El Santo Padre afirmó que
es el Espíritu Santo el que otorga discernimiento y por eso habló de la necesidad
de “ser conscientes de tal gran don”, del cual “con gran gratitud somos
perennes servidores”
En
una audiencia con los obispos nombrados en el último año, el Papa Francisco les
advirtió que no pueden ser protagonistas ni narcisistas, sino que tienen que
dar un auténtico testimonio de Dios.
Su
misión “no es llevar ideas o proyectos propios, ni soluciones abstractas
ideadas por quien considera la Iglesia un
huerto en su casa, sino humildemente, sin protagonismos o narcisismos, ofrecer
vuestro testimonio concreto de unión con Dios, sirviendo al Evangelio que va
cultivado y ayudado a crecer en esa situación específica”.
Además,
recordó que el hombre “continúa gritando la necesidad de ser ayudado a afrontar
las dramáticas cuestiones que lo atormentan, de ser paternalmente guiado en el
recorrido no obvio que lo desafía, de ser iniciado en el misterio de la propia
búsqueda de vida y felicidad”.
El
Santo Padre afirmó que es el Espíritu Santo el que otorga discernimiento y por
eso habló de la necesidad de “ser conscientes de tal gran don”, del cual “con
gran gratitud somos perennes servidores”.
“Solo
quien es guiado por Dios tiene el título y la autoridad para ser propuesto como
guía de los demás. Puede administrar y hacer crecer en el discernimiento solo a
quien tiene familiaridad con este maestro interior que, como una brújula,
ofrece los criterios para distinguir, para sí y los demás, los tiempos de Dios
y de su gracia”.
El
Papa manifestó que el obispo “no puede dar por descontado la posesión de un don
tan alto y trascendente como si fuese un derecho adquirido, sin decaer en un
ministerio privado de fecundidad”. “Es necesario continuamente implorarlo como
condición primaria para iluminar cada sabiduría humana, existencial,
psicológica, sociológica, moral de
la que servirnos en la tarea de discernir las vías de Dios para la salvación de
aquellos que nos han sido confiados”.
Francisco,
resumió este aspecto explicando que “el discernimiento nada en el corazón y en
la mente del obispo a través de su oración, cuando pone en contacto a las
personas y las situaciones que les confía la Palabra pronunciada por el
Espíritu”.
Pero
este discernimiento es siempre “una acción comunitaria que no prescinde del
parecer de sus presbíteros y diáconos, del pueblo de Dios y de todos los que
pueden ofrecerle una contribución útil”.
Otro
de los consejos que ofreció fue “cultivar una actitud de escucha, creciendo en
la libertad de renunciar al propio punto de vista (cuando se muestra parcial e
insuficiente) para asumir el de Dios”.
Por
tanto, “discernir significa humildad y obediencia” y es un “remedio al
inmovilismo del ‘si está siempre hecho así’ o del ‘tomemos tiempo’”. “No os
dejéis aprisionar por la nostalgia de poder tener una sola respuesta a aplicar
en todos los casos”.
También
les pidió tener “una delicadeza especial con la cultura y la religiosidad del
pueblo”. “Un carisma, donado a la comunidad de los creyentes, no puede no ser
reconocido, interpelado o recogido en el camino ordinario del discernimiento de
los Pastores”.
Francisco
les exhortó a prestar especial atención a los jóvenes, las familias y los
sacerdotes, así como a “aquellos que tienen la posibilidad de guiar la
sociedad” para que encuentren en ellos “el buen testimonio” de la Palabra de
Dios.
Por Álvaro de Juana
Fuente: ACI Prensa