Reales o míticos, estos
demonios han sido utilizados en la literatura universal para poner
"rostro" al mal
En
la Biblia aparecen siete demonios. Cada uno tiene un nombre y están unidos a
cada uno de los pecados capitales. Para algunos, estos demonios son reales y
están detrás de cada uno de los pecados y problemas del hombre; para otros
estos demonios son algo simbólico y simplemente representarían el mal y
pondrían rostro a cada uno de estos pecados.
Reales
o simbólicos… lo cierto es que muchos de ellos han llenado páginas y páginas en
la literatura universal.
Asmodeo y la lujuria
Asmodeo
aparece en el libro de Tobías. La Biblia muestra su historia. El demonio
Asmodeo se enamora de Sarra, hija de Raguel, y cada vez que aquella contrae
matrimonio, mata al marido durante la noche de bodas.
Llega
a matar a siete hombres. Sarra se promete entonces a Tobías. Asmodeo quiere
matarle pero con la ayuda del arcángel Rafael consigue librarse de él. Tobías
toma un pez, le arranca el corazón, los riñones y el hígado, colocándolos sobre
brasas. Asmodeo no puede soportar los vapores así desprendidos, y huye a
Egipto, en donde Rafael lo encadena.
El
diablo Asmodeo está relacionado con la lujuria. Es el pecado de los
pensamientos posesivos hacia otra persona (los que Asmodeo tenía sobre Sarra) y
también está relacionado con todo tipo de compulsiones sexuales y adicciones al
sexo.
En
el arte Francisco de Goya lo representaría en el cuadro Asmodea.
Mammon y la avaricia
Mammon
es hijo de Lucifer y príncipe de los Infiernos. Aparece en el Nuevo Testamento
y será Mateo quien hable de él:
“No
os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen y donde
ladrones minan y hurtan, sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla
ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté
vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón […] Ninguno puede servir a
dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y
menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a Mammón”. Mateo 6, 19-21.24.2
Mammon
está unido a la avaricia, a la obsesión por las riquezas, pero también a la
deslealtad, a la traición para beneficio personal, al soborno, a los engaños o
la manipulación.
Benedicto
XVI hablaría de él en su homilía de la catedral de Velletri, (23 de septiembre
de 2007): “La palabra que usa el evangelio de Lucas 16.13, para decir
dinero – Mammona- es de origen fenicio y evoca seguridad económica y éxito en
los negocios. En definitiva -dice Jesús— hay que decidirse: “No podéis servir a
Dios y al dinero”. Por consiguiente es necesario una decisión fundamental para
elegir entre Dios y mammona, es preciso elegir entre la lógica del lucro como
criterio último de nuestra actividad y la lógica del compartir y de la
solidaridad”.
Belcebú y la Gula
Belcebú
etimológicamente significa “El Señor de las Moscas” y también era usado por los
hebreos para burlarse de los adoradores de Baal. Aparece lleno de moscas, con
rostro hinchado, con una cita de fuego, cornudo negro y amenazante, peludo y
con alas de murciélago.
Está
relacionado con el apetito desmedido a comer y beber. Aparece en numerosas
ocasiones en el Nuevo Testamento y es usado directamente como otro de los
hombres del demonio, un nuevo nombre de Satanás. (Mt. 12, 24-29; Lc. 11, 15-22).
El
Premio Nobel de Literatura en 1983 William Golding, escribió una novela alegórica
de la condición del hombre. La novela se titula El señor de las moscas (epíteto
de Belcebú). Su representación es similar a la que parece en la Biblia: La
cabeza de un jabalí clavada en una pica en un claro de un bosque y cortejada
por miles de moscas que revolotean a su alrededor mientras se va pudriendo.
Belfegor y la Pereza
El
nombre de Belfegor también está relacionado con una divinidad del tiempo
bíblico. Se trata de un dios asirio Baal-Peor que los moabitas adoraban en el
monte Fegor. Le llamaban el Baal del Monte Fegor y de ahí su nombre.
En
la Biblia aparecerá como “Baal el Peor”: “Moraba Israel en Sitim; y el
pueblo empezó a fornicar con las hijas de Moab, las cuales invitaban al pueblo
a los sacrificios de sus dioses; y el pueblo comió, y se inclinó a sus dioses.
Así acudió el pueblo a Baal-peor; y el furor de Yaveh se encendió contra
Israel. Y Yaveh dijo a Moisés: Toma a todos los príncipes del pueblo, y
ahórcalos ante Yaveh delante del sol, y el ardor de la ira de Yaveh se apartará
de Israel. Entonces Moisés dijo a los jueces de Israel: Matad cada uno a
aquellos de los vuestros que se han juntado con Baal-peor” (Números 25, 1-5)
Este
demonio está relacionado con la pereza y todo lo relacionado con este pecado.
Engaña a los hombres para que estos no hagan nada. Los seduce con inventos que
le propondrán grandes riquezas. Se le representa como un demonio musculoso, de
varios metros de estatura, con una barba larga, cuernos, unos pies de lobo y
unas garras sucias y largas.
En
la literatura, Nicolás Maquiavelo lo describirá en su obra: “El archidiablo
Belfegor”, aunque su descripción es más burlesca e irónica y con ella quiere
criticar los vicios y problemas de la época.
Amón y la Ira
Amón
es un marqués del infierno el cual comanda cuarenta legiones de demonios. Se le
describe como un lobo con cola de serpiente que arroja fuego, un hombre con
cabeza de cuervo y dientes de perro o simplemente un hombre con cabeza de
cuervo.
No
hay alusión directa en la Biblia, aunque su nombre podría relacionarse con Amón
o Ben-Amí. Su nombre, Amón, y su presencia no está muy clara pero está
relacionado con la ira, con el sentimiento no ordenado ni controlado. Se le
relaciona con la negación de la verdad y sus grandes acciones son el homicidio,
asalto, discriminación y en casos extremos el genocidio.
Leviatán y la envidia
Leviatán
es una bestia marina del Antiguo Testamento. Aparecerá, entre otros lugares en
el libro de Job: “Y a Leviatán, ¿lo pescas tú con anzuelo, y con una
cuerda lo sujetas de la lengua?”.
Está
relacionado con los monstruos marinos y fue creado por Dios el quinto día de la
creación. En la literatura ha sido utilizado como nombre para numerosos
monstruos y se el ha asimilado a la envida: un deseo insaciable, como esta
bestia.
Es
una serpiente marina y terrorífica, origina tormentas y oleajes y tienen una
capacidad destructiva ilimitada. Sus ataques eran temidos por los marineros de
la antigüedad. Un monstruo aterrador que aparecerá en la literatura y en el
arte. Un sólo ejemplo: en Moby Dick se asimila su nombre al del cachalote e
incluso en Perú se puso su nombre a un pez: “Leviathan melvillei”.
Leviatán
es un ser que durante siglos ha sido reconocido como monstruoso y aterrador.
Lucifer y la soberbia
Lucifer
es el más conocido de los demonios porque comete el primer y original pecado:
quiere ser igual que Dios. La tradición lo muestra como un ángel muy hermoso
que por soberbia se rebeló contra Dios, queriendo ser como Él, por lo que fue confinado
al ámbito terrestre
Su
nombre aparecerá en numerosas ocasiones en la Biblia. Por poner un sólo
ejemplo, (Is 14, 12-14)
“¡Cómo
has caído del cielo, Lucero (Lucifer), hijo de la Aurora! Has sido abatido a la
tierra dominador de naciones! Tú decías en tu corazón: “escalaré los cielos;
elevaré mi trono por encima de las estrellas de Dios; me sentaré en el monte de
la divina asamblea, en el confín del septentrión escalaré las cimas de las
nubes, seré semejante al Altísimo” (Is 14, 12-14).
Es
el encargado de la vanidad, de la prepotencia, de la soberbia y de creerse
superior a todo y a todos. En la literatura ha sido un tema muy tratado, el de
querer ser Dios. Por poner un sólo ejemplo: John Milton en Paradise Lost (El
paraíso perdido) lo usa como protagonista de su poema, en lo que se convirtió
en un clásico de la literatura inglesa.
Alvaro
Real
Fuente:
Aleteia