La reflexión del Papa se
centró “sobre los principios básicos y canónicos de la Curia” y de su historia
y en su visión personal compartida con los miembros de la Curia
El
saludo navideño del Pontífice a quienes prestan servicio en la Curia introdujo
su rico discurso con el que esta vez quiso compartir algunas reflexiones sobre
la realidad de la Curia ad extra, es decir sobre la relación de la Curia “con
las naciones, con las Iglesias particulares, con las Iglesias orientales, con
el diálogo ecuménico, con el Judaísmo, con el Islam y las demás religiones, es
decir, con el mundo exterior”.
“Que esta Navidad nos haga abrir los ojos y abandonar lo que es superfluo, lo falso, la malicia y lo engañoso, para ver lo que es esencial, lo verdadero, lo bueno y auténtico. Muchas felicidades, de verdad”: fue el deseo expresado por el Papa Francisco ante la Curia Romana, reunida en la Sala Clementina este 21 de diciembre en ocasión del habitual encuentro, para las felicitaciones navideñas.
El
saludo navideño del Pontífice a quienes prestan servicio en la Curia introdujo
su rico discurso con el
que esta vez, a diferencia de otros años, como él mismo explicó, quiso
compartir algunas reflexiones sobre la realidad de la Curia ad extra, es
decir sobre la relación de la Curia “con las naciones, con las Iglesias
particulares, con las Iglesias orientales, con el diálogo ecuménico, con el
Judaísmo, con el Islam y las demás religiones, es decir, con el mundo
exterior”.
La
reflexión del Papa se centró “sobre los principios básicos y canónicos de la
Curia” y de su historia, pero también, en su visión personal compartida con los
miembros de la Curia en los discursos de los últimos años, en el contexto de
la reforma en curso.
Refiriéndose
a este proceso, el Pontífice habló de la paciencia, dedicación y delicadeza
necesarias para alcanzar este objetivo ya que “la Curia es una institución
antigua, compleja, venerable” – dijo – integrada por hombres de diversas
culturas y ligada, desde siempre, “a la función primacial del Obispo de Roma en
la Iglesia”, es decir, “al oficio sacro querido por el mismo Cristo Señor en
bien del cuerpo de la Iglesia en su conjunto”.
La Curia proyectada ad
extra
La
Curia - explicó el Papa –está proyectada ad extra porque “la universalidad del
servicio de la Curia proviene y brota de la catolicidad del Ministerio petrino.
Una Curia encerrada en sí misma – aseguró - traicionaría el objetivo de
su existencia y caería en la autorreferencialidad, que la condenaría a la
autodestrucción. Quienes obran en el ámbito de la Curia – aseguró el Pontífice
– deben asumir una “actitud diaconal”, y actuando en nombre y con
la autoridad del Sumo Pontífice realizar su función para el bien y servicio de
las Iglesias”.
Las intrigas son un cáncer
A
través de la imagen del diácono que debe ser “oído y boca del Obispo, su
corazón y alma” o sus mismos ojos, el Papa destacó “la relación de
comunión de filial obediencia para el servicio al pueblo santo de Dios”;
“Los
sentidos nos ayudan a captar la realidad e igualmente a colocarnos en la
realidad” agregó el Papa recordando a San Ignacio de Loyola:
“Esto
es muy importante si se quiere superar la desequilibrada y degenerada lógica de
las intrigas o de los pequeños grupos que en realidad representan —a pesar de
sus justificaciones y buenas intenciones— un cáncer que lleva a la
autorreferencialidad, que se infiltra también en los organismos eclesiásticos
en cuanto tales y, en particular, en las personas que trabajan en ellos. Cuando
sucede esto, entonces se pierde la alegría del Evangelio, la alegría de
comunicar a Cristo”.
Los traidores de la
confianza
Francisco
advirtió del peligro de quienes traicionan la confianza o de “los que se
aprovechan de la maternidad de la Iglesia, es decir de las personas que han
sido seleccionadas con cuidado para dar mayor vigor al cuerpo y a la reforma”,
y que no comprendiendo la importancia de sus responsabilidades, “se dejan
corromper por la ambición o la vanagloria, y cuando son delicadamente apartadas
se auto-declaran equivocadamente mártires del sistema, del “Papa desinformado”,
de la “vieja guardia”…, en vez de entonar el “mea culpa”.
Junto
a estas personas – recordó el Papa – hay otras que siguen
trabajando en la Curia, a las que se les da el tiempo para retomar el justo
camino” y también, existe “la inmensa mayoría de personas fieles que allí
trabajan con admirable compromiso, fidelidad, competencia, dedicación y también
con tanta santidad”.
Dicasterios de la Curia:
antenas sensibles
Retomando
la imagen del cuerpo, Francisco puso de relieve que estos “sentidos
institucionales” son comparables con los Dicasterios de la Curia: “Ellos, están
llamados a ser antenas sensibles, emisoras y receptoras”. Antenas emisoras en
cuanto habilitadas para transmitir fielmente la voluntad del Papa y de los
Superiores. Antenas receptoras capaces de percibir las instancias,
las cuestiones, las preguntas, los gritos, las alegrías y las lágrimas de las
Iglesias y del mundo para transmitirlas al Obispo de Roma.
La Curia y la relación con
las Naciones
El
Pontífice indicó el papel fundamental la Diplomacia Vaticana, que “busca
sincera y constantemente que la Santa Sede sea un constructor de puentes, de
paz y de diálogo entre las naciones”. Y siendo una Diplomacia al servicio de la
humanidad y del hombre, de mano tendida y de puerta abierta, se compromete a
escuchar, a comprender, a ayudar” y su único interés es el de “estar libre de
cualquier interés mundano o material”.
La Curia y las Iglesias
particulares
De
máxima importancia es la relación que une la Curia a las diócesis y a las
eparquías, señaló también el Santo Padre. “Éstas encuentran en la Curia romana
el apoyo y el soporte necesario. Es una relación que se basa en la
colaboración, la confianza y nunca en la superioridad o el contraste”. En este
sentido “las visitas Ad limina apostolorum representan una gran oportunidad de
encuentro, diálogo y enriquecimiento mutuo”. Y refiriéndose a la relación entre
la Iglesia de Roma y las Iglesias orientales Francisco afirmó que la unidad y
la comunión que existe entre ambas iglesias “representa un ejemplo concreto de
riqueza en la diversidad para toda la Iglesia”.
La atención a los
jóvenes
El
Papa recordó asimismo la Asamblea General ordinaria del Sínodo de los Obispos
centrada en el tema “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional”.
“Llamar a la Curia, a los Obispos y a toda la Iglesia a que presten una
especial atención a los jóvenes, no quiere decir mirar sólo a ellos, sino
también dirigir la mirada a un tema crucial para un gran número de relaciones y
de urgencias: las relaciones intergeneracionales, la familia, los ámbitos de la
pastoral, la vida social”.
El diálogo ecuménico e interreligioso
“La
unidad se hace caminando” recordó también el Santo Padre refiriéndose al
diálogo ecuménico y aseguró que “todas las diferencias teológicas y
eclesiológicas que todavía dividen a los cristianos serán superadas sólo por
esta vía, sin que nosotros hoy sepamos cómo y cuándo, pero esto sucederá según
lo que el Espíritu Santo quiera sugerir para el bien de la Iglesia”.
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