos,
mi alma, trabajemos para ganar el Cielo”.
9.
El demonio deja bien tranquilo los malos Cristianos; nadie se preocupa con
ellos, mas contra aquellos que hacen el bien él suscita mil calumnias, mil
ofensas.
10.
La Señal de la Cruz es temida por el demonio porque es por la Cruz que
escapamos de él. Es preciso hacer la Señal de la Cruz con mucho respeto.
Comenzamos por la cabeza: es el principal, la creación, el Padre; después el
corazón: el amor, la vida, la redención, el Hijo; por último, los hombros: la
fuerza, el Espíritu Santo. Todo nos recuerda la Cruz. Nosotros mismos somos
hechos en forma de Cruz.
Por el
Profesor Felipe Aquino
Gaudium Press