En sentido estricto, se llama anamnesis a la parte de la plegaria eucarística que sigue inmediatamente a la consagración
INTRODUCCIÓN
El
término 'anamnesis’ proviene del griego y significa 'recuerdo', 'reminiscencia' y
'rememoración’. En general 'anamnesis’ quiere decir 'traer al presente los
recuerdos del pasado’.
En
teología la palabra 'anamnesis’ significa la acción memorial o de recordación
que tiene lugar en la Eucaristía durante la Santa Misa en recuerdo de las palabras
de Jesús en la Ultima Cena: 'Haced esto en memoria mía’ (Lucas 22:19).
LA ANAMNESIS Y LA SANTA
MISA
En
sentido estricto, se llama anamnesis a la parte de la plegaria eucarística que
sigue inmediatamente a la consagración. La Iglesia cumple fielmente el mandato
del Señor al repetir las palabras y los gestos de la institución y, además, la
anamnesis expresa el sentido profundo y la actitud espiritual: 'Por eso, Señor,
nosotros tus siervos y todo tu pueblo santo, al celebrar este memorial de la
pasión gloriosa de Jesucristo…’ (Canon Romano).
En
la parte de la Misa en que se hace anamnesis la Iglesia proclama su recuerdo en
la fe, del misterio salvador de Cristo. Ya en la plegaria eucarística de la
Tradición Apostólica, la anáfora, se le une la mención de la Resurrección como
expresión de la fe de la Iglesia en el misterio que se celebra: la repetición
de la Santa Cena y el memorial del misterio salvador de la Cruz, de lo cual
brota la anamnesis envuelta en la acción de gracias.
ANAMNESIS Y MEMORIAL
Es
necesario tener en cuenta que el término 'recordar’ no debe entenderse como un
proceso por el cual evocamos un acontecimiento o una persona del pasado. La
anamnesis hace que el pasado sea traído hasta el presente. No se trata de
trasladarnos al pasado, sino trasladar el pasado al presente.
De
hecho, cuando Cristo celebró la Santa Cena con sus discípulos estaba realizando
un memorial, y quiso que ellos repitieran aquello como memorial suyo. De ahí
que la palabra 'anamnesis’ se traduzca más correctamente por 'memorial’ que por
'recuerdo’, ya que así se evocan más correctamente las particularidades del
término, tanto en el sentido bíblico como en el litúrgico.
ANAMNESIS Y OFRENDA
La
anamnesis contiene, junto con la proclamación del memorial, la actualización de
la ofrenda, ya que así la Iglesia expresa con ello el sentido sacrificial más
propio de la Cena del Señor, Cristo, en efecto, ha dejado a la Iglesia un
sacrificio visible, tal como lo requiere la naturaleza humana. Pero este
sacrificio es el memorial del sacrificio definitivo al Padre en la Cruz, que se
hace presente aquí y ahora de forma incruenta, aplicándose sus frutos. El
propio Señor realizó por vez primera este memorial en la Santa Cena,
anticipando de esta forma el sacrificio incruento en la Cruz.
El
Canon Romano es uno de los que mejor expresan el carácter sacrificial de la
celebración eucarística, subrayando la relación con la anamnesis: '… te
ofrecemos, de los mismos bienes que nos has concedido, el sacrificio puro,
inmaculado y santo, pan de vida eterna y cáliz de salvación’.
ANAMNESIS EN SENTIDO
ESCATOLOGICO
Puesto
que se recuerda el misterio de la salvación 'hasta que el Señor vuelva’, la
anamnesis encierra una referencia al retorno del Señor en la gloria. De hecho,
el memorial litúrgico es, de por sí, un alimento para la esperanza del pueblo;
el recuerdo de las maravillas de Dios actualizadas en el hoy por la celebración
de la Santa Misa, lo cual asegura la total fidelidad de Dios a su promesa.
Recordarle
algo a Dios es tanto como asegurar su intervención. De ahí que el sentido
original de 1ª. Corintios 11:26, donde dice: 'Pues cada vez que coméis este pan
y bebéis esta copa, anunciáis la muerte del Señor hasta que venga’, incluye un
elemento de finalidad. La traducción más exacta sería: 'hasta que se realice su
venida’, lo cual tendría un sentido más profético.
Al
celebrar la Santa Cena en la Misa, anunciamos la muerte del Señor. Esta
proclamación se realiza por el mismo hecho de celebrar la Eucaristía, pues
cuando la comunidad se reúne en asamblea para celebrar el memorial, constituye
un signo o señal para toda la humanidad. En la anamnesis se expresa la
conciencia que tiene la Iglesia de constituir el signo del misterio pascual de
una manera que compromete a toda la humanidad, pues toda ella está abocada,
como destino final, a encontrarse con Cristo en su retorno.
LA ANAMNESIS EN LAS
PLEGARIAS EUCARISTICAS
Las
tres Plegarias Eucarísticas aprobadas por la Sagrada Congregación de Ritos, en
el decreto de 23 de mayo de 1968, presentan muestras variadas de anamnesis.
En
la Plegaria Eucarística II se conservan prácticamente los textos de la anáfora
de la Tradición Apostólica con ligeras adaptaciones, aunque la fórmula
anamnética es la misma. Únicamente se la ha añadido en la palabra 'pan’ la
determinación 'de vida’, y la palabra 'cáliz’ se ha precisado con los términos
'de salvación’.
En
la anamnesis de las plegarias eucarísticas III y IV encontramos estas
características”
a.-
Se ha expresado de modo explícito la espera en la última venida del Señor.
b.-
Se ha hecho explícito el carácter sacrificial de la Eucaristía, indicando que
Cristo es el objetivo directo y primordial de la ofrenda.
c.-
Se ha añadido el elemento de acción de gracias para completar el de memoria.
Como
característica común de esas Plegarias Eucarísticas tenemos la intervención del
pueblo, en forma de aclamación, después de la narración: 'Anunciamos tu muerte,
proclamamos tu resurrección. ¡Ven, Señor Jesús!’. Esta aclamación es
propiamente una anamnesis con la cual el pueblo hace, como lo hará después el
celebrante, su memoria y acto de fe en el ministerio que celebra.
La
Plegaria Eucarística I es del rico y tradicional Canon Romano, la cual es la
que debería usarse regularmente, y que es superior a las otras.
BIBLIOGRAFIA
.-
Anamnesis – F. Cabrol
.- Problemas de la anamnesis – B. Botte
.- Haced esto en memoria mía – O. Casel
.- Problemas de la anamnesis – B. Botte
.- Haced esto en memoria mía – O. Casel
Por:
Agustín Fabra