El
beato Francisco Javier Seelos nos ofrece una guía simple
Desde
una edad temprana, Francisco Seelos manifestó su deseo de entrar en la vida
religiosa y hacerse sacerdote. Un día, cuando su madre leía la vida de san
Fransico Javier, el pequeño Francisco declaró tajantemente: “Algún día seré un
segundo Francisco Javier”.
Seelos
fue un joven estudioso que sobresalió en la escuela y terminó siendo aceptado
en la Universidad Royal Ludwig Maximilian en Múnich, donde estudió Filosofía.
En su tercer año allí empezó sus estudios de Teología, pero entonces volvió a
sentir la vocación al sacerdocio.
Fue
consciente de la urgente necesidad de sacerdotes misioneros en Estados Unidos
que pudieran atender las necesidades de los innumerables inmigrantes alemanes.
En este punto, decidió unirse a la Congregación del Santísimo Redentor (redentoristas)
y aventurarse hacia Estados Unidos.
Fue
aceptado por los redentoristas el 22 de noviembre de 1842 y poco después, el 20
de abril de 1843, se embarcó hacia Nueva York. Con gran parte de su educación
teológica completada, Seelos fue ordenado sacerdote poco más de un año más
tarde, en 1844.
En
1845, el padre Seelos fue transferido a la parroquia de Santa Filomena en
Pittsburgh, que dirigía nada menos que san Juan Neumann. Durante los siguientes
seis años, Seelos trabajaría codo con codo con el humilde sacerdote y servirían
a los trabajadores inmigrantes alemanes.
Escribió
sobre la experiencia de trabajar con un santo viviente: “Yo era su subordinado, pero era más como un hijo
que necesitaba ayuda (…); por encima de todo, el ejemplo de sus virtudes sigue
vívido en mi memoria, su tierna modestia, su gran humildad y su insuperable
paciencia”.
Entonces,
san Juan Neumann fue designado obispo de Philadelphia y el padre Seelos asumió
la responsabilidad de Santa Filomena como pastor y maestro de novicios.
Después
de trabajar en Pittsburgh, Seelos fue transferido a Maryland, donde fue
nombrado pastor de San Alfonso en Baltimore. Por entonces, el padre Seelos se
hizo famoso por su santidad.
El sitio web para la causa de su canonización explica cómo “su disponibilidad y su innata
amabilidad a la hora de entender y responder a las necesidades de los fieles
rápidamente le hicieron famoso como experto confesor y director
espiritual”. Los penitentes buscaban su consejo tanto que estaban
dispuestos a esperar colas de tres horas para recibir de él el sacramento de la
confesión.
Una
de sus actividades favoritas era enseñar a niños pequeños, algo que
él consideraba vital para el futuro de cualquier comunidad parroquial.
Después
de Baltimore, Seelos sirvió en parroquias de Cumberland y Annapolis. También
era prefecto de estudiantes con los redentoristas y ayudaba a formar a futuros
sacerdotes que ejercerían su ministerio en EE.UU. Según Franciscan
Media, “durante la Guerra Civil, fue a Washington, D. C., y solicitó al
presidente Lincoln que esos estudiantes no fueran reclutados para el servicio
militar, aunque con el tiempo algunos sí lo fueron”
El
padre Seelos terminó convirtiéndose en predicador itinerante
después de rechazar una propuesta para ser el próximo obispo de Pittsburgh.
Sirvió a comunidades alemanas en Connecticut, Illinois, Míchigan, Misuri, Nueva
Jersey, Nueva York, Ohio, Pensilvania, Rhode Island y Wisconsin. Tuvo un puesto
breve en Detroit, Míchigan, pero luego fue asignado a una parroquia en Nueva
Orleans.
Sirvió
con gran fervor en la parroquia de Santa María de la Asunción, pero resultó ser
su último encargo. El padre Seelos contrajo la fiebre amarilla después
de atender a personas con la enfermedad.Murió el 4 de octubre de 1867 con
48 años.
El
padre Seelos era conocido por su humildad, simplicidad y generosidad. También
escribió “10 consejos prácticos para alcanzar la santidad”, que aparecen en el sitio web para su canonización:
1. Ve a misa con la devoción más profunda.
2. Dedica media hora a reflexionar sobre tu principal
debilidad y comprométete a evitarla.
3. Haz una lectura espiritual durante al menos 15 minutos
al día, si no puedes media hora.
4. Di el Rosario todos los días.
5. También diariamente, si es posible, visita el Santo
Sacramento; y al llegar la noche, medita sobre la Pasión de Cristo durante
media hora.
6. Concluye el día con una oración nocturna y un examen
de conciencia sobre todos tus fallos y pecados del día.
7. Todos los meses haz una revisión del mes en confesión.
8. Escoge un santo patrón especial cada mes e imita
alguna virtud especial de ese patrón.
9. Precede toda gran fiesta con una novena, es decir,
nueve días de devoción.
10. Intenta empezar y terminar toda actividad con un ‘Ave
María’.
El
padre Seelos fue beatificado en el año 2000 por el papa Juan Pablo II y su día
festivo es el 5 de octubre.
Philip Kosloski
Fuente: Aleteia