“La esclavitud es una ofensa contra la dignidad humana y todos tenemos la responsabilidad de combatirla”
Fundado
por el Santo Padre en el 2014, y guiado por el Cardenal Vincent Nichols, el
"Grupo Santa Marta" representa una asociación única y global entre
las fuerzas del orden y la Iglesia católica. Actualmente forma una red mundial
presente ya en treinta y cinco países
“Queridos hermanos obispos, queridos amigos,
les doy mi bienvenida a ustedes, miembros del ‘Grupo Santa Marta’, en la
conclusión de su Conferencia, dedicada este año a ofrecer una perspectiva mundial
sobre la trata de seres humanos y sobre las modernas formas de esclavitud”.
Con
estas palabras el Papa Francisco saludó a estos miembros en su
calidad de “líderes en las fuerzas del orden, en la investigación, en las
políticas públicas y en la asistencia pastoral” que ofrecen una contribución
esencial para afrontar las causas y los efectos de este “flagelo moderno”, que
sigue causando “indecibles sufrimientos humanos”.
La esclavitud es una
ofensa contra la dignidad humana
En
efecto, tal como lo explicó el Cardenal Vincent Nichols, Presidente de
este Grupo: “La esclavitud es una ofensa contra la dignidad humana y todos
tenemos la responsabilidad de combatirla”. Y precisamente ayer – en el día en
que la Iglesia recordaba a Santa Josefina Bakhita, la religiosa sudanesa
secuestrada de niña por comerciantes de esclavos – comenzaron los trabajos de
la Conferencia Internacional del “Grupo Santa Marta” que concluye este 9 de
febrero en la Ciudad del Vaticano.
De
este modo, los representantes de más de treinta países, con delegados
procedentes de África, Europa, Asia y América, entre los cuales Obispos,
religiosos, altos funcionarios de Policía y relevantes Organizaciones
Internacionales, se encontraron para discutir y compartir las mejores
iniciativas para contrastar la trata de seres humanos y las modernas formas de
esclavitud dentro de su propio contexto geográfico.
El Papa
Bergoglio manifestó su esperanza de que estas jornadas de reflexión y de
intercambio de experiencias hayan sido útiles para seguir aclarando “la
interacción de las problemáticas, globales y locales, de la trata de personas
humanas”. Y añadió que la experiencia demuestra que estas formas modernas de
esclavitud “están mucho más difundidas de cuanto se pueda imaginar, incluso –
con nuestra vergüenza y escándalo – en nuestras sociedades más prósperas”.
“¿Dónde está tu hermano? ”
“El
grito de Dios a Caín – ¿‘Dónde está tu hermano?’ – que se encuentra en las
primeras páginas de la Biblia – les dijo Francisco aludiendo a su
Exhortación Apostólica Evangelii gaudium – nos insta a estudiar
seriamente las diversas formas de complicidad con las que la sociedad tolera y
anima, especialmente a propósito de la trata con fines sexuales, la explotación
de hombres, mujeres y niños vulnerables”.
Y
no dudó en afirmar que las iniciativas tendentes a combatir la trata de
personas con el objetivo concreto de desmantelar las redes criminales, deben
considerar cada vez más los crecientes sectores relacionados, como por ejemplo,
“el uso responsable de las tecnologías y de los medios de comunicación, por no
hablar del estudio de las implicaciones éticas de los modelos de crecimiento
económico que privilegian el beneficio sobre las personas”.
Con
la seguridad de que estos días de trabajo sirvan también para incrementar la conciencia
de la creciente necesidad de ayudar a las víctimas de estos crímenes,
acompañándolas por un camino de reintegración en la sociedad y de
restablecimiento de su dignidad humana, el Pontífice les dijo que la
Iglesia agradece todos los esfuerzos realizados para llevar “el bálsamo de la
misericordia divina a quienes sufren”.
Con
su gratitud por el trabajo que llevan a cabo en este sector crucial, el Papa
Francisco se despidió con la seguridad de acompañarlos con su oración no
sin antes invocar sobre todos ellos, sus familias, y las personas a las que
sirven, la bendición del Señor “que da sabiduría, fuerza y paz”. “Y les pido,
por favor – añadió – que se acuerden de rezar por mí”.
María
Fernanda Bernasconi – Ciudad del Vaticano
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