La respuesta es sí, pero
¡No descuides estos 10 consejos!
El
mundo está acostumbrado a decir que la amistad entre un hombre y una mujer no
existe, que siempre habrá dobles intenciones, que tarde o temprano pasará algo
de índole físico…
Todo
este debate se incrementa al momento de plantear una amistad entre una mujer y
un sacerdote… muchas personas dirán que en ese escenario es aún más imposible.
Sin embargo, si somos cristianos tenemos ejemplos que comprueban lo contrario a
lo largo de la historia.
Ya Jesús nos mostró que la amistad entre un
hombre y una mujer sí es posible. Jesús fue el amigo por excelencia de
Magdalena, Marta, María, y ya en la historia de la iglesia podemos encontrar a
los icónicos Santa Clara de Asís con San Francisco de Asís y Santa Teresa de
Ávila con San Juan de la Cruz. Podemos cometer el error de pensar que estos
ejemplos quedaron solo como un recuerdo lejano, histórico; cuando, en realidad,
nosotros estamos llamados a hacer vida las enseñanzas de Jesús en el mundo de
hoy.
Ante
la pregunta: ¿es posible una amistad pura entre una mujer y un sacerdote?
La respuesta es SÍ. Lo sabemos, este tema puede ser un tanto tabú, pero
estamos llamados a ser luz en el mundo y es por ello que, si tú tienes una
amistad con un sacerdote, aquí te dejamos algunos consejos para llevar una
amistad según el corazón de Dios:
1)
Tener
a Cristo como centro de su amistad: si tú quieres tener una buena amistad
con un sacerdote, Jesús debe ser el centro. Solo teniéndolo a Él como base es
posible tener una amistad santa. Solo teniéndolo a Él, la alegría será el
principal elemento de su amistad.
2)
Tu
Amistad debe pasar por el filtro de la oración: da siempre gracias por toda
purificación en su amistad.
3)
No
olvides que tu principal ayuda es: rezar por su Ministerio Sacerdotal.
Cuida su vocación a través de la oración.
4)
Sé
prudente en tu trato, no olvides que es un Consagrado: Tu comportamiento le
debe ayudar a llevar una vida más alegre y santa.
5)
Respetar
sus agendas: como todo sacerdote, su principal misión es estar con la
feligresía, acompáñalo con tu oración constante. No pretendas adueñarte de él.
6)
Tenerlo
presente en la Santa Misa: tu amigo sacerdote necesita tu oración para que
su Ministerio sea santo.
7)
No juzgarlo: hay que ver más allá
del Sacerdote, ver la persona con debilidades y necesidades. Es una persona que
Dios ha llamado para servirle, pero sigue teniendo sus batallas. ¡No lo
olvides!
8)
Si
ves que falla, corrige con amor: en una amistad libre, se puede señalar
con caridad las fallas y ayudarse mutuamente a crecer en Santidad.
9)
Perdona
sus fallas: como se ha mencionado, él no es perfecto, sé el rostro
misericordioso de Dios en su vida. Busca siempre la reconciliación y la paz.
10)
Ten paciencia ante los cuestionamientos: Debes
tener en cuenta que la gente puede reaccionar negativamente a esa amistad. Pero
que eso no sea un impedimento para brindar amistad sincera y pura.
Es
normal que la gente pueda cuestionar, juzgar o incluso condenar una amistad con
un sacerdote, pero si tú estás clara que tu amistad es edificante, libre y
sincera, no debes tener miedo a los juicios. La amistad real vale todo por ser
defendida. Aunque el mundo o incluso personas de iglesia te digan que es
imposible que exista una amistad así, Jesús nos ha mostrado que la amistad
verdadera sí existe. Nosotros estamos llamados a ser reflejo de su vida.
Nuestros amigos sacerdotes necesitan de nuestra oración, fidelidad, lealtad,
cariño sincero y transparente.
Que
nuestra amistad y testimonio sea una Betania santa para ellos.
Por:
Lisseth Cruz Bonilla y Karla Estrada Navarro