En la nueva Exhortación
Pastoral el Papa muestra cómo el diablo no quiere que seamos santos
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En
su Exhortación Apostólica “Gaudete et exultate” sobre el llamado a la santidad
en el mundo actual Papa Francisco dedica todo un apartado, el apartado 5 al
combate, la vigilancia y el discernimiento. En este apartado el Papa comienza
explicando que el diablo es más que un mito: “No aceptaremos la existencia del
diablo si nos empeñamos en mirar la vida solo con criterios empíricos y
sin sentido sobrenatural. Precisamente, la convicción de que este poder
maligno está entre nosotros, es lo que nos permite entender por qué a veces
el mal tiene tanta fuerza destructiva”
“Es
verdad que los autores bíblicos tenían un bagaje conceptual limitado para
expresar algunas realidades y que en tiempos de Jesús se podía confundir, por
ejemplo, una epilepsia con la posesión del demonio. Sin embargo, eso no debe
llevarnos a simplificar tanto la realidad diciendo que todos los casos narrados
en los evangelios eran enfermedades psíquicas y que en definitiva el demonio no
existe o no actúa”, destaca el Papa Francisco recordando cómo Jesús nos deja en
el Padre Nuestro una enseñanza en el Padrenuestro: “La expresión utilizada allí
no se refiere al mal en abstracto y su traducción más precisa es «el Malo».
Indica
un ser personal que nos acosa. Jesús nos enseñó a pedir cotidianamente esa
liberación para que su poder no nos domine”.
Por
eso el Papa considera que el diablo no es “un mito, una representación, un
símbolo, una figura o una idea.” Ese engaño nos lleva a bajar los brazos, a
descuidarnos y a quedar más expuestos. Él no necesita poseernos. Nos
envenena con el odio, con la tristeza, con la envidia, con los vicios. Y
así, mientras nosotros bajamos la guardia, él aprovecha para destruir
nuestra vida, nuestras familias y nuestras comunidades, porque «como
león rugiente, ronda buscando a quien devorar”.
Como evitar la acción del
diablo
Para
el Papa Francisco una de las mejores armas para luchar contra el diablo es el
discernimiento. Es una especie de antídoto: “¿Cómo saber si algo viene del
Espíritu Santo o si su origen está en el espíritu del mundo o en el espíritu
del diablo? La única forma es el discernimiento, que no supone solamente una
buena capacidad de razonar o un sentido común, es también un don que hay que
pedir”.
Un
discernimiento que hay que tener no sólo en “momentos extraordinarios, o cuando
hay que resolver problemas graves, o cuando hay que tomar una decisión
crucial”. “Es un instrumento de lucha para seguir mejor al
Señor. Nos hace falta siempre, para estar dispuestos a reconocer los
tiempos de Dios y de su gracia, para no desperdiciar las inspiraciones del
Señor, para no dejar pasar su invitación a crecer”, añade el Papa.
Un
discernimiento que según explicó el Papa trasciende “sabidurías humanas,
existenciales, psicológicas, sociológicas o morales”: “Ni siquiera le bastan
las sabias normas de la Iglesia”.
Para
el Papa Francisco el discernimiento es una gracia: “Aunque incluya la razón y
la prudencia, las supera, porque se trata de entrever el misterio del proyecto
único e irrepetible que Dios tiene para cada uno y que se realiza en medio de
los más variados contextos y límites”.
Alvaro Real
Fuente:
Aleteia