Y por qué solía ser un
popular regalo de bodas
Cuando
una persona está confinada en casa por cuestiones de salud, está postrada en la
cama o sufre alguna enfermedad grave, a los católicos se les enseña el deber de
llamar a un sacerdote.
Hace
décadas, el sacramento reservado para los muy enfermos o los moribundos era
conocido como Extremaunción o “últimas exequias”. Hoy se le conoce como Unción
de los enfermos y no se concede exclusivamente a los que están en el lecho de
muerte. Es uno de los siete sacramentos e invoca la ayuda divina de Dios para
quienes sufren físicamente.
En
los días en los que era habitual que las personas murieran en casa, surgió el
hábito de disponer a mano un crucifijo especial para la Unción de enfermos en
caso de visitas de emergencia de un sacerdote a un enfermo. Este tipo de
crucifijo, que se colgaba de la pared de la casa (normalmente sobre la cama),
contenía un compartimento oculto que se descubría deslizando el frontal de la
cruz hacia abajo.
Dentro
del compartimento había dos velas, una botellita de agua bendita y a veces un
pañuelo blanco.
El
propósito de este crucifijo especial —que todavía se fabrica hoy día— es
facilitar el ritual de la Unción de los enfermos, convirtiendo el espacio en
torno a la cama en un lugar sagrado para realizar el sacramento.
Curiosamente,
solía ser un regalo de bodas popular, destinado a presidir la cama de la pareja
casada, listo para usarse cuando un cónyuge necesitara una unción. Así
recordaba a la pareja su compromiso de permanecer fieles el uno al otro “en la
salud y en la enfermedad”.
Aquí
tenéis una breve instrucción sobre cómo prepararse para una visita de un
sacerdote a un hogar para celebrar la Unción de los enfermos.
Prepara una mesita
auxiliar junto a la cama
Puede
ser una mesita de noche o una mesita plegable fácil de mover. La mesa servirá
para disponer todos los diferentes elementos del ritual.
Coloca un paño blanco
sobre la mesa
Es
conveniente colocar un pañuelo blanco sobre la mesa, similar al lienzo blanco
que cubre el altar durante la misa. Si el enfermo está próximo a su muerte o ha
solicitado recibir la Sagrada Comunión como parte de la Unción, el sacerdote
traerá un pequeño recipiente, llamado portaviático, con una hostia eucarística
consagrada en su interior.
El
sacerdote colocará el portaviático sobre la mesa, de modo que el lienzo blanco
añadirá mayor reverencia y respeto al Rey de Reyes que está verdaderamente
presente en la hostia. (Es el mismo caso que cuando un Ministro Extraordinario
de la Sagrada Comunión trae la Eucaristía a una persona hospitalizada o
postrada en casa).
Instala el crucifijo sobre
la mesa
Un
crucifijo con compartimento oculto para la Unción de los enfermos está
construido de forma tal que, después de abierto, el frontal del crucifijo puede
instalarse verticalmente sobre una ranura en la base. Esto crea un punto focal
del sacramento que anima al enfermo a unir su sufrimiento con el de Cristo en
la cruz.
Enciende una vela a cada
lado del crucifijo
El
crucifijo incluye también otros dos huecos a cada lado de la cruz. Aquí se
colocan las velas que se encenderán cuando llegue el sacerdote. De nuevo, la
intención es imitar el altar de la misa, recordando a todos los presentes que
Cristo está de verdad presente en la hostia eucarística que el sacerdote trae
con él.
Otros artículos
(opcionales)
La
botella de agua bendita también puede colocarse sobre la mesa, aunque a menudo
el sacerdote traerá la suya propia. Se usa para bendecir a la persona enferma.
Después de que el sacerdote administre la unción con el Óleo de los enfermos
(que traerá el mismo sacerdote, del almacén de la parroquia de óleos
consagrados durante la Misa crismal de cada año, en un recipiente llamado
oliera), para lo que necesitará un pañuelo blanco o una bola de algodón para
limpiarse los dedos. (Algunos crucifijos contienen todos estos elementos,
aunque el sacerdote quizás venga ya preparado).
Otra
variación de este equipo de Unción a los enfermos incluye una campanita que se
coloca en la mesa para usar después de la confesión, para indicar así a los
seres queridos que pueden volver a la habitación.
El
crucifijo de Unción de los enfermos es una hermosa tradición que añade mayor
solemnidad a la ocasión y recuerda a todos los reunidos la presencia de Dios
entre ellos.
Philip
Kosloski
Fuente:
Aleteia