Sheila Morataya propone ser más conscientes de todo lo que obramos con la respiración. Cuidarla es cuidarte a ti misma y ser conscientes de cómo Dios nos cuida
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Shutterstock - Antonio Guillem. |
«Respira».
Mi paciente está teniendo un momento de intensa conmoción emocional y la invito
a respirar
suave y profundamente.
«Respira», nos dice el dentista en el consultorio a punto de
ponernos la anestesia.
«¡Respira!». Ya casi nace… Te encuentras en el hospital, tu hijo
va a nacer. La respiración suave, controlada y profunda se hace necesaria.
Y esta época del año, la más esperada para cientos de
millones, entre los cuales estamos tú y yo, y después de una pandemia que nos
quitó la libertad, nos encuentra llenos de reuniones, celebraciones por
doquier: en casa de mi tía, en casa de la abuela, con los hermanos…