Es
la montaña emblemática de Barcelona
Si
bien la Sagrada Familia de Gaudí es un símbolo inequívoco de la ciudad de
Barcelona, la montaña y el templo del Tibidabo son lo primero que se ve al
llegar a la ciudad, ya sea en barco, avión o transporte terrestre.
Este
templo, custodiado por los salesianos, está al lado de un parque de
atracciones, y es un Templo Nacional Expiatorio, con la misión de propagar la
idea de reparar los pecados del mundo, tal y como nos cuenta el salesiano
Francesc Riu: “La humanidad está herida y aquí rezamos”.
“Es
un templo en el que a través de la oración se expían los pecados del mundo: la
humanidad es pecadora. Oramos por los pecados del mundo, siempre”, añade
mientras nos enseña el Viacrucis de alabastro pintado en la cripta.
Y
rezan. Mucho, día y noche, pues es también aquí donde desde hace 50 años existe
la Adoración Perpetua –día y noche–, que empezó de un modo oficial el 31 de
Diciembre de 1951, como preparación al Congreso Eucarístico Internacional de
Barcelona.
Fue
una de las últimas fundaciones de san Juan Bosco, fundador de los salesianos,
que viajó de Italia a Barcelona invitado por la mecenas Dorotea de Chopitea, la
católica chilena afincada en Cataluña que corrió con los gastos de la
construcción de las obras salesianas en Barcelona. Ella misma edificó una
pequeña ermita, que todavía se conserva y que es el origen del templo, que
nació para “contrarrestar” un hotel-casino que según los rumores se construiría
en la zona.
El
espíritu de expiación fue como el origen y razón de ser de la devoción al
Corazón de Jesús. De hecho, este templo tiene un enorme Sagrado Corazón en la
parte superior.
El
Tibidabo toma ejemplo de Montmartre, el Templo Expiatorio Francés que nació
para expiar sobre todo con la Eucaristía.
¿De dónde sale este nombre?
Et
dixit illi haec tibi omnia dabo si cadens adoraveris me (Todo esto te daré si
te postras y me adoras) son las palabras que el Diablo profiere a Jesús, y que
recoge Mateo 4, 9. Una de las vitrinas en la iglesia principal del Templo del
Tibidabo muestra esta imagen, y lo que se ve es la ciudad de Barcelona a los
pies.
Relata
el padre Riu que mientras se dirigía a Barcelona, don Bosco en el tren de
carbón, escuchaba en su interior “tibi dabo” y no comprendía el porqué de esta
“voz”. Él, en su camino de Italia a Barcelona no sabía que existía esta
montaña, montaña que al final alberga una obra salesiana de gran significación.
El
Templo fue construido por el arquitecto Sagnier. Es de un estilo que combina
neobizantino, neorománico y neogótico. Se construyó entre 1902 y 1961.
La
idea entonces fue dedicarlo al Sagrado Corazón, advocación que estaba muy en
boga gracias al papa León XIII, emulando otros templos como el del Sacro Cuore
di Gesù de Roma o el Sacre-Coeur de París.
¿Una
curiosidad? Juan XXIII pulsó el botón que permitió que el Tibidabo se iluminara
de noche.
Miriam Díez Bosch
Fuente: Aleteia