El padre
Pepe di Paola y varios de sus compañeros, junto a algunos obispos, salesianos y
franciscanos, presentaron esta semana el proyecto Hogares del Abrazo Maternal.
En los barrios pobres –aseguran– se elige la vida
Foto: Facebook Mision San Juan Bosco Padre Pepe |
Centros gestionados por
mujeres de las villas miseria y dedicados a atender a las
mujeres de estos barrios marginales de Argentina que se enfrentan a un embarazo
difícil o inesperado. Así serán los Hogares Abrazo Maternal, cuya puesta en
marcha anunció un grupo de curas villeros en la parroquia de Cristo
Obrero, en la Villa 31 de Buenos Aires.
«Porque creemos
profundamente que cada vida cuenta y que la sociedad muestra su verdadero
rostro por el modo en cómo tratamos a los más débiles, elegimos asumir la
responsabilidad como comunidad ante estas situaciones dramáticas; sin crítica,
sin esperar a que se establezca una verdadera cultura del descarte humano»,
explicaron los sacerdotes, liderados por el padre Pepe di Paola, activo sobre
todo en la diócesis de San Martín.
En un documento –firmado
también por algunos obispos y por salesianos y misioneros franciscanos–
responden a la aprobación por parte de la Cámara de Diputados del proyecto de
ley que despenaliza el aborto.
Mensaje al Senado
«Como Iglesia presente en
las villas y en los barrios populares, donde se viven varias dificultades,
queremos renovar nuestro esfuerzo en la lucha por la cultura de la vida y de
los derechos humanos –aseguran–. Esperando que los senadores», responsables
ahora de que la ley ya aprobada en la Cámara siga adelante, «puedan tener en
cuenta el inmenso valor que tiene cada vida humana, la de la madre y la
del nasciturus, proponemos una respuesta concreta a la dificultad
de las jóvenes y de las adolescentes de nuestros barrios que siguen adelante
con el embarazo de riesgo, no deseado o no planificado. Creemos firmemente en la
necesidad de cuidar de la vida humana en todas sus fases, de la concepción a la
muerte. Cada ser humano será siempre el rostro de Dios, más allá de su
fragilidad».
Los curas villeros ya se
pronunciaron en marzo sobre el proyecto de despenalización del aborto, en el
documento titulado Con los pobres abrazamos la vida. El padre Di
Paola también tuvo ocasión de hacerlo en la propia Cámara de Representantes,
pues fue llamado a mostrar su valoración durante la tramitación del proyecto.
En ese momento, clamó que
«¡no necesitamos agregar más muertes! Nuestros barrios necesitan propuestas
dignas y una sociedad que proteja a los más débiles, no que los descarte como
residuos patológicos!».
La comodidad por encima de
la vida
En el documento presentado
el martes en San José Obrero, los sacerdotes recuerdan que el Papa Francisco
«ha denunciado innumerables veces la cultura del descarte en nuestra sociedad:
ancianos, inmigrantes, discapacitados, pobres y no nacidos molestan, reclamando
atención, cuidado, nos sacan de la comodidad y el privilegio; por ello existe
una fuerte tendencia a descartarlos, a arrebatarles el derecho a existir. Por
encima de todo mandan los proyectos individuales, el nivel de consumo, el
bienestar, la comodidad».
Los sacerdotes quieren dar
una respuesta concreta a estas necesidades, pues «cada embarazo, cada niña y
cada niño son esperados y recibidos [en las villas miseria] como un don, un
regalo, con la esperanza de que representa para ellos un futuro diferente y
mejor que el presente».
Las mujeres, protagonistas
Esta labor, este aprecio
por la vida, vienen «del Evangelio y de las mujeres pobres con las que
compartimos nuestra vida y nuestro trabajo. Muchas veces –subraya el texto– son
madres de sus propios hijos y de los del prójimo. Sí, en un momento en el cual
tantos hablan de los pobres, manifestando preocupación por
ellos, nuestra comunidad quiere mostrar una vez más que las mujeres de los
barrios eligen la vida, la vida de la niña o del niño que vendrá y la de la
mujer que lo lleva en su seno, también cuando muchas veces deben hacerlo solas,
sin un hombre que se haga cargo de su propia paternidad, totalmente ausente o
en graves dificultades».
Por este motivo –continúan–
«las mujeres son las grandes protagonistas de esta propuesta: como sujetos de
derechos que no solo reciben atención y cuidado sino que también prestan apoyo
a sus iguales. Sí, las mismas mujeres de nuestra comunidad gestionarán los
centros, que tendrán el nombre de Hogares del Abrazo Maternal».
En estas estructuras se
pondrá a disposición de las mujeres comida, atención sanitaria, controles
médicos, apoyo psicológico, asesoramiento legal y social, de forma que las
mujeres «puedan llevar adelante su embarazo y los primeros años de vida de su
hijo». Habrá un lugar adecuado para ellas durante el día, para comer, merendar,
recibir formación y orientación ante cada situación. También se acogerá a las
mujeres que han vivido el drama del aborto y a los padres, a los que se ayudará
a asumir su creciente responsabilidad.
«En un clima de familia que
acoge, abraza y acompaña, buscaremos sobre todo dar ánimo y fuerza», concluyen
los sacerdotes.
Fuente: L’Osservatore
Romano/Alfa y Omega