Ángelus del Papa en la
solemnidad de la Asunción de María: servir a Dios en cuerpo y alma
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| AFP/EAST NEWS |
El
miércoles 15 de agosto, en la solemnidad de la Asunción de la Virgen María al
Cielo, el Papa Francisco rezó la oración mariana del Ángelus junto a miles de
fieles y peregrinos reunidos en la plaza de San Pedro.
Asunción al cielo: unión
corporal y espiritual
“La
asunción al cielo, en alma y cuerpo, es un privilegio divino concedido a la
Santa Madre de Dios por su particular unión con Jesús. Es una unión corporal y
espiritual, iniciada en la Anunciación y madurada a lo largo de la vida de
María a través de su singular participación en el misterio del Hijo”, explicó
el Santo Padre destacando, que si bien María tuvo una vida humilde y sencilla,
“fue una mujer común de su tiempo”, cada acción diaria suya, “era realizaba
siempre en total unión con Jesús, viviendo en el momento del Calvario, su
culmen en el amor, en la compasión y en el sufrimiento del corazón.
“Es por eso que Dios le ha dado una
participación plena también en la Resurrección de Jesús”, añadió el Obispo de
Roma recordando que el cuerpo de la Madre “ha sido preservado de la corrupción,
como el cuerpo del Hijo”.
Dios quiere salvar al
“hombre entero”
Asimismo,
el Pontífice señaló que con esta festividad la Iglesia invita a contemplar este
misterio: “nos muestra que Dios quiere salvar al hombre entero: alma y cuerpo.
Jesús resucitó con el cuerpo que había recibido de María; y ascendió al Padre
con su humanidad transfigurada”.
Por
ello, -dijo Francisco- “La maravillosa realidad de la Asunción de María
manifiesta y confirma la unidad de la persona humana y nos recuerda que estamos
llamados a servir y glorificar a Dios con todo nuestro ser, alma y cuerpo. Esto
– la “resurrección de la carne” – es un elemento propio de la revelación
cristiana, una piedra angular de nuestra fe”.
Glorificar a Dios con el
cuerpo y el alma
Antes
de concluir, el Papa hizo hincapié en que “servir a Dios sólo con el cuerpo
sería una acción esclava; servirlo sólo con el alma estaría en contraste con
nuestra naturaleza humana”, por tanto como cristianos estamos llamados a
glorificar a Dios a través de la unión de ambos: cuerpo y alma trabajando
unidos en búsqueda de la eternidad.
“Si
hemos vivido de esta manera, en el servicio jubiloso a Dios, que se expresa
también en un servicio generoso a los hermanos; nuestro destino, el día de la
resurrección, será similar al de nuestra Madre celestial”, explicó Francisco
invitando a todos a rezar a María, “para que por su intercesión maternal, nos
ayude a vivir nuestro camino diario en la esperanza de poder alcanzarla algún
día, con todos los Santos y nuestros seres queridos, en el paraíso”.
Vatican
Media
Fuente:
Aleteia






