Tras la
matanza de Diriamba y Jinotepe, las fuerzas gubernamentales agreden a un
obispo, un cardenal y al nuncio en Nicaragua
Las noticias desde Nicaragua no pueden más
negras. La peor matanza desde que iniciaron las protestas el 18 de abril se ha
perpetrado este fin e semana.
Y este lunes, el obispo insignia
de la voz del pueblo, el auxiliar de Managua, Silvio José Báez, según lo
dijo en tuiter, fue herido, golpeado en el estómago, arrebatado de las
insignias episcopales y agredido verbalmente por una turba enardecida que
quería ingresar a la basílica San Sebastián en Diriamba. Gente que, en opinión
de los pobladores de esta ciudad, trabaja para el Estado.
El obispo Báez dijo en su cuenta
de tuiter: “Estoy bien gracias a Dios. Se liberó la basílica y a
quienes allí estaban”. Con él -afortunadamente
salieron ilesos- se encontraban el cardenal Leopoldo Brenes y el nuncio
apostólico Stanislaw Waldemar Sommetarg.
Más tarde, este lunes, ya en la
catedral de Managua, el cardenal Brenes y su obispo auxiliar Báez, quienes han
encabezado con firmeza la voz del pueblo y han arriesgado su vida para evitar
más derramamiento de sangre en Nicaragua, oraron juntos en una capilla lateral.
En su cuenta de tuiter, el
obispo Báez fue muy enfático, citando a San Lucas (23, 34): “Padre,
perdónalos porque no saben lo que hacen”.
Desde luego, oraron por la
paz en Nicaragua que este fin de semana sufrió el peor embate de las fuerzas
leales al régimen sandinista contra las ciudades de Diriamba y Jinotepe, a 40
kilómetros de Managua.
Según el Centro
Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH)las fuerzas antidisturbios,
policías y juventudes sandinistas. dejaron un reguero de 17 personas muertas,
en poco más de 24 horas.
Los prelados
nicaragüenses y el representante del Vaticano en Nicaragua, se habían
trasladado a Diriamba como mediadores, para pacificar a la ciudad.
Muchos
pobladores de esta sufrida ciudad se refugiaron en la Basílica tras el ataque
combinado de grupos antidisturbios y paramilitares en contra de los opositores
al régimen de Ortega.
Según CENIDH,
durante el domingo, desde la madrugada, comenzaron los ataques a las barricadas
y a los barrios alzados en contra del gobierno sandinista. Decenas de
heridos y diez muertos se produjeron en Diriamba y siete fallecidos, también
con decenas de heridos, en Jinotepe.
Activistas de
derechos humanos aseguran que el número de muertos puede ser mucho mayor pues
están apareciendo cadáveres sin identificar en las zonas rurales de estas
poblaciones.
En 83 días de
protestas –que iniciaron el 18 de abril pasado– la Asociación
Nicaragüense Pro Derechos Humanos (ANPDH)estima que la violencia ya ha
dejado 310 muertos, de los que 20 son menores de edad, incluidos
niños de apenas 15 meses de vida.
El ataque a los
obispos ha generado un repudio total en la sociedad de este país
centroamericano. Por ejemplo, en la cuenta de tuiter del obispo Báez, una
mujer cuyas iniciales son C.A.P ha escrito al prelado: “Dios te bendiga y los
guarde de todo mal a usted y a todos los sacerdotes. Soy evangélica pero
los admiro muchísimo”.
Por su parte,
la embajada de Estados Unidos en Nicaragua ha retirado ya a todo su personal no
esencial.
La embajadora
Laura Dogu ha declarado en su cuenta de tuiter que escuchó el domingo por la
noche disparos cerca de su residencia. “Mi casa no fue el objetivo de los
disparos y estoy bien. Sin embargo me preocupa mucho las noticias de violencia
y condeno las muertes de este fin de semana. Mis oraciones están con las
víctimas y sus familias”.
En los ataques
a los obispos en Diriamba este lunes también resultaron heridos periodistas y
defensores de derechos humanos. A varios reporteros les robaron sus cámaras
de video y fotografía.
Pero el
presidente Daniel Ortega y su esposa Rosario Murillo parecen no enterarse del
clamor popular que la salida inmediata del gobierno. Este fin de semana,
previo a los ataques a Diriamba y Jinotepe, Ortega afirmó que no va a adelantar
elecciones ni a dejar su cargo hasta 2021, cuando lo sucedería su esposa, la
vicepresidenta Murillo.
El precio de
esta tozudez está siendo carísimo en sangre por parte del pueblo
nicaragüense. Por lo pronto, después de este ataque, difícilmente
la Conferencia Episcopal Nicaragüense seguirá como mediadora en la Mesa de
Diálogo Nacional.
Y la opositora
Alianza Cívica –que reúne a estudiantes universitarios, empresarios,
productores, académicos y representantes de organizaciones de la sociedad
civil– anunció para el jueves 12 de julio una nueva marcha nacional en Managua
y otras ciudades del país, además de convocar a un segundo paro nacional de 24
horas el viernes 13.
Y a esperar que
tanto marchas como huelga, no deriven en otra matanza como las de este domingo
en dos ciudades más que se suman al martirio de Nicaragua.
Fuente: Aleteia