Los quejumbrosos no
avanzan. Los demás enfrentan la vida. La entrevista al psicólogo que regaló al
Papa el aviso que se hizo viral y que el Pontífice ordenó colgar en el Vaticano
Un
aviso poco convencional es el que tiene el papa Francisco colgado en la puerta
de su habitación de Casa de Santa Marta (donde vive en el Vaticano) y que
alerta a quien atraviesa su puerta: “Prohibido quejarse”.
A
esta frase le sigue una explicación “los transgresores son sujetos a un
síndrome de victimismo con la consecuente disminución del tono del humor y de
la capacidad para resolver problemas”.
Y
añade: “la sanción es doble si la violación es cometida ante la presencia
de niños. Para volverse el mejor de uno mismo hay que concentrarse en
las propias potencialidades y no en los propios límites, por lo
tanto: Deja de quejarte y actúa para hacer mejor tu vida”, finaliza el
texto.
¿El
origen? Salvo Noé, psicólogo, psicoterapeuta y mediador familiar, italiano, 47
años, le regaló el aviso al Pontífice el 14 de junio de 2017 en la Plaza de San
Pedro junto a un folleto que explicaba su trabajo de años para indicar que todo
lo que hacemos o dejamos de hacer tiene consecuencias.
Noé,
nunca imaginó que ese regalo fuera tan apreciado por Francisco y que la noticia
se volviera viral (14.07.2017).
Un
sacerdote amigo comentó que este gesto del Papa: De cierta forma, recuerda que
el cristiano sabe que por la resurrección de Jesús “ninguna noche oscura” es
eterna.
¿Quejarse es
anticristiano?
En
efecto, “el núcleo de la fe cristiana es la resurrección de Jesús. Por eso, el
cristiano no puede ser un profeta de desgracias”, confirmó Francisco. Los
cristianos son misioneros de esperanza por eso “no se dejan llevar
del desánimo o de la queja” (Audiencia General 4.10.2017).
La
ciencia, asimismo, apoya este mensaje evangelizador: Lamentarse no sirve a
nada. Así lo divulga con su trabajo Salvo Noè, quien ha escrito el libro: Vietato lamentarsi (Prohibido quejarse ¡Actuar
para cambiar y mejorar. Tu vida y la de los demás!), ediciones San Paolo, que
pronto llegará a las librerías hispanoamericanas.
“¡Los
lamentos son como mecedoras; te tienen entretenido, pero no te llevan a ninguna
parte!”, argumentó Salvo Noè.
Precisamente,
el Papa ha hablado de la esperanza cristiana en una serie de catequesis durante
cerca de un año en la que ha invitado a los cristianos a abrazar la fe como un
signo concreto y esperanzador que no se debe confundir con un simple optimismo.
Para
el Papa un cristiano no debe tampoco tener “cara de vinagre”, encogerse de
hombros o cruzarse de brazos. Todas esto – alude- contradice la esperanza
evangélica.
Salir del papel de víctima
Noé
asegura que ser quejumbrosos nos condena a quedarnos en la misma condición sin
solucionar nada. “Debemos poner en nuestra vida más entusiasmo, más
agradecimiento y más responsabilidad para obtener cohesión y alegría”,
argumentó.
En
este sentido, citó a Martin Luther King: “Posiblemente ustedes no son
responsables de la situación en la cual se encuentran, pero lo serán si no
hacen nada para cambiarla”.
El
experto invita a liberarse del sentimiento de insuficiencia que lleva a las
personas a lamentarse y transformarlo en “sentimientos” de estima y de “amor
por sí mismo”.
El
autor argumenta en su libro que el bienestar físico y mental llegará solo
cambiando las sensaciones y la visión de las cosas. Poner en sintonía los
aspectos prácticos de la vida y de las emociones para evitar caer en la trampa
de la persona que se hace pasar por víctima.
Fe,
confianza, ayuda al prójimo, desarrollo de las propias capacidades hacen parte
de los elementos que sirven para salir del papel de víctimaen la vida
familiar, en las relaciones interpersonales, en el mundo del trabajo. “Deja ya
de lamentarte, y comienza a valorizarte, respetarte y amarte”, insiste el
autor.
Quejarse o no quejarse…
¿Por qué recomienda dejar
de quejarse?
Debido
a que las quejas nos impiden encontrar una solución, nos hacen dispersar la
energía, generan un estado de ánimo negativo e influencian las relaciones
interpersonales.
¿Por qué nos quejamos?
Porque
estamos acostumbrados a hacerlo, porque no estamos satisfechos con nuestra vida
y porque es un mecanismo efectivo para manipular a los demás. Hay toda una
cultura que apoya este hábito. Quizás nuestros padres también nos enseñaron a
quejarnos, tal vez porque a menudo ellos lo hacían.
¿Todos se lamentan?
No,
hay un porcentaje de personas que, a pesar de tener razones válidas, deciden
enfrentar las dificultades desarrollando habilidades emocionales y técnicas y,
por lo tanto, habilidades para resolver problemas.
¿Las personas notan que
son presas de este hábito?
No
todos, a veces es tan habitual hacerlo que uno no se da cuenta de la parálisis
egocéntrica de la que uno es víctima. Incluso alguien puede decir: ‘¿Qué puedo
hacer si yo soy así!’
Bueno, pero esto enferma
de alguna manera ¿no? ¿Existe una relación entre quejarse siempre y daños al
cerebro?
Investigaciones
científicas recientes, realizadas en la Universidad de Stanford, han demostrado
que escuchar o producir contenido de más de treinta minutos al día imbuido de
“negatividad” daña el cerebro. En cambio, las personas que conscientemente
eligen transformar las llamadas “crisis” en oportunidades son en realidad
benefactores, verdaderos arquitectos de las redes neuronales que mejoran la
funcionalidad del cerebro.
¿Siempre es malo quejarse?
Pueden
haber momentos de dificultad, de dolor, que pueden inducir a una persona a tener
un tono descendente y también a sentir enojo: en ese caso no hablamos de
quejarse, sino de una reacción a algo que nos ha lastimado. Podemos definirlo
como un estallido momentáneo que siempre está dirigido hacia una solución.
¿Por qué quien juzga a un
hermano está equivocado?
Cuando
el juicio es destructivo, tendemos a devaluar al otro con la intención de
hacerlo sentir culpable o equivocado. Esto induce un clima en las relaciones
negativo que puede conducir a conflictos y mecanismos ansiosos y depresivos.
¿Cómo se puede revertir
esto de una manera positiva y esperanzadora?
Activando
el juicio constructivo que tiende a ayudar al otro, diciendo cómo puede mejorar
ese comportamiento o ese rendimiento, respetando su identidad.
El
Papa nos invita a no mirarnos demasiado
al espejo, sino a mirarnos dentro.
¿Cómo juegan el narcisismo
y la vanidad contra la felicidad de la persona?
La
verdadera belleza es la belleza interior, el narcisismo es un giro negativo y
egoísta que conduce a la fealdad de las relaciones. Mirarse hacia adentro para
ver que somos seres espirituales, que estamos haciendo una experiencia humana y
Dios nos ayuda, si nos ponemos en la condición correcta.
Ary Waldir Ramos
Díaz
Fuente:
Aleteia