Presentación del
acontecimiento en el Vaticano
El
misionero nunca está solo y la misión es inseparable de la oración. Esto es lo
que los ponentes nos recordaron en la presentación de la 91ª Jornada misionera
mundial, que ha tenido lugar el 20 de octubre de 2017. El tema del mensaje del
Papa Francisco para esta jornada celebrada como cada año el penúltimo domingo
de octubre (22 octubre), es “La misión en el corazón de la fe cristiana”.
El
cardenal Fernando Filoni, prefecto de la Congregación para la evangelización de
los pueblos, ha recordado la importancia de la “espiritualidad”, sin la cual
“corremos el riesgo de hacer una actividad social importante, buena, pero…esta
actividad tiene un alma, y esta alma se alimenta de la oración”.
La
fe cristiana, ha añadido, nace del mandato de Jesús a sus discípulos: “Id, bautizad…”
Y continúa estando presente en esta obra misionera. Por eso, fundamentalmente, el
misionero nunca está solo”.
Comentando
el mensaje del Papa para esta Jornada, el cardenal ha recordado que el
fundamento de la misión es la de “llevar a Jesús como camino, verdad y vida. Si
esto no se cumple, podríamos estar en una fase de ideología, de una cierta
enseñanza, pero no de un mecanismo querido por Jesús que es el de la salvación,
de la santificación, de la gracia y del bien del hombre”. Además, “el corazón
de la misión es este encuentro de Cristo, al cual todo hombre tiene derecho” y
“la actitud vital para la misión es una dimensión de éxodo…de éxodo continuo”.
El
Padre Tadeusz Nowak, secretario general de la obra pontificia misionera de la
Propagación de la fe, ha afirmado en cuanto a él que “la misión de la Iglesia
no es un deber solamente para los sacerdotes o los religiosos. Todos nosotros,
cristianos, a través del Bautismo y con la fe, estamos llamados a vivir y a
proclamar el Evangelio para nuestra vida, para hacer encontrar a Cristo vivo a
los otros. Es un deber muy importante para los laicos”.
Mons.
Protase Rugambwa, presidente de las Obras Pontificias Misionales, ha advertido
contra el proselitismo que consiste “en mostrar una cara con intención de
conquistar a alguien”. La verdadera misión, es “la vida, el testimonio que atrae…la
religión debe “atraer” por la manera de hacer y de vivir del creyente”.
12.5 millones más
La
agencia vaticana Fides ha publicado un Dossier estadístico ofreciendo un
panorama de la Iglesia en el mundo con motivo de esta Jornada mundial. Constata
que “el número de católicos aumenta en el mundo. Son cerca de 1,3 mil millones
es decir 17,7 % de la población mundial…el número de bautizados es superior de
12,5 millones en relación al año anterior (2014)”
Según
el Dossier, en África viven 1,1 mil millones de personas de las cuales 19,42 %
católicos (222 millones), con un aumento del 0,12 %. En América, 982,2 millones
de habitantes, de los cuales el 63,6 % son católicos (625 millones) con
una disminución del 0,08 %. En Asia con 4,3 mil millones de habitantes, los
católicos representan el 3,24 % de la población (141 millones), lo que
constituye un dato estable. En Europa, si la población aumenta en (716
millones), el número de católicos, 39,87 % de la población, disminuye por
segundo año consecutivo. En Oceanía, viven 38,7 millones de personas de las cuales el
26,36 % católicos (10,2 millones) en aumento de 0,24 % en relación al año
anterior.
La
Iglesia Católica administra 216.548 institutos escolares por el mundo,
frecuentados por más de 60 millones de alumnos; 5,5 millones de jóvenes son
seguidos por institutos católicos a lo largo de sus estudios en los colegios y
Universidades; Finalmente, unos 118.000 institutos sociales y caritativos
católicos – hospitales, leproserías, orfanatos, residencias de ancianos – están
presentes por todo el mundo.
Fides
publica igualmente un vídeo en italiano y en inglés, para conmemorar el 90
aniversario de la proclamación de Santa Teresa de Lisieux como patrona de las
misiones (14 de diciembre de 1927) por Pio XI: “Hoy, explica el Padre Ryszard
Szmydki, subsecretario de la Congregación para la evangelización de los
pueblos, las monjas de clausura son como un corazón que bombea la sangre, es
decir la caridad de Cristo, en todo el organismo de la Iglesia universal. Por
lo tanto, su amor llega a todas las misiones y a todos los misioneros, que son
las manos que bautizan o los brazos que acogen a los pobres y a los que sufren.
Si el corazón no bombeara la sangre, el organismo muere.
(C) Librera Editorial
Vaticano
Raquel Anillo
Fuente:
Zenit