El Pontífice encontró a
una delegación del Consejo Metodista Mundial
“Somos
hermanos que, después de un largo distanciamiento, están contentos de volver a encontrarse y
redescubrirse uno al otro, de caminar juntos, abriendo generosamente el corazón
al otro”, expresó el papa Francisco este jueves 19 de octubre de 2017
en la Sala del Consistorio al recibir a una delegación del Consejo
Metodista Mundial.
“Así
proseguimos, sabiendo que este camino ha sido bendecido por el Señor: por
Él ha comenzado y a Él se dirige”, agregó, con motivo del 50 aniversario
del inicio del diálogo teológico metodista-católico.
El
Papa aplaudió la conciencia de la necesidad de diálogo tras el Concilio
Vaticano II, que “sigue exhortando a tender a un conocimiento más profundo
y a una apreciación más justa entre los cristianos de diferentes
confesiones”.
El
diálogo “con amor a la verdad, con caridad y con humildad”. Así, indicó que el
“diálogo verdadero anima “constantemente a encontrarnos con humildad y
sinceridad, deseosos de aprender unos de otros, sin irenismos y sin
fingimientos”.
El
Consejo fundado en 1881 reúne alrededor de 75 millones de fieles en el mundo.
Los cristianos metodistas sostuvieron que para alcanzar la Salvación eterna hay
que seguir métodos rígidos.
Cinco
décadas de diálogo que ‘liberan’, gracias a Dios, porque, “de alguna manera,
podemos proclamar que hemos sido liberados de la esclavitud de la extrañeza y
la sospecha mutua”, dijo el Papa al citar el libro de Levítico donde el Señor
“anuncia el quincuagésimo año como un año especial, que prevé, entre otras
cosas, la liberación de los esclavos”.
A
través del “diálogo paciente y fraterno podemos decirnos realmente
unos a otros las palabras del apóstol Pablo: ‘ya no sois extraños’; (Ef 2,
19)” no en el corazón, pero tampoco en la pertenencia al Señor.
El
Papa indicó el bautismo como punto de pertenencia al Señor y en “una
fraternidad real”. “Sí, somos y nos sentimos “familia de Dios”.
Entretanto,
el Pontífice se detuvo en el documento común entre católicos y metodistas que
habla precisamente de la santidad, como otro horizonte común.
De
esta forma, rememoró el fundador de la Iglesia metódista, John Wesley, que “quería
ayudar al prójimo a vivir una vida santa”.
“Su
ejemplo – continuó – y sus palabras animan a muchos a dedicarse a las Sagradas
Escrituras y a la oración para aprender a conocer a Jesucristo”.
La
Iglesia metodista se expandió principalmente en Estados Unidos y Reino Unido y
encontró muchos fieles entre los pobres, los obreros y las personas marginadas
socialmente.
“Cuando
entrevemos signos de una vida santa en los demás, cuando reconocemos la acción
del Espíritu Santo en otras confesiones cristianas, no podemos por menos que
alegrarnos”, manifestó Francisco.
“Es
hermoso ver cómo el Señor siembra ampliamente sus dones, es bueno ver a los
hermanos y hermanas que abrazan en Jesús nuestra misma razón de vivir”,
constató.
Francisco
en otras ocasiones ha pedido que los cristianos trabajen juntos por la acogida,
la integración de los migrantes y refugiados.
Igualmente,
aseguro: “La fe se hace tangible sobre todo cuando se concreta en el amor, en
particular en el servicio a los pobres y marginados”, constató.
“Cuando
católicos y metodistas acompañamos y levantamos juntos a los débiles y los
marginados – aquellos que, a pesar de vivir en nuestras sociedades, se
sienten lejanos, extranjeros, extraños – respondemos a la invitación del
Señor”.
Asimismo,
propuso una mirada hacia el futuro en las relaciones entre católicos y
metodistas, más allá de los cincuenta años, bajo la certeza de que “no podemos
crecer en la santidad sin crecer en una comunión mayor”.
“Esta
es la senda que se abre ante el camino con la nueva fase de diálogo que está a
punto de iniciar sobre el tema de la reconciliación”.
“No
podemos hablar de oración y de caridad si, juntos, no rezamos y no trabajamos
por la reconciliación y la plena comunión entre nosotros”, aseguró.
“¡Que
vuestro trabajo sobre la reconciliación sea un don, y no sólo
para nuestras comunidades sino para el mundo! ¡Que sea un estímulo para que
todos los cristianos sean ministros de la reconciliación!”.
“Es
el Espíritu de Dios el que obra el milagro de la unidad reconciliada. Y lo hace
con su estilo, como lo hizo en Pentecostés, suscitando diferentes carismas
y recomponiendo todo en una unidad, que no es uniformidad, sino comunión”.
Por
lo tanto, explicó que “es necesario” que católicos y metodistas estén “juntos
como los discípulos esperando al Espíritu, como hermanos en camino”.
El
Papa agradeció a la Comisión de diálogo el trabajo “ya realizado y el futuro y
al Consejo Metodista Mundial el continuo apoyo al diálogo”.
“La
bendición de estos últimos cincuenta años radica en la gracia que hemos descubierto los
unos en los otros y que ha enriquecido a ambas comunidades”.
Francisco
manifestó que el trabajo del diálogo no ha terminado y se necesita seguir
caminando para mirar hacia adelante.
En
alusión a la misa en común, que hoy no es posible, afirmó: “Hemos aprendido a
reconocernos hermanos y hermanas en Cristo; ahora es el momento de prepararnos,
con esperanza humilde y esfuerzo concreto, a ese pleno reconocimiento que
tendrá lugar con la ayuda de Dios cuando finalmente podamos encontrarnos juntos
en la fracción del Pan”.
Por
último, el Papa les invitó a rezar por la comunión plena entre ambas
iglesias “pidiéndole al Padre el pan de cada día que sostenga nuestro camino:
Padre nuestro…”
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente:
Aleteia