Francisco
recuerda a las víctimas de Burkina Faso, España y Finlandia y anima a pedir a
la Virgen una fe fuerte, al rezar el Ángelus en el Vaticano
“En
nuestro corazón llevamos el dolor por los actos terroristas que en los últimos
días han causado numerosas víctimas, en Burkina Faso, España, Finlandia,…
Recemos por todos los difuntos, por los heridos y por sus familiares. Y
supliquemos al Señor, Dios de misericordia y de paz, que libere al mundo de
esta inhumana violencia”. Fue la dramática petición del papa Francisco este
domingo al rezar la oración mariana del Ángelus desde la ventana del Palacio
Apostólico ante los fieles presentes en la plaza de san Pedro del Vaticano.
“Recemos
juntos en silencio”, pidió antes de dejar un breve silencio y de rezar un Ave
María a la Virgen por la paz. Pocas horas antes, Francisco tuiteaba también:
“Rezo por todas las víctimas de los atentados de estos días. ¡Que la violencia
ciega del terrorismo no encuentre lugar en el mundo!”.
Antes
del Ángelus, el Papa animó a pedir a la Virgen una fe fuerte como la de la
mujer cananea del Evangelio de este domingo 20 de agosto.
Ese
relato evangélico de Mateo presenta el encuentro de Jesús con una mujer humilde
y pagana, o como dijera el Papa, “una extranjera respecto a los judíos” que
implora al Maestro que sane a su hija, y ante quien el Señor “se muestra
aparentemente distante”.
El
Pontífice resaltó con este episodio la fuerza interior de esta mujer, y con
ella, su fe, y en general destacó la fuerza de las mujeres. “Con su fuerza son
capaces de obtener cosas grandes”, constató.
Todos
necesitamos crecer en la fe y fortalecer nuestra confianza en Jesús, quien
puede ayudarnos a encontrar la vía aun cuando hemos perdido la brújula de
nuestro camino, dijo el Papa.
Francisco
señaló como importante la necesidad de alimentar día a día nuestra fe, “con la
escucha atenta de la Palabra de Dios, con la celebración de los sacramentos,
con la oración personal como ‘grito’ hacia Él, y con actitudes concretas de
caridad hacia el prójimo”.
Radio Vaticano
Fuente: Aleteia