El Pontífice cita al escritor Antoine de
Saint-Exupéry para indicar que los niños vencen dificultades y dan incluso
esperanza a los adultos
“¡No se
conformen con ser el vagón de cola de la sociedad, enganchados y dejándose
llevar! Los necesitamos como motor, empujando”, dijo el papa Francisco
quien visitó a 270 niños, niñas y adolescentes en diversas situaciones de
vulnerabilidad; víctimas de la esclavitud minera y la marginación atendidos en
la casa hogar “El Principito”, que acoge a unos cuarenta de ellos.
Lo hizo este 19 de enero de 2018
en Puerto Maldonado, puerta de Amazonia, capital de la región Madre de Dios en
Perú. Los infantes bailaron y ofrecieron sus testimonios al Papa.
“Perdonen las veces que los
mayores no lo hacemos o que no les damos la importancia que se merecen”, dijo.
El Obispo vestido de blanco
sostuvo que no quería de irse de Puerto Maldonado sin saludar a estos pequeños
que daban “esperanza al mundo” y les invitó a no ser “la cola” de la sociedad,
sino la locomotora.
“Cuando
sean grandes no se olviden; sus miradas, sus vidas siempre exigen un mayor
compromiso y trabajo para no volvernos ciegos o indiferentes ante tantos otros
niños que sufren y pasan necesidad”.
El Papa sentado en los patios de
la casa hogar “El Principito”, saludó a los menores procedentes de diversos
albergues e internados de Puerto Maldonado, ciudad de unos 90 mil habitantes
ubicada en la selva sur del Perú.
“Sé
que algunos de ustedes a veces están tristes por la noche. Sé que
echan de menos al papá o la mamá que no está, y sé también que hay heridas que
duelen mucho”, dijo adolorado.
En su discurso destacó el
testimonio de los jóvenes que salieron del hogar y son un modelo para los más
pequeños.
“Dirsey, vos fuiste valiente y
nos lo compartiste. Y me decías «que mi mensaje sea una luz de esperanza». Pero
déjame decirte algo: tu vida, tus palabras y
la de ustedes son una luz de esperanza…Gracias por ser luz de esperanza para
todos nosotros”.
Indicó la esperanza que está
detrás de estos niños y jóvenes como decía el Principito, las estrellitas que iluminan en la noche, el
personaje de la novela corta del escritor y aviador francés, Antoine de
Saint-Exupéry.
Francisco lució conmovido por
los cantos, las danzas y testimonios. “El principito” acoge a unos 40 niños,
niñas y adolescentes. Los menores de la casa hogar provienen de diversas
situaciones de vulnerabilidad.
El Hogar el Principito para ser
una alternativa para los menores ante la proliferación de la criminalidad, que
en Madre de Dios se expresa en minería ilegal, trata de personas, explotación
sexual infantil.
Allí los niños dejan el trabajo
difícil en las minas de oro para recibir una educación y ser parte de una
comunidad.
“El mundo los necesita a
ustedes, jóvenes de los pueblos originarios, no disfrazados, y los necesita tal
y como son. ¡No se conformen con ser el vagón
de cola de la sociedad, enganchados y dejándose llevar! Los necesitamos como
motor, empujando”, expresó.
El Papa también saludó a los
menores de los hogares Santa Marta y Belén; y de dos internados, el que tienen
a su cargo los hermanos maristas, para estudiantes indígenas, y el internado
Santa Cruz, para mujeres adolescentes indígenas.
También asistieron al evento
estudiantes de la institución de educación especial Stella Maris.
Ary Waldir Ramos Díaz
Fuente:
Aleteia