Los trabajos de
restauración del edículo que aloja la tumba de Jesús han sacado a la luz datos
desconocidos
Trabajos de restauración en el Santo Sepulcro |
Después
de 10 meses y 6 millones de euros, la restauración del edículo que alberga
el Santo Sepulcro llegó a su fin hace exactamente un año.
Poco se ha dado a
conocer de los detalles de las obras; se sabe cómo ha sido afianzada la
estructura del Edículo que cubre la tumba, alterada después del paso de los
siglos, ¿pero en qué estado está la piedra original que acogió el cuerpo
de Jesucristo a la espera de la resurrección?.
La
profesora Cayetana Johnson, profesora de la Universidad San Dámaso y arqueóloga
en varios puntos de Tierra Santa, desvela que «debido a que la piedra de
la zona del Santo Sepulcro es una piedra muy blanda, muchas estructuras de la
basílica se han visto alteradas; por eso se dudaba de las condiciones en que
podía estar la piedra original donde fue colocado el cuerpo de Jesús».
Cayetana,
que el martes 31 de octubre dará una conferencia en San Dámaso sobre Arqueología
del Santo Sepulcro, cuenta que «cuando el equipo de investigación retiró la
piedra protectora más superficial, que data del siglo XVI, y la que hay justo
debajo, de la época de las Cruzadas, hasta llegar a la piedra original, no se
podían creer que estuviera en ese estado de conservación. No se había tocado
desde el siglo XVI, y estaba en perfectas condiciones. Que no se haya roto es
un hecho prodigioso, teniendo en cuenta la degradación de la piedra en toda esa
zona».
Cayetana
desvela además «un detalle muy bonito de la restauración: cuando los operarios
llegaron hasta la piedra original, olieron a flores. Yo misma pregunté el
verano pasado a algunos operarios que están trabajando en la restauración
de la Capilla de Santa Elena y ellos mismos me lo confirmaron».
Un poco de historia
Cayetana,
que cada verano participa en las excavaciones de Jasor, al norte del país, y en
Jerusalén, en la zona que se llama la Ciudad de David, enumera los avatares
históricos por los que ha pasado la tumba donde fue enterrado Jesús: «La zona
del Gólgota, extramuros de la ciudad, era una cantera y a la vez un lugar de
enterramiento, en el que las élites de Jerusalén construían allí su tumba. Después
de la Resurrección y de todo lo que pasó después, esa zona experimentó un
cambio.
Muchos
cristianos empezaron a peregrinar y ese lugar fue un lugar de culto
extraoficial, porque el cristianismo no formaba parte de las religiones
toleradas por el Imperio. De hecho, en el siglo II, el emperador Adriano visita
la región y decide levantar un templo a Afrodita en toda la zona del Calvario,
usando para ello sillares del templo de Jerusalén que había sido destruido en
el año 70. Eso supuso una contrariedad para todos esos cristianos que ya
estaban venerando esos lugares relacionados con la muerte y resurrección de
Jesús. Se les impedía así rezar allí; y a eso se sumó además una diáspora
masiva de los habitantes de la ciudad, a raíz de la revuelta de Bar Kojba entre
los años 132 y 135: muchos judíos y cristianos fueron expulsados y los lugares
santos quedaron abandonados durante años».
Tras
la restauración del cristianismo debido a Constantino, «de la mano de santa
Elena se recuperan muchos lugares cristianos. Fue ella la que decide tirar
abajo ese templo de Afrodita y levantar un edículo y la basílica en torno al
Santo Sepulcro». A partir de entonces, a pesar de los avatares de la historia,
de los incendios y de los desastres naturales, el Santo Sepulcro ha sido un
lugar privilegiado de peregrinación para cristianos y no cristianos de todo el
mundo.
El detalle del sudario
doblado
¿Por
qué Jesús fue enterrado en el interior de una roca? La profesora de San
Dámaso cuenta que «la tradición funeraria de los judíos procede de una
tradición anterior que se remonta ni más ni menos a la Edad de Cobre. Se
enterraba en roca madre, en cuevas o en tumbas excavadas directamente en la
roca. Esta roca madre se denomina en hebreo Adamá, que es lugar de donde
nace, es creado el hombre, de la tierra –de ahí la palabra Adán para
designar al primer hombre–: como el hombre es creado de Adamá, debe volver
en su muerte a Adamá. Por eso la costumbre era que en la tumba excavada en
la roca hubiera una primera sala que tenía una piedra que servía como pudridero
y ahí se dejaba el cuerpo durante un año. El cuerpo se vendaba y se ungía con
aceites perfumados».
Si
se dejaba durante un año, ¿entonces por qué volvió María Magdalena a la
tumba? Cayetana cuenta que «era habitual que los familiares del difunto
volvieran a los tres días. La razón es que se pensaba que al tercer día ese
cuerpo podía revivir; de hecho, en el Talmud –en el Tratado Semajot–, se
recogen los casos de personas que fallecieron y al tercer día volvieron a la
vida, uno de ellos para vivir después 25 años más. Por eso el difunto debía ser
envuelto de manera exquisita, por si acaso revivía. Si no había sido así a los
tres días, entendían que el alma ya había emprendido su camino, y entonces se
dejaba el cuerpo pudrir durante un año, a cuyo término se volvía para recoger
los huesos, depositarlos en un osario y dejarlos en un nicho en la misma
cueva».
Hay
otros detalles muy bonitos del momento de la resurrección de Jesús, como
el del sudario doblado en un sitio aparte, tal como narra el evangelio de San
Juan. «Es una costumbre rabínica –dice Cayetana–. Cuando estaba sentado a la
mesa con sus discípulos y se quería levantar para cualquier cosa y luego
volver, el rabino doblaba la servilleta, como indicando que la reunión no había
terminado y que iba a regresar. Lo mismo indica el sudario doblado: Volveré.
Es un simbolismo precioso».
Juan
Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Fuente:
Alfa y Omega