Tras la pausa en la audiencia que
dedicó a su viaje apostólico a Chile y Perú (15-22 de enero de 2018), el
Pontífice prosiguió la serie de catequesis sobre la Santa Misa
“¿Se deben hacer comentarios mientras se
lee la palabra de Dios?, preguntó el papa Francisco a fieles y peregrinos
presentes en la Plaza de San Pedro congregados para participar en la audiencia
general de este miércoles 31 de enero de 2018.
“¡Mira el sombrero rojo que lleva ella, es
ridículo! ¡Eh! ¿Es verdad esto? ¿Se deben hacer comentarios mientras se lee la
palabra de Dios? – ¡No! – Porque si tu chismorreas con la gente no escuchas la
palabra de Dios”, sostuvo el Papa quien prosiguió una serie de
catequesis sobre la Santa Misa.
Después de haber dedicado
varias catequesis a los ritos introductorios de la Misa, el papa Francisco
centró su predicación en la liturgia de la Palabra.
“Cuando se lee la palabra de
Dios en la Biblia, la primera lectura, la segunda, el salmo responsorial, el
Evangelio, debemos escuchar; abrir el
corazón porque es Dios mismo quien nos habla. Y no pensar o hablar de otras
cosas. ¿Entendido?”, dijo mirando seriamente a la multitud.
La gente quedó muda ante la
solicitud del Sucesor de Pedro – “¿no creo que hayan entendido?”- , bromeó ante
tanto silencio.
Dios habla en la Liturgia
Sobre la liturgia de la Palabra aseguró
“que es una parte constitutiva de la celebración eucarística, en la que nos
reunimos para escuchar lo que Dios ha hecho y quiere hacer por
nosotros”. “En la liturgia de la Palabra las páginas de la Biblia dejan de
ser un texto escrito para ser palabra viva de Dios. Él mismo nos habla y
nosotros lo escuchamos poniendo en práctica lo que nos dice”.
“Tenemos necesidad de escuchar
la Palabra de Dios, pues ‘no solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra
que sale de la boca de Dios’. De hecho, hablamos de liturgia de la Palabra como
de una ‘mesa’ que el Señor dispone para alimentar nuestra vida espiritual”.
No leer el periódico en
la Misa
El líder de la Iglesia Católica exhortó
para que no se tomen decisiones subjetivas en el momento de la Lectura de la
Biblia en la Misa. Argumentó que no se pueden sustituir los textos
bíblicos con textos no bíblicos como “la noticia del día”.
“He escuchado que se lee el
periódico” en la Misa. Francisco amonestó esa decisión que está prohibida por
la Iglesia: “La palabra de Dios es la palabra de Dios. El periódico lo podemos
escuchar después, pero ahí se lee la palabra de Dios. El Señor es quien nos
habla”.
“Sustituir esa palabra con
otras cosas, empobrece y compromete el diálogo de Dios con su pueblo en
oración”.
Llamar buenos
lectores
Asimismo, el Obispo de Roma instó a
buscar buenos lectores. Y con un gesto irónico destacó: “No esos que leen
“ñeñeñe” y no se entiende nada […] Ellos deben hacer pruebas antes de la
Misa”. Y esto crea “un clima de silencio receptivo, sabemos que esto
favorece la experiencia del diálogo” con Dios.
Así, citó al salmista que
indicó que la palabra de Dios es “lámpara” que ilumina los pasos de las
personas. (Sal 119,105). “¿Cómo podríamos
enfrentar nuestra peregrinación terrena, con sus trabajos y pruebas, sin ser
nutridos e iluminados regularmente por la Palabra de Dios que resuena en la
liturgia?”
Poner en práctica la Palabra
“La acción del Espíritu, que hace eficaz
la respuesta, necesita corazones que permitan ser cultivados y trabajados, para
que lo que se escucha en la Misa pase a la vida cotidiana, según la
amonestación del Apóstol Santiago”. Por ello, indicó que hay que poner en
práctica la Palabra y no ser “solo oyentes, engañándose a sí mismos “(Santiago
1, 22)”.
Francisco por último señaló
cómo se transforma dentro de la persona la Palabra de Dios. “La palabra de Dios
hace un camino dentro de nosotros, lo escuchamos con los oídos, pasa al
corazón, no se queda en los oídos, deber ir al corazón, y del corazón para a
las manos, pasa a las obras buenas”.
La
audiencia general concluyó con el canto del Padre Nuestro en latín y la
Bendición apostólica. El Papa recordó la fiesta de san Juan Bosco para ponerlo
como modelo para los padres y maestros en la educación de los niños y
jóvenes.
Ary Waldir
Ramos Díaz
Fuente:
Aleteia