La
Isla de Pascua, una de las remotas del mundo, y un particular vínculo con lo
religioso
Según
indican diversas crónicas, el 5 de abril del año 1722, el
explorador holandés Jacob Roggeveen fue el primer europeo en llegar a uno de
los lugares más remotos y apartados del mundo ubicado a más de 3.000 kilómetros
de la costa chilena.
Por
aquellos días, este holandés recorría el archipiélago Juan Fernández en busca
de la mítica Tierra Australis, en el hemisferio sur, un lugar que
antiguamente se creía equilibraba las tierras del Hemisferio Norte. En medio de
la travesía avistó una isla que no aparecía en sus mapas de navegación,
recuerda el portal Imágenes de la Isla de
Pascua.
Fue
en el medio de tal sorpresa que decidió nombrar al lugar como Isla de Pascua
justamente porque este hallazgo se dio en un domingo de Resurrección. El explorador holandés no estuvo más de un día
en la isla debido a los fuertes vientos y prosiguió su viaje en busca de su
objetivo original, se indica, pero quizás nunca imaginó que esa corta estadía
cambiaría la historia de un lugar cuyo nombre perdura hasta estos días y que
deja de manifiesto un particular vínculo con lo religioso.
No
obstante, la historia de la isla se remonta a siglos anteriores –ya había sido
descubierta más de mil años antes por navegantes polinésicos- y hay diversas
especulaciones sobre el origen de la civilización, sus primeros habitantes
-pueblo conocido como los Rapa Nui- y su desarrollo.
Precisamente,
quizás una de las imágenes más emblemáticas de este lugar tiene que ver con los
famosos monumentos de piedra reconocidos comolos moais, de los cuales
mucho se ha hablado, como recuerda un reciente artículo de María Paola Daud en Aleteia.
Con
el paso de los años llegaron más europeos a la isla y otro de los puntos de
inflexión en la historia del lugar tiene que ver con la presencia de misioneros
cristianos a mediados del Siglo XIX, gracias a los cuales –además de tener
incidencia en las creencias antiguas de los nativos-, se logró conocer cómo era
la vida en la Isla de Pascua y “se salvaron muchos de sus objetos más
representativos”, prosigue el portal de la isla.
Fue
recién en el año 1888 cuando se sumaría otro de los capítulos más importantes
de la isla: su anexión a Chile. Por aquel entonces las
características del lugar lo hacían casi a la deriva por su lejanía y presunto
“escaso valor”. Fue en ese contexto que el marino chileno Policarpo
Toropresentó un documento ante el rey local Atamu Tekena en el que se
establecía soberanía chilena sobre el territorio, a pesar de diversas
interpretaciones sobre el texto.
Esta
remota isla ubicada en el Pacífico está cargada de misterios, historias y con
el correr de los años se ha transformado en un fuerte atractivo turístico. En
enero del 1935 fue creado el Parque Nacional Rapa Nui y hace
más de 20 años fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Por
otro lado, en consulta con sus habitantes, en 2017 la Isla de Pascua se convirtió en el área marina protegida más grande de
Chile luego de que se estableciera que a lo largo de más de
700.000 kilómetros cuadrados solo se permitiría la pesca artesanal.
“Ha
ganado el mar de Rapa Nui, el pueblo rapanui, y ha ganado Chile nacional e
internacionalmente hablando”, expresó en su momento a La Tercera Poki
Tane Haoa, representante isleño en la Comisión de
Desarrollo de Isla de Pascua (Codeipa), aspecto que se ha convertido de alguna
manera en ejemplo de custodia de la Creación (Laudato Sí).
Es
por todo esto que en este tiempo de Pascua es bueno recordar el origen de un
nombramiento que sigue resonando con mucha fuerza hasta estos días.
Pablo Cesio
Fuente: Aleteia