Estos nombres para María no son los que normalmente
dedicarías a tu Madre
El título más antiguo para la Santísima
Virgen María es simplemente el de ‘Madre’. Era el nombre que Jesús usaba y el
mismo que los cristianos han usado desde entonces. El nombre de ‘Madre’
describe el papel de María en nuestras vidas como madre espiritual que nos
vigila y cuida de nosotros en nuestra necesidad.
Sin embargo,
a lo largo de los siglos, santos, obispos y papas en la Iglesia le han dedicado
toda una letanía de nombres, como puede verse en la tradicional Letanía
de Loreto. Estos nombres, normalmente, se explican por sí mismos y
tienen sentido por lo general. Pero luego existen otros títulos que uno no
esperaría para la Virgen María. Por ejemplo, ¿por qué se compara a María con
una torre? ¿O con un vellocino?
A
continuación puedes leer cinco de estos títulos junto a una breve explicación
que, esperamos, arroje algo de luz sobre estos nombres menos conocidos para la
Santísima Virgen María.
Torre
de David
La primera mención a este título aparece en
el Cantar de Salomón, donde Dios es representado como un amante que describe la
belleza de su amada. Aquí encontramos: “Tu cuello es como la torre de David,
construida con piedras talladas: de ella cuelgan mil escudos, toda clase de
armaduras de guerreros” (Cantar de los Cantares 4, 4). María a menudo es
considerada un símbolo de la Iglesia, la esposa de Cristo, así que el título
señala primero hacia este aspecto espiritual de la función de María en la
historia de la salvación.
En segundo
lugar, el rey David construyó una torre en la ciudad de Jerusalén para proteger
al pueblo de los asaltos enemigos. María es una madre protectora y hará lo que
tenga que hacer para defender a sus hijos espirituales. Es una fortaleza, un
lugar de refugio durante la guerra de nuestra alma. El título nos anima a
acercarnos a ella para buscar protección y ver en su imagen a la perfecta
esposa de Cristo.
Torre
de marfil
De nuevo una torre, pero esta vez es de
marfil. De nuevo, este título aparece por primera vez en el Cantar de los
Cantares en un escenario similar. Dios habla de nuevo a su amada: “Tu cuello es
como una torre de marfil” (Cantar de los Cantares 7, 4). El marfil es blanco y
se relaciona con la identificación de María como la “Inmaculada Concepción”.
Ella es la que fue preservada de toda mácula de pecado y es la esposa pura de
Cristo. Este título nos recuerda la pureza de María y nos insta a imitar su
fidelidad total a Dios.
Lucero
del alba
La estrella de la mañana es conocida por
ser la última estrella en el cielo antes de que salga en sol. El cardenal
John Henry Newman explica que es “un privilegio de María el ser
la Estrella de la Mañana, la Estrella que anuncia el Sol. Ella no brilla por sí
misma, ni con luz propia, sino que es un reflejo de su Redentor y el nuestro,
lo glorifica.
Cuando ella
aparece en la oscuridad, sabemos que Él está a las puertas. Él es el Alfa y la
Omega, el Primero y el Último, el Principio y el Fin. Él viene pronto, y trae
con Él su salario, para dar a cada uno según sus trabajos. ‘Sí, Yo vengo
pronto. Amén. Ven, Señor Jesús’”. Esto nos enseña que nosotros también estamos
llamados a ser heraldos de la luz de Cristo y a señalar siempre al Sol que
nunca se pone.
Destructora
de herejías
Según el padre
Paul Scalia, “En [su carta encíclica] Pascendi dominici gregis, el
papa Pío X invoca a la Santísima Virgen María con el título de Destructora de
todas las herejías. Escogió este curioso apelativo para la amable y dulce dama
de Nazaret de la Misa de la Santa Virgen María. El título tenía un significado
especial en Pascendi, que fue escrito en 1911 contra el
modernismo, un ‘conjunto de todas las herejías’. Frente a aquella crisis, era
apropiado recurrir a la Destructora de todas las herejías”.
Del libro de
Génesis muchos han interpretado a María como la que fue anunciada que
aplastaría la cabeza de la serpiente, al diablo, y ya que la herejía (o
cualquier falsedad) viene directa de la boca de Satán, María es considerada
como la que puede destruir las herejías. Así recordamos que María es nuestra
protectora frente a las herejías y quien nos guía hacia la verdad.
Vellocino
de lluvia celestial
En un comentario
sobre los Salmos, John Mason Neale escribe: “Ciertamente, digo, a María se
la compara con un vellocino, ya que de su fruto se teje la prenda de la
salvación para los pueblos. [El pasaje evoca a Gedeón, pidiendo la
lluvia sobre el vellocino, como signo de que Dios está de su parte,
en Jueces 6, 36-40. N.d.e.].
María es de verdad un vellocino, puesto que
de su suave seno surgió el Cordero, Quien llevando la lana de Su Madre, es
decir, la carne, cubre las heridas de todas las naciones con un delicado
vellocino. Ya que la herida de todo pecado está vendada con la lana de Cristo,
instigada con la Sangre de Cristo; y, para recuperar la salud, es cubierta con
el atuendo de Cristo”.
Además, María es considerada como un puro
vellocino sobre el que descendió Jesús en la Anunciación, “los salmos dicen
‘Sea Él como lluvia que cae sobre el vellón’ [Salmos 72, 6], es decir, gentil e
imperceptiblemente Él bajará a la Virgen, porque Él vendrá con toda humildad y
mansedumbre”. Este título nos devuelve a la mente la pureza de María y evoca la
dulzura de la Anunciación y cómo Dios vino a morar entre nosotros.
Philip Kosloski
Fuente: Aleteia