“La pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y
la dignidad de la persona”, afirma el nuevo texto sobre la pena de muerte del
Catecismo de la Iglesia Católica
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La camilla para la inyección letal de la pena capital (Copyright © Ken Piorkowski 2012 |
El Papa Francisco ha aprobado con un Rescrito la nueva redacción del artículo 2267 del
Catecismo de la Iglesia Católica sobre la pena de muerte. Así lo informa el
Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, el cardenal Luis F.
Ladaria.
El nuevo texto del artículo sobre la
pena de muerte es el siguiente:
“Durante mucho tiempo el recurso a la pena de muerte
por parte de la autoridad legítima, después de un debido proceso, fue
considerado una respuesta apropiada a la gravedad de algunos delitos y un medio
admisible, aunque extremo, para la tutela del bien común.
Hoy está cada vez más viva la conciencia de que la
dignidad de la persona no se pierde ni siquiera después de haber cometido
crímenes muy graves. Además, se ha extendido una nueva comprensión acerca del
sentido de las sanciones penales por parte del Estado. En fin, se han
implementado sistemas de detención más eficaces, que garantizan la necesaria
defensa de los ciudadanos, pero que, al mismo tiempo, no le quitan al reo la
posibilidad de redimirse definitivamente.
Por tanto la Iglesia enseña, a la luz del Evangelio,
que «la pena de muerte es inadmisible, porque atenta contra la inviolabilidad y
la dignidad de la persona», y se compromete con determinación a su abolición en
todo el mundo”.
La citación se refiere al discurso del Papa Francisco a los participantes en el
encuentro promovido por el Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva
Evangelización, el 11 de octubre 2017, mientras la aprobación tuvo lugar en el
curso de la audiencia al Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe,
el cardenal Luis Luis F. Ladaria, el 11 de mayo pasado, y la firma fechada 1°
de agosto 2018, Memoria de San Alfonso María de Ligorio.
El texto
anterior
El Catecismo de la Iglesia Católica promulgado en 1992
había sido ya corregido en el párrafo sobre la pena de muerte después de las
afirmaciones de Juan Pablo II en la Encíclica Evangelium vitae en el 1995. El
texto enmendado decía:
“La enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye,
supuesta la plena comprobación de la identidad y de la responsabilidad del
culpable, el recurso a la pena de muerte, si esta fuera el único camino posible
para defender eficazmente del agresor injusto las vidas humanas. Pero si los
medios incruentos bastan para proteger y defender del agresor la seguridad de
las personas, la autoridad se limitará a esos medios, porque ellos corresponden
mejor a las condiciones concretas del bien común y son más conformes con la
dignidad de la persona humana.
Hoy, en efecto, como consecuencia de las posibilidades
que tiene el Estado para reprimir eficazmente el crimen, haciendo inofensivo a
aquél que lo ha cometido sin quitarle definitivamente la posibilidad de
redimirse, los casos en los que sea absolutamente necesario suprimir al reo
«suceden muy rara vez, si es que ya en realidad se dan algunos”
La carta del
card. Ladaria a los obispos
El Rescripto del Pontífice es acompañado por una carta del cardenal Ladaria a los obispos de todo el mundo
en la que el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe explica que
“la nueva redacción del n. 2267 del Catecismo de la Iglesia Católica, “expresa
un auténtico desarrollo de la doctrina que no está en contradicción con las
enseñanzas anteriores del Magisterio. De hecho, estos pueden ser explicados a
la luz de la responsabilidad primaria de la autoridad pública de tutelar el
bien común, en un contexto social en el cual las sanciones penales se entendían
de manera diferente y acontecían en un ambiente en el cual era más difícil
garantizar que el criminal no pudiera reiterar su crimen”.
Vatican News