Los
santos comparten entre sí, entre otras cosas, un amor intenso a la Eucaristía,
donde Cristo se hace presente. Y muchos de ellos han dejado escritos bellísimos
sobre la comunión y la gran importancia que tenía para sus vidas
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“La Sagrada Eucaristía es la manera más corta y más rápida para llegar al cielo”, afirmaba San Pío X. O San Maximiliano Kolbe, que aseguraba que “si los Ángeles pudieran envidiar al hombre, lo harían por una sola razón: la Sagrada Eucaristía”.
También
Santa Teresa de Calcuta decía que “cuando observas el Crucifijo, puedes
entender lo mucho que te amó Jesús en ese momento. Cuando miras la Sagrada
Hostia, entiendes cuanto te ama Jesús en este momento".
Las
gracias de la Eucaristía son enormes y numerosas. ¿Realmente las sabemos valorar?
¿Las aprovechamos? ¿Somos conscientes de ellas?
En
un reportaje en Catholic Exchange, adaptado al español por Píldoras de Fe, el
sacerdote Ed Broom, da diez claves para ayudar a obtener estas joyas presentes
en la Eucaristía, llenas de gracias y bendiciones:
1.- La Santa Misa y la
Santa Comunión de su Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad.
Implora
al Señor una gran fe en el sublime misterio de la Santa Eucaristía. Que podamos
decir como el Apóstol Santo Tomas: "Señor mío y Dios mío". También
podemos orar como el hombre del evangelio: "Señor, creo, pero aumenta mi
fe".
2.- Visita al Santísimo
Haz
un hábito de ir a visitar al Santísimo Sacramento tan frecuentemente como te
sea posible. Cada vez que veo un templo, trato de entrar a visitarlo para que
cuando yo muera y vaya a su Presencia, el Señor no me mire y diga: "¿Quién
eres? No te conozco".
En
una amistad verdadera, los amigos charlan frecuentemente y disfrutan de su
compañía. De esa manera debemos hacerlo también con nuestro Amigo, cuando lo
visitamos y le hablamos en el Santísimo.
3.- Comunión Espiritual
Alfonso
María de Ligorio y posteriormente el Papa Benedicto XVI en su documento de
exhortación apostólica sobre la Eucaristía Sacramentum Caritatis; recomendaron
la práctica frecuente de la Comunión Espiritual.
Puede
hacerse de una manera muy simple y tan frecuentemente como tu corazón lo desee.
Puedes hacerlo con una oración muy sencilla como esta:
"Mi
Señor Jesús, creo que estás real y verdaderamente presente en el Santísimo
Sacramento dentro del Tabernáculo en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad. En este
momento no puedo recibirte sacramentalmente, pero ven por lo menos
espiritualmente a mi corazón".
Entonces
recíbelo en tu corazón y agradece, adora y ama a tu Señor que ha llegado
espiritualmente a tu alma. Esto puede enardecer tu amor por Jesús Sacramentado.
4.- Meditar el Capítulo
6 del Evangelio de San Juan
El
Evangelio de Juan capítulo 6 contiene tres partes: Jesús multiplica los panes,
camina sobre las aguas y ofrece un discurso sublime relacionado a la
Eucaristía; que en realidad se trata de una profecía a cerca de la Eucaristía.
Se
conoce mejor como el discurso del "Pan de Vida" que Jesús nos
promete. Aquí mismo es en donde Jesús declara en términos nada confusos, que
nuestra salvación inmortal depende de que comamos Su Cuerpo y bebamos Su
Sangre; lo que obviamente se refiere a la Sagrada Comunión. Recomiendo que leas
y medites este poderoso capítulo evangélico.
5.- Los Quince Minutos
Hace
algunos años se hizo la publicación de un pequeño folleto llamado "Los
quince minutos en compañía de Jesús Sacramentado". Es una pequeña joya que
nos anima a iniciar un pequeño pero profundo diálogo con Él.
Básicamente,
Jesús quiere ser nuestro mejor Amigo y nos reta a que le abramos nuestro
corazón y le contemos nuestros secretos, ya que solo Él puede comprendernos y
sanarnos. Lee y ora este escrito si es posible, frente al Santísimo Sacramento.
6.- La Hora Santa
Puedes
hacer el hábito de pasar una hora diaria frente al Santísimo Sacramento, ello
transformará tu vida si perseveras en esta práctica.
El
gran siervo de Dios, el Arzobispo Fulton J. Sheen que practicó diariamente la
Hora Santa por quince años, la llamaba
LA HORA PODEROSA.
7.- Adornar y embellecer
los Templos y la Eucaristía
Una
mujer derramó su costoso perfume de nardo en los pies de Jesús, ella lloró y
sus lágrimas rodaron en los pies de Jesús; al final, ella secó las lágrimas con
su cabello (Lucas 7,36-50).
El
Arzobispo Fulton J. Sheen hacía hincapié de que este gesto simbólico de amor y
atención debemos manifestarlo también en la manera en que adornamos,
embellecemos y procuramos la belleza en las Iglesias, Templos y Tabernáculos
donde mora Jesús.
Conocido
por su espíritu de penitencia, ayuno y sacrificio, el Cura de Ars viajaba
largas distancias y gastaba grandes sumas de dinero en comprar solo lo mejor
para su pequeña Iglesia. ¿Por qué? Por la simple razón de que Jesús es el Rey
de Reyes y Señor de Señores, y aun así se digna morar en el Tabernáculo y
descender de los Cielos en las manos del sacerdote en cada Hostia consagrada.
"¡Venid y Adoremos!"
8.- La Santa Misa y la
Santa Eucaristía
Por
supuesto que la mejor acción en todo el universo es la celebración del Santo
Sacrificio de la Misa. El mejor gesto que cualquier ser humano puede hacer es
asistir a Misa y recibir la Santa Comunión con fe, devoción, veneración y
especialmente con gran amor.
Cuando
te sea posible, asiste a Misa diario. Llega a tiempo para prepararte. Ofrece
tus intenciones privadas. Participa activa y conscientemente en la Santa Misa.
Y recibe la Sagrada Comunión como si fuera la primera vez, la última vez y la
única vez. Muéstrate muy agradecido por tu fe en este sublime y majestuoso
misterio.
No
corras para irte al terminar la Misa; a su vez, dedica un tiempo para dar
abundantes gracias a Jesús por tan hermoso regalo. De hecho, la palabra
proviene del griego εὐχαριστία, eucharistía,
que significa "acción de gracias".
¡Que
inconmensurable regalo, que se recibe gratis, sin costo alguno! La única
condición para su provecho es tener una gran fe y el corazón lleno de amor para
recibir a Jesús, el Amor de los Amores.
9.- Los A.C.T.OS
Recuerda
que los cuatro principales motivos para celebrar el Santo Sacrificio de la misa
son los A.C.T.OS que se mencionan a continuación:
A - Adoración.
El
principal propósito de la Santa Misa es ofrecer una adoración a Dios Padre,
ofreciendo a Jesús como Víctima, con el poder el Espíritu Santo.
C - Contrición.
Nuestros
corazones deben estar contritos y humildes para arrepentirse de todos los
pecados cometidos.
Es
una gran práctica el ofrecer la Misa y Comunión en reparación por nuestros
pecados, los pecados de nuestra familia y los del mundo entero
"Por
su dolorosa Pasión, ten Misericordia de nosotros y del mundo entero".
T - Tiempo para dar
gracias.
Todo
lo que tenemos en nuestra vida, con excepción de nuestros pecados, es gracia y
regalo de Dios.
Por
lo tanto, debemos estar agradecidos y expresar con abundancia el agradecimiento
del corazón. Con el Salmo oremos:
"Da
gracias a Dios porque Él es bueno; su amor perdura para siempre"
OS - Oración y Súplica.
Debemos
ofrecer nuestra oración y súplica para interceder incesantemente por todas las
necesidades del mundo, la Iglesia, la conversión de los pecadores, los
enfermos, los moribundos, las necesidades personales y familiares, las almas
del Purgatorio y tantas cosas más.
10.- Ser misionero
eucarístico
Una
vez que María recibió a Jesús en la Anunciación, se dispuso rápidamente a ir y
llevarlo con su prima Isabel. De la misma manera, debemos llevar a Jesús con
otros y otros a Jesús.
Esto
lo podemos lograr en una manera muy concreta, al alentar a las ovejas pérdidas
a regresar al rebaño. Desafortunadamente son tantas, que el segundo grupo
religioso más grande de Estados Unidos está integrado por Católicos no practicantes.
Encuentra
el tiempo, la forma y la iniciativa para invitar a las almas de regreso a la
Iglesia. Ojalá, él o ella realice una buena confesión y regrese a recibir el
Santo Sacramento en unión amorosa con Dios Padre, a semejanza del hijo pródigo.
Todo se puede lograr si tienes fe en que Dios tendrá el control mientras que tú
tengas la iniciativa para recibirlos de nuevo.
Fuente: ReL