Vivimos
en esta esperanza que es también una certeza: Cristo resucitado nos pide que
acudamos a los que sufren en el mundo
Vigilia Pascual en la Basílica del Santo Sepulcro, en Jerusalén (© Marie-Armelle Beaulieu/CTS) |
En
la Basílica del Santo Sepulcro, en Jerusalén, el Administrador Apostólico del
Patriarcado Latino, celebró la Vigilia Pascual del Sábado Santo, con unas horas
de antelación, debido a las normas que regulan el lugar sagrado
«Al
morir, Él murió al pecado, una vez por todas; y ahora que vive, vive para Dios.
Así también ustedes, considérense muertos al pecado y vivos para Dios en Cristo
Jesús» (Rm 6,10)
«En
esta Vigilia celebramos la fidelidad de Dios a la alianza y su perdón», reiteró
Mons. Pierbattista Pizzaballa, haciendo hincapié en que «a lo largo de los
siglos, Dios no hace más que perdonar y reactivar su relación con el hombre,
desde Adán, Abraham, hasta Jesús, Aquel que atravesando la muerte y el pecado,
nos devuelve a aquella comunión plena, una vez por todas».
Cristo
resucitado es nuestra esperanza nos precede, en nuestros hermanos necesitados
en todo el mundo, más allá del Sepulcro que está vacío.
«La
Esperanza no está aquí: es Él, que vive en el Padre y en toda criatura que
tiene hambre y sed, que está desnuda, que no tiene techo, que está enfermo o
encarcelado.
El
Sepulcro nos lleva a un gesto de piedad, mientras el que vive nos pide que
vayamos, que lo precedamos por doquier en el mundo».
Tenemos
que salir de aquí y correr, para anunciar y testimoniar esta gran novedad:
Cristo vive
Tras
señalar que el cristianismo lee de forma completamente nueva la realidad del
mundo y que se vuelve nuevo el que sabe acoger y donar amor, que sabe acoger a
Cristo nuestra Pascua, Mons. Pizzaballa concluyó su homilía con este anhelo:
«Quisiera
que esta Pascua nos haga este milagro. No que resuelva nuestros problemas
humanos y resuelva nuestras pequeñas o grandes expectativas y esperanzas.
Probablemente,
después de estas celebraciones el mundo se quedará exactamente como lo
encontramos hace unos días. Quisiera tanto que esta Pascua nos haga capaces de
esa mirada nueva sobre nosotros mismos y nuestras historias, la mirada de aquel
que ha encontrado al Señor y su salvación».
Vatican
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