Misa
en la Capilla Paulina
Misa en la Capilla Pauline por los 90 Años del Cardenal Sodano |
Las fiestas de cumpleaños son una
oportunidad para hacer “memoria del camino recorrido”, de las gracias divinas,
y de ofrecer “el don de un testimonio de vida que nos hace bien a todos”. Es lo
que afirma el Papa Francisco celebrando la misa por los 90 años del Cardenal
Ángelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio, este 7 de diciembre de 2017, en
la Capilla Paulina del Vaticano.
Se trata también, ha explicado,
de hacer memoria “de nuestra pequeñez, de nuestros errores…de nuestros
pecados…porque la gloria solo va a Dios, nosotros somos débiles, todos”. “Cada
vida es diferente, ha subrayado el Papa. cada uno de nosotros tiene su
experiencia y el Señor le conduce por un camino diferente, pero siempre es el
Señor el que nos sostiene de la mano, es Él”
Esta mañana a las 8.00, en la
Capilla Paolina del Palacio Apostólico, el Santo Padre Francisco ha presidido
la concelebración eucarística con ocasión del noventa cumpleaños del
Cardenal Angelo Sodano, decano del Colegio Cardenalicio.
Publicamos a continuación las
palabras que el Santo Padre ha dirigido a los presentes al final de la santa
misa.
Palabras del Santo Padre
Todos los días damos gracias al
Señor por lo que hace en nuestra vida; pero cuando hay aniversarios
importantes, – 25º, 50º, incluso las décadas- dar gracias a Dios es
más fuerte. Y en estas ocasiones, el recuerdo del camino pasado se refuerza, y
este recuerdo nos lleva a ofrecer un regalo. Recuerdo que es una dimensión de
la vida. Es una desgracia perder el recuerdo de todo lo que Dios ha hecho por
nosotros: “Recuerda, Israel, recuerda …”, esa dimensión deuteronómica de la
vida.
El Cardenal Sodano ha recordado
estos años, y cada vez que recordamos nos encontramos ante una nueva gracia. El
recuerdo también de nuestra pequeñez, de nuestros errores, incluso de nuestros
pecados. San Pablo se enorgullecía de ellos, porque solo la gloria va a Dios,
somos débiles, todos. Y este recuerdo nos da la fuerza para avanzar hacia otra
década. Es una gracia del recuerdo. Y lo que el cardenal ha hecho para
prepararse para este aniversario se nos ofrece como un don: el don de un testimonio de
vida que es bueno para todos.
Cada vida es diferente Cada uno
de nosotros tiene su propia experiencia y el Señor lo lleva por un camino
distinto, pero siempre está el Señor que nos sostiene de la mano, es Él. Este
es un don que hemos recibido, y nosotros damos el don del testimonio de
una vida. El Señor sabe cuál es el testimonio verdadero, el que está
oculto y ha hecho el bien sin aparecer. Vemos en el Cardenal el testimonio de
un hombre que ha hecho tanto por la Iglesia, en diferentes situaciones, con alegría
y con lágrimas. Pero el testimonio que hoy me parece quizás el más grande que
nos da es el de un hombre disciplinado eclesialmente, y esta es una gracia por
la que le doy las gracias, Sr. Cardenal. Y pido que este testimonio de la
dimensión eclesial, en la disciplina eclesial, nos ayude a avanzar en nuestra
vida. Muchas gracias, Sr. Cardenal.
Traducción ZENIT, Raquel Anillo