San
Francisco de Sales no escribía para religiosos, sino para gente corriente
![]() |
Catholic Diocese of Saginaw | CC BY-ND 2.0 |
San Francisco de Sales fue un escritor
espiritual magistral del siglo XVII y escribió un libro muy práctico sobre la
vida espiritual, llamado Introducción a la vida devota. En vez
de escribirlo para monjes y monjas, De Sales lo escribió para los laicos
comunes y corrientes y trató de ayudarles en su espiritualidad cotidiana.
Innumerables almas han encontrado este libro útil y regresan a él para
encontrar orientación en momentos de dificultad.
Aquí tenéis varios extractos útiles de este
inspirador libro, de un fragmento en concreto donde De Sales detalla cómo
ponerte en presencia de Dios.
Ahora
bien, para ponerte en la presencia de Dios, te propongo cuatro importantes
medios, de los cuales podrás servirte en los comienzos.
El
primero consiste en formarse una idea viva y completa de la presencia de Dios,
es decir, pensar que Dios está en todas partes, y que no hay lugar ni cosa en
este mundo donde no esté con su real presencia; de manera que, así como los
pájaros, por dondequiera que vuelan, siempre encuentran aire, así también
nosotros, dondequiera que estemos o vayamos, siempre encontramos a Dios.
[…]
El
segundo medio para ponerse en esta sagrada presencia, es pensar que no solamente
Dios está presente en el lugar donde te encuentras, sino que está muy
particularmente en tu corazón y en el fondo de tu espíritu, al cual vivifica y
anima con su presencia, y es allí el corazón de tu corazón y el alma de tu
alma.
[…]
El
tercer medio es considerar que nuestro Salvador, en su humanidad, mira desde el
cielo todas las personas del mundo, especialmente los cristianos que son sus
hijos, y todavía de un modo más particular, a los que están en oración, cuyas
acciones y movimientos contempla. Y esto no es una simple imaginación, sino una
verdadera realidad, pues aunque no le veamos, es cierto que Él nos mira, desde
arriba.
[…]
El
cuarto medio consiste en servirse de la simple imaginación, representándonos al
Salvador, en su humanidad sagrada, como si estuviese junto a nosotros, tal como
solemos representarnos nuestros amigos.
[…]
Emplearás,
pues, uno de estos cuatro medios para poner tu alma en la presencia de Dios
antes de la oración, y no es menester que uses a la vez de todos ellos, sino ora
uno, ora otro, y aun sencilla y libremente.
Philip
Kosloski
Fuente:
Aleteia