El
Papa Francisco hizo un llamado a honrar y respetar a los padres y recordó que
“jamás se debe insultar a los padres. Por favor: ¡Nunca insultes a los padres!
¡Nunca! Nos han dado la vida”
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El Papa saluda a un niño durante la Audiencia. Foto: Marina Testino / ACI Prensa |
Durante
la catequesis de la Audiencia General celebrada este miércoles 19 de septiembre
en la plaza de San Pedro del Vaticano, el Santo Padre reflexionó sobre el
Cuarto Mandamiento, “honra a tu padre y a tu madre”, e invitó a reconciliarse
con los padres cuando se produzca una situación de conflicto o incomprensión.
“Si
te has alejado de tus padres, haz un esfuerzo y vuelve a ellos. Tal vez sean
viejos… Ellos te han dado la vida. Y luego, el hábito de decir cosas malas. Por
favor: ¡Nunca insultes a los padres! ¡Nunca! Haced esta decisión interna:
‘Desde hoy, jamás insultaré al padre o a la madre de nadie’. Te han dado la
vida, nunca insultes a tus padres”.
Durante
la catequesis, el Pontífice reflexionó sobre “Qué significa este ‘honra’”.
“Honrar significa reconocer su valor. No es una cuestión de formas exteriores,
sino la verdad. Honrar a Dios, en las Escrituras, quiere decir reconocer su
realidad, dar cuenta con su presencia”.
“Es
decir, que esa honra se expresa también con los ritos, pero, sobre todo,
otorgando a Dios su lugar propio en la existencia. Honrar al padre y a la madre
quiere decir, por lo tanto, reconocer su importancia también mediante actos
concretos que expresen dedicación, afecto y cuidado”.
En
este contexto, el Papa hizo una afirmación rotunda: “Honrar a los padres lleva
a una larga vida feliz”.
Este
cuarto mandamiento “no habla de la bondad de los padres, no exige que los
padres y las madres sean perfectos. Habla de un acto de los hijos, habla de
prescindir de los méritos de los padres y habla de una cosa extraordinaria y
liberadora: incluso si no todos los padres son buenos y no todas las infancias
son serenas, todos los hijos pueden ser felices, porque alcanzar una vida plena
y feliz depende del justo reconocimiento hacia aquellos que nos han puesto en
el mundo”.
“Pensemos
de qué modo esta Palabra puede ser constructiva para tantos jóvenes que proceden
de historias de dolor y para todos aquellos que han sufrido en su juventud.
Muchos santos, muchísimos cristianos, después de una infancia dolorosa, han
vivido una vida luminosa porque, gracias a Jesucristo, se han reconciliado con
la vida”.
“El
hombre, con independencia de la historia de la que proviene, recibe de este
mandamiento la orientación que conduce a Cristo: Él, de hecho, se manifiesta
como el Padre verdadero que nos ofrece renacer desde lo alto. Los enigmas de
nuestra vida se iluminan cuando se descubre que Dios siempre nos prepara una
vida de hijos suyos, donde cada acto es una misión recibida por Él”, finalizó
el Papa Francisco.
Fuente:
ACI Prensa