Los católicos no somos un grupo de personas que vive en una isla, estamos en el mundo pero con la mirada en el cielo
Acepto
que durante muchos años he estado apartada de Dios. Lo que no significa que Él
haya estado apartado de mi. Tengo la certeza que Dios siempre ha estado (y
está) a mi lado guiando mis pasos y protegiéndome a veces incluso de mi misma.
Creo que las oraciones de mi madre han jugado un rol fundamental en esto
último. Gracias mamá.
Hace
unos días leí la noticia sobre este bar católico que abrieron en
Francia. Y hoy con lo aprendido pensé: ¡Qué gran idea! Qué bueno sería tener
uno por aquí cerca. Ir a un lugar sano y seguro donde compartir, celebrar
y socializar.
Regresando
en el tiempo (solo unos cuantos años atrás) mi pensamiento hubiera sido
distinto o simplemente la idea del bar católico me hubiera parecido no viable.
Digamos que en ese tiempo mi moral sufría un leve desorden de atención. Ojo
dije leve. Ya que estamos entrando en confianza acepto que me encantaba
salir de noche y hasta muy tarde. La noche, sus luces, sus personajes curiosos,
el lenguaje que aparecía en esos lugares, los códigos, las formas, lo permitido
cuando el sol se va, la música y los espejismos me parecían algo tan atractivo.
Sentía que era un mundo paralelo que de pronto aparecía. Ahí era completamente
libre y auténtica. Esto último dependería de la dosis correcta de alcohol que
estuviera presente. Ahí está, lo dije.
Haciendo
un balance de esas noches y casi madrugadas, siento que he podido sortear
situaciones incómodas y hasta peligrosas; primero porque Dios es grande y
segundo por una serie de factores que estuvieron presentes como los buenos
amigos. Hace poco uno de esos amigos escribía que Dios saca cosas buenas
hasta de las cosas malas. Y hoy esa es mi intención, ver como Dios saca cosas
buenas de situaciones de mi vida que no fueron tan buenas. Y ponerlas al
servicio de los demás.
En
el mundo de hoy los católicos no somos un grupo de personas que vive en
una isla. Estamos inmersos en el mundo pero con la mirada en el cielo en todas
las circunstancias de nuestra vida, en todas, hasta en un bar. No hay nada de
malo en sí con ir a un bar. Pero dado el mundo y la cultura en que vivimos,
muchas veces para un católico puede convertirse en un gran desafío. Así que aprovechando
lo aprendido, lo vivido y lo sufrido aquí les dejo una serie de consejos
para cuidarnos y cuidar nuestra fe en lugares tan controversiales como estos:
Los bares. A mi me hubieran servido mucho, espero les sirvan.
1. Elige bien a dónde vas
Te
la pongo clara, los católicos no vamos a antros. Quiérete un poco y no vayas a
lugares donde tú y tus amigos podrían pasar un mal rato. ¿A qué me refiero?
Peleas, drogas, borracheras, amores de barra y demás. Ve a un bar pero escógelo
bien, no seas ingenuo. El ambiente en el que un cristiano vive tiene peso en su
vida, no creas que porque vas a misa tienes pasaporte diplomático para entrar
en cualquier ambiente. Ese modo de pensar es totalmente contrario al “Astuto
como la serpiente y manso como paloma”, que nos pidió el Señor. Mira bien cómo
es el lugar, pide referencias y sin ningún reparo no vayas si no es
el lugar apropiado. En todo caso busca otro y propónselo a tus amigos.
2. Siempre con buenos
amigos. Sí, dije buenos y dije siempre
“No
hay amor más grande que el de dar la vida por los amigos” (Jn. 15, 13) Los
buenos amigos son los que nos acercan a Cristo. La verdadera amistad es un gran
tesoro. Trata siempre de ir en compañía de verdaderos amigos, aquellos que
realmente te conozcan y sepas que estarán ahí para cuidarte. Tú también sé un
buen amigo para ellos. Hazles caso cuando te adviertan de tu
comportamiento. Cuando vas solo o con simples conocidos puedes caer en la
tentación de las apariencias y aceptar, ceder ante comportamientos que van en
contra de tu vida cristiana, un buen amigo al lado será siempre muy
beneficioso.
3. Lleva algo que te
recuerde en lo que crees
Sí,
lleva algo; una inscripción en el polo, la cadena que te regaló tu mamá. El
denario en el dedo. ¡Algo! Las luces, los ruidos, las interferencias pueden
hacerte dar una amnesia temporal o volverte ciego. Siempre recuerda quién eres,
de dónde vienes y a dónde vas. No la pierdas de vista.
4. Hacer lo que todos
hacen es cosa de gente sin estilo
En
otras palabras: ¡sé prudente! Cuida tus palabras y tus acciones. Por hacerte el
chistoso o el “cool” puedes acabar en problemas. Usemos nuestra voluntad
para moderar nuestros impulsos, nuestras palabras y nuestros actos sobre todo
en un lugar en el que podemos tropezar. Recuerda cuando tropiezas tú,
tropezamos todos. No solo te juzgan a ti, juzgan a toda la iglesia.
5. Arréglate, vístete
bonito, sin perder de vista quién eres
Para
ser más exactos cuida tu cuerpo no te pongas una falda que parezca un cinturón
ni una camisa que parezca una bufanda o esté tan pegada a tu cuerpo que parezca
pintura! Tu cuerpo es sagrado, no caigas en la tentación de usarlo como
mercancía. Respétate, quiérete y ten respeto por los demás también. Alguna
vez leí que la modestia no es una prenda de vestir sino una conducta y un modo
de comportarse. Podrías vestir la ropa más modesta y recatada que quieras pero
si tu comportamiento es todo lo contrario y lo que busca es seducir, de nada
sirve que te pongas una túnica. Viste bien y compórtate bien.
6. Cuando tomes se
consciente de tus límites y ¡respétalos!
No
hay nada malo con tomar un trago. Pero si nunca antes lo has hecho, es mejor
que no escojas un bar para empezar. Si tomas, siempre toma con mesura y
nuevamente con buenos amigos. No voy a entrar en los detalles del pecado de la
gula en sí sino de que te cuides. Los efectos del alcohol nos nublan el
entendimiento y podemos terminar haciendo cosas de las cuales luego nos vamos a
arrepentir o peor aún nos pueden poner en situaciones de riesgo. No seas ingenuo,
cuídate, no pierdas tu vaso de vista. No trates de hacerte el fuerte o el que
se las sabe todas porque definitivamente no te las sabes.
7. No te la pases
criticando todo y a todos
Si
va a un bar, vas a pasar un rato con los amigos, a distraerte. No vas a un bar
sólo a criticar a las personas que están ahí, ni su conducta ni su moral. No
estamos llamados a juzgar, y que tire la primera piedra el que esté libre de
pecado. Cada uno vive una realidad distinta y no todos tenemos ni la misma
formación espiritual ni compartimos las mismas creencias. Así estés en una
iglesia: no entres al chisme. El Papa Francisco nos dice que con el chisme
podemos asesinar al prójimo. Todos somos hijos de Dios amados hasta el
infinito. Elije comentarios que lleven a críticas constructivas que aporten,
que provoquen reflexión.
8. Diviértete
La
Madre Teresa de Calcuta decía: “Un corazón lleno de alegría es un corazón lleno
de amor…Si tienes alegría, esta brillara en tus ojos y en tu aspecto, en tu
conversación y en tu contento. No podrás ocultarla porque la alegría se
desborda”. Vayas donde vayas, que la alegría en Dios sea tu compañía. Si
estás entre buenos amigos, disfruta el momento y que TU comportamiento y tu
alegría cuestione a las personas que te rodean y los acerque a Dios. Si vas a
un bar no es para que seas el tenso criticón, mejor te quedas en tu casa. Vas
para divertirte con tus amigos. Y como católicos sabemos a qué nos referimos
con diversión.
9. Ayuda a quienes se
pasen de copas
Ayúdalo,
asístelo y llévalo a su casa. Conversa con él o ella al día siguiente. Y si tú
eres el que necesitó de la ayuda. Déjate ayudar. Si no puedes controlarte, es
mejor que no vayas. No dejes a tus amigos abrazados a un W.C. hasta que
termine tu noche. Eso daña la imagen de tus amigos y habla mal tu
capacidad de sacrificarte por ellos.
10. No estés
pendiente de tu celular
A
ver y esto no sólo es para un bar sino para cualquier situación social de la
vida. Es algo tan molestoso estar en un grupo y que todos miren el celular en
lugar de mirarse a la cara y conversar. La verdadera unión y comunicación
no es a través de un celular. NO es “Smart” hacerlo. El mensaje que
transmite al que está frente tuyo es “no me importas.” Además que
específicamente en un bar es peligroso, ¿por qué?, porque estás distraída o
distraído de lo que está pasando a tu alrededor y muchas veces hay quienes se
aprovechan de esa situación. Deja el celular en el bolsillo.
11. Si tienes novia no
juegues en la línea
Si
tienes novia. Anda con tu novia al bar. Si vas solo anda con un grupo de
amigos. Si encuentras alguien atractiva no la busques ni entres en una
conversación íntima. Cuídate y cuida tu relación. Si juegas con fuego te puedes
quemar. Y si te chamuscas, pues te recomiendo que converses con ella o con él
sobre lo que sucedió esa noche, te aseguro que es mil veces mejor que se entere
por ti a que otras personas, muchas veces malintencionadas, se lo cuenten y
exageren lo que realmente ocurrió. ¡Esto es el ABC del enamorado católico! ¿No
lo has leído?
12. Evita el coqueteo
(especialmente para las chicas)
Y
esto bien puede estar relacionado con el punto anterior como no. Parece ser que
a las chicas nos gusta que nos miren y muchas veces cuando descubrimos miradas
las aprovechamos para despertar más admiración aún. No juegues sino
quieres que jueguen contigo. La vanidad no te va a llevar a ningún buen
lugar, por vanidosa puedes terminar en situaciones incómodas. Recuerda que hoy
en día mucha gente va a los bares a buscar diversiones pasajeras. No vaya a ser
que te confundan con una.
13. Los católicos no
tenemos amores de una noche
Continuando
con lo anterior. Si encuentras a alguien que te parece interesante, lo mejor
que puedes hacer es conversar. Nada más. Introducirlo al grupo de amigos y
quedar para volver a salir y seguir conociéndose por un buen tiempo más. No
somos cosas que se desechan, no somos descartables de un uso y desuso como el
mundo nos quiere hacer creer. No caigas en la fantasía del feminismo ni del
machismo que te dicen que eres libre para hacer con tu cuerpo lo que quieras. Quiérete
respétate y haz lo mismo con los demás.
14. Si te preguntan
por tu fe haz apostolado. El apóstol no está de vacaciones en un bar
Si
te preguntan es la premisa. Y es que no vas a ir a un bar de frente a dar un
sermón. Pero efectivamente si alguien te pregunta responde. Recuerda que el
mejor apostolado que podemos hacer es dar testimonio con nuestras vidas.
15. Si alguien se
pasa de la raya con una amiga, defiéndela
Y
lo mismo con un amigo. Hoy en día no es poco frecuente encontrar a chicas que
abordan chicos y los hacen pasar ratos incómodos. Si una chica le está haciendo
proposiciones indebidas a tu amigo ayúdalo a salir de ahí o pon en evidencia a
la chica. Y obviamente si alguien se pasa de la raya con tu amiga
defiéndela. No inicies peleas, la violencia no lleva a ningún lado.
16. Aconseja a tus
amigos cuándo parar… pero recuerda que son libres de ser idiotas
Creo
que ya toqué este punto pero vale la pena reforzarlo. Ayúdalos a recordar que
ya tomaron demasiado, ayúdalos a recordar que tienen novia y la conversación
con esa chica les puede traer problemas, ayuda a tu amiga a que no escuche a
ese tipo…Y efectivamente ten presente que pueden tener la libertad de ser
idiotas. Pero es preferible que se enojen contigo a dejarlos atentar
contra sí mismos. El enojo finalmente se pasa, las heridas dejan
cicatrices.
17. Di NO
Claro
y simple. Cuando quieras decir no, di NO. No tomo. No quiero más. No,
ya me voy. No, tengo novia. No, gracias. No, no, no, no. No pasas nada si
rechazas cosas que te pueden hacer daño. No cabe la vergüenza aquí. Se digno y
di NO.
18. No entres en
detalle dando explicaciones de tu vida privada
Este
es un buen consejo. Aquí voy: Una chica y un chico en una barra. Conversan
amenamente, él está interesado y quiere “algo más” con la chica. Ella en lugar
de decir NO y salir rápidamente de la situación, como el chico también le gusta
se llena de explicaciones y confidencias que no son las que debemos dar a
alguien que recién conocemos y menos en un bar. Por ejemplo: Mira soy católica
y los católicos no tenemos amores de barra. En realidad soy virgen… ¡¡¡NOOO!!!
Eso no se dice, es algo íntimo y personal. Revelar algo así solo va a ponerte
peligro. Sé manso como una paloma pero astuto como un león. Los
detalles de tu vida personal no se dan en un bar. Eso se llama pudor. Punto.
19. Vuelve a casa
antes de que el encanto se acabe, sí algo así como Cenicienta
Busca
una hora prudente para volver a casa. Esta hora dependerá no sólo de qué
hora sea sino del ambiente y las acciones de los que te rodean. Siempre retírate
con el grupo de amigos con el que viniste, nunca solo ni con alguien a quién
recién conociste por muy buena persona que te parezca o porque crees haber
encontrado al príncipe azul. NUNCA.
Por:
Silvana Ramos