Dimitri
Conejo prepara un libro en el que relata su vida llena de crueldad, abandono de
la fe y volver a la Iglesia gracias a su familia
Dimitri Conejo quiere mostrar su felicidad actual |
Dimitri
Conejo es un joven de 28 años que a los diez años fue adoptado, junto a su
hermana de seis, por una familia española. Desde que nació hasta su adopción,
vivió en un orfanato a las afueras de Moscú.
El trato que recibió fue cruel:
palizas diarias entre compañeros, desprotección e indiferencia por parte de los
monitores. En su octavo cumpleaños, pidió un milagro a Dios.
Dimitri
Conejo está terminando un libro en el que relata toda su vida. Su objetivo
es animar a muchos a no desesperar, confiar en Dios a pesar de las angustias de
la vida. Quiere plasmar el trato inhumano que recibió por parte de los
cuidadores del orfanato para intentar cambiar algo las cosas.
“Lo
peor no fueron las palizas de los otros niños, lo más desgarrador era el trato
que recibías de los cuidadores. Te hacían sentir que no eras nada, que no
servías para nada”, relata Dimitri a Religión Confidencial.
Sus
padres biológicos eran alcohólicos y presos en la cárcel, motivo por el cual
fue ingresado junto a su hermana, en un orfanato. A los siete años, un
sacerdote ortodoxo, le habló de Dios. Sin embargo, a pesar de su corta edad, su
reacción fue de enfado. “Le pregunté: ¿dónde está tu Dios?Porque de
nosotros se ha olvidado”.
El milagro que le pidió
a Dios
Aun
así, el día anterior a su octavo cumpleaños, le pidió un milagro a Dios. “Yo no
sabía ni que era mi cumpleaños. Me lo dijo la enfermera del orfanato. Esa
mañana me levanté muy ilusionado y cuando todos mis compañeros se fueron de la
habitación, me arrodillé y le pedí al Señor que, si alguien me preparaba una
tarta, creería siempre en Él”.
Dimitri
contó hasta tres. “Al final de la cuenta, una cuidadora me dijo que alguien me
esperaba fuera. Era mi madre biológica que venía con una tarta. En todos
los años que estuve en el orfanato, fue la única vez que vino a verme”, cuenta
este joven católico a RC.
“El
milagro de la tarta le dio muchos ánimos y fe en Dios. Pero a la vez, un
sentimiento de odio y rabia hacia sus padres biológicos, se apoderó de él.
La adopción
A
los diez años, fue adoptado por sus padres. Fue uno de los momentos más felices
de su vida. “Fue la primera vez que me sentí hijo de Dios. La alegría fue tal
que me ha costado describirla en mi libro”, cuenta a RC.
Durante
los tres años siguientes sintió mucha felicidad. Pero a la edad de 13 años, en
plena adolescencia, volvió a sentir ese resentimiento hacia todo, en especial
hacia Dios. No entendía como un Padre tan bondadoso, podía permitir tanto
sufrimiento.
Así
que se enfadó con Dios y su vida comenzó a ir en picado. “Menos con las drogas
y la prostitución, he coqueteado con casi todo lo malo. Me fue al ejército.
Allí
sentía que tenía madera de líder, pero influía a los demás de manera negativa y
les utilizaba por mi propio interés. Sembraba el mal”,cuenta Dimitri.
Su
rebeldía fue tal, -una vez hasta quiso cortarse las venas- que sus padres estuvieron
a punto de divorciarse “por mi culpa. Continuamente le preguntaba a Dios: ¿por
qué estás en silencio conmigo”.
Los Cursillos de
Cristiandad
Sin
embargo, Dios se mostró. Su madre realizó un cursillo de cristiandad, y tras
ella, su padre. Y por fin, unos años más tarde, él, con 21 años. “Los cursillos
nos ayudaron enormemente. Supusieron un antes y un después en nuestra vida,
sobre todo en la mía. Cristo volvió a entrar en mi familia y yo regresé
de nuevo a la Iglesia”, relata este joven.
El
consejo que da a los padres que adoptan niños: “El que he visto en los míos.
Disciplina, cariño y austeridad. Lo peor que puede ocurrirles a estos niños, a
nosotros los niños adoptados con cierta edad, es pasar de no tener nada, a
tenerlo todo. Nos da la sensación de que vales por lo que tienes, y no por lo
que eres”, afirma.
Hace
poco se puso en contacto con sus padres biológicos a través de una red social.
Sin embargo, el reencuentro tardará todavía en producirse.
Proyectos católicos
Desde
su conversión, se dedica a iniciar proyectos que acerquen a la gente a Dios. Ha
montado Cathopic, web en la que
ofrece más de 5.000 fotografías católicas de alta calidad, profesionales y
gratuitas al alcance de todos.
“Los
protestantes hacen diseño de buena calidad. Creo que la Iglesia Católica necesita mejorar
su imagen en Internet con recursos de calidad”, afirma.
También
ha creado Mater
Coeli, una web que facilita los pasos para consagrarte a la Virgen
María.
Fuente:
ReligionConfidencial