El vicario
judicial afirma que las causas son la inmadurez de la sociedad y no tomarnos en
serio las relaciones interpersonales
Boda en una Iglesia católica. RC |
Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, las bodas
católicas se sitúan en mínimos históricos: solo el 22% de las parejas se casa
por la Iglesia.
En la diócesis de Burgos el porcentaje es algo mayor, ya que el 40% de los jóvenes optan por pasar por el altar. El arzobispado burgalés ha analizado con expertos en pastoral familiar estas cifras.
En la diócesis de Burgos el porcentaje es algo mayor, ya que el 40% de los jóvenes optan por pasar por el altar. El arzobispado burgalés ha analizado con expertos en pastoral familiar estas cifras.
Un artículo publicado
por la archidióceiss de Burgos se pregunta: ¿qué se esconde
detrás de las cifras? ¿La secularización de la sociedad o el
miedo al compromiso?
Hace una década el total de matrimonios
civiles y eclesiásticos contraídos en la provincia de Burgos alcanzaba la cifra
de 1.637 uniones, de ellas, 876 religiosas (860 entre católicos y 16 entre un
católico y un no católico). En 2016, esas cifras habían descendido ya hasta
1.234, y del total, solo 459 fueron matrimonios entre católicos y 7 entre un
católico y un no católico.
Crisis
del compromiso comunitario
Jorge
Lara y Laura
Pérez son los delegados diocesanos de Familia y Vida. En
su opinión, el descenso tanto del número de matrimonios civiles como religiosos
responde a lo que el Papa Francisco ha llamado "crisis
del compromiso comunitario", que tiene su principal
exponente en la crisis del compromiso matrimonial. Aumentan los hogares
unipersonales, y en Inglaterra crean un "ministerio de
la soledad".
En la misma línea se manifiesta el
vicario judicial adjunto, Donato Miguel Gómez Arce:
"Yo
creo que nos falta tomarnos en serio las relaciones interpersonales y a eso se
le añade una progresiva inmadurez de la sociedad. La sociedad
está desestructurada. Y si tú tienes una sociedad desestructurada, una de sus
instituciones básicas y elementales, que es la familia, la tienes
desestructurada. Es una pescadilla que se muerde la cola".
Como contrapartida, el
vicario judicial de la diócesis apunta que se ha producido "una
depuración. Antes, mucha gente se casaba por la Iglesia
porque era un acto social o porque en su familia no se concebía el no casarse
por la Iglesia. Vestido de novia, alfombra roja, retablo bonito… y es curioso,
en las iglesias modernas, salvo que existiese un vínculo muy profundo con esa
parroquia, no había bodas, todo el mundo se iba a una Catedral, a un San
Nicolás, a una iglesia espectacular.
En el sentido positivo, ahora nos
encontramos con que el que se quiere casar por la Iglesia, lo hace, y el que
no, no tiene que salvar el obstáculo de la presión social o familiar. De hecho,
en las nulidades matrimoniales hemos contemplado casos de muchas personas se
habían visto abocadas al matrimonio por una falta de libertad, cosa que ahora
mismo no se da, salvo en unos sectores o en unas familias de tradición fuerte
católica".
¿Se sabe lo que hace?
Todas las parejas que van a contraer
matrimonio eclesiástico pasan por un cursillo,
lo que podemos llamar una preparación inmediata para cubrir un expediente
cuando ya se ha fijado fecha de boda. Pero tanto el vicario como los delegados
de Familia consideran que no es suficiente.
"Aunque la gran mayoría acaban muy
contentos de los cursillos, muchos llevaban años alejados de la vida eclesial.
La fe había dejado de significar algo en sus vidas. Desde distintas
delegaciones se está profundizando en esa preparación remota, Catequesis,
Juventud, Pastoral Vocacional, Familia… pero queda mucho por hacer. Hay alguna
experiencia en marcha de grupos de novios sin horizonte inmediato de boda, pero
hay que extenderlas más. También se sigue trabajando en la educación afectivo
sexual tanto en colegios como en parroquias, y para ello estamos formando
monitores", explican Jorge y Laura.
Una vez que la pareja ha pasado por el
altar, queda aún una importante tarea: el acompañamiento. "A todos se les
invita a incorporarse a sus comunidades parroquiales, se les presentan
distintas realidades de movimientos… No es suficiente, porque la llama que se
prende en los cursillos es fácil que se vuelva a apagar. Se están haciendo
experiencias de matrimonios jóvenes, que son gérmenes o ensayos que esperamos
que se consoliden. También hemos iniciado las experiencias de las ITV matrimoniales,
y hay que animar más a tener experiencias como los fines de semana de Encuentro
Matrimonial, los encuentros conyugales del Movimiento Familiar Cristiano, Cursillos de Cristiandad y
otras, como retiros o grupos de oración para matrimonios y familias".
Cuando llega la crisis
El Centro de Orientación Familiar
(COF) es el recurso diocesano donde desembocan algunas de las
situaciones de crisis conyugal y al que se pretende dar una mayor difusión para
que se pueda intervenir antes de que las rupturas sean irreversibles. También
en este punto desempeña un papel fundamental el propio tribunal eclesiástico, cuya
dimensión pastoral es, según Donato Gómez, obligada. Todas las parejas que
presentan demanda de nulidad pasan un filtro (el pasado año mantuvo 72
entrevistas y solo 24 terminaron en demanda).
"Hay un porcentaje al que he enviado a
hacer terapia porque los problemas no eran esenciales, porque
esas personas necesitaban darse la oportunidad de reconducir su situación.
Incluso dentro de las que sí que se ve que hay realmente nulidad, en algunos
casos hemos ido a una sanación y se ha podido reconducir ese matrimonio".
Lo
cierto es que las demandas de nulidad están creciendo porque hay más
información, sobre todo a raíz del documento motu proprio del papa
Francico Mitis Iudex Dominus Iesus para la reforma del proceso
canónico de nulidad del matrimonio. "Hasta entonces todas las personas que
venían lo hacían desde una situación ya bastante rota, en su mayoría, o habían
ya iniciado o consolidado una relación nueva, no había visos de volver
atrás".
Otras de las consecuencias del documento
pontificio han sido la agilización de los procesos y, sobre todo, "acabar
con el mito de que la nulidad cuesta un dineral. n Burgos,
por lo menos, hemos tenido siempre un porcentaje de en torno al 50% de causas
de beneficio de justicia gratuita. Hay una serie de criterios: cuando una
persona no tiene recursos, se le concede la exención de las tasas. Y también
los abogados que están ayudando al tribunal llevan el proceso de manera gratuita.
Estamos hablando de unas cifras de 200 euros para quien puede pagarlo".
Hay quien piensa que hoy la nulidad del
matrimonio canónico es "un café para todos", y
frente a ello Gómez Arce subraya que "esto no es un divorcio encubierto.
No, aquí no se trata de dar nulidades, si hay visos, a partir de unas pruebas,
de que ese matrimonio no ha sido válido, declaramos que es nulo. Si no hay
visos de nulidad, declaramos que es válido.
Lo que sí intento es que el proceso no
sea sangrante en el sentido personal, sino que sea terapéutico. Ayudamos
a que se traten de sanar las heridas que una relación ha provocado, hay
que tener en cuenta que detrás de quien viene a solicitar una nulidad hay mucho
sufrimiento, muchas heridas, traumas, entonces es muy importante entrar al
fondo, no desde el morbo ni desde la curiosidad, sino desde el afán sanador y
terapéutico".
Fuente: ReligionConfidencial