¡Cambien!
¡Dejen de pensar en ustedes mismos y en su dinero, conviértanse al verdadero
Dios de Jesucristo!
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| Antoine Mekary | ALETEIA | I.MEDIA |
Una
homilía extensa pronunció el Papa Francisco en la Santa Misa en Palermo. El
Romano pontífice meditó alrededor de la figura del beato Pino Puglisi,
asesinado por la mafia en el día de su 56 cumpleaños debido a su constante
tarea evangélica y social
“La
palabra odio va cancelada de la vida cristiana: no se puede creer en Dios y
oprimir al hermano. No se puede creer en Dios y ser mafioso. Quien es mafioso
no vive como cristiano, porque blasfema con su vida el nombre de Dios-amor”.
Así el Papa Francisco reflexionó sobre la victoria y la derrota, el amor y el
egoísmo, el vivir para sí mismos o el donarse a los demás, en la homilía de la
misa que celebró en ocasión del XXV aniversario del martirio del beato Don Pino
Puglisi, en Palermo, Italia.
En ocasión de su visita pastoral a esta región del sur de Italia, en un viaje de un día lleno de citas y celebraciones, el Papa rindió homenaje en primer lugar, al beato mártir que tanta enseñanza dejó en el corazón de los palermitanos.
Amar la propia vida lleva
a la derrota
En
la homilía Francisco reflexionó en torno a la figura del padre Pino Puglisi,
partiendo de la primera lectura y del Evangelio del día, en donde el Apóstol
Juan escribe: “quien ama la propia vida, la pierde”.
Y
“¿por qué?”, preguntó el Papa a los fieles. “No porque hay que odiar la vida:
ella va amada y defendida”, dijo. Y explicó: porque según Jesús, quien vive
para sí no pierde sólo algo, sino la vida entera, mientras que quien se dona
encuentra el sentido de la vida y vence.
Hay que elegir entre amor
o egoísmo
Según
Francisco el egoísta piensa en cuidar la propia vida y se aferra a las cosas,
al dinero, al poder, al placer. Se trata de un camino que termina mal porque al
final se queda solos, con el vacío dentro, como el grano del Evangelio, que si
permanece cerrado en sí mismo, permanece bajo tierra, solo. En cambio si se
abre, y muere, florece y da frutos.
A
quien piensa que el mundo no va de esta manera, y que para ir adelante sirven
el dinero y el poder, el Papa advierte sobre una gran ilusión: porque el dinero
y el poder no liberan al hombre, sino que lo hacen esclavo.
El verdadero poder es el
del servicio, así lo enseña don Pino
El
camino de Dios es siempre aquel del amor humilde, que libera desde dentro, y da
paz y alegría. Por ello – explicó el Papa- el verdadero poder, según Dios, es
el servicio. Y la voz más fuerte no es la de quien grita más, sino la voz de la
oración.
El
beato palermitano enseña este don de sí mismo. En efecto el Papa explicó que
“no vivía para hacerse ver, no vivía de llamamientos anti –mafia, y no se
contentaba con no hacer nada de malo, sino que sembraba el bien. Quien ama –
dijo Francisco– se reencuentra consigo mismo y descubre cuán bello es ayudar,
servir, encuentra la alegría dentro y la sonrisa fuera, como lo fue para don
Pino.
El
Santo Padre recordó que cuando el beato falleció en el día de su cumpleaños
coronó su victoria con una sonrisa: una sonrisa que transmitía la fuerza de
Dios. “Es la luz del amor, del don, del servicio. Necesitamos de muchos curas
de la sonrisa, cristianos de la sonrisa, no porque tomen las cosas a la ligera,
sino porque “son ricos de la alegría de Dios”. “Es dando la vida que se
encuentra la alegría, porque hay más alegría en el dar que en recibir”,
aseguró.
El p. Pino sabía que el
peligro verdadero era “ir tirando”
“Don
Pino –continuó el Papa – sabía que arriesgaba, pero sobre todo sabía que el
verdadero peligro en la vida no es arriesgar, sino ir tirando entre comodidades
y atajos. “¡Dios nos libre de vivir contentándonos con verdades a medias!”
Mafia y Dios son
incompatibles
El
Papa volvió luego sobre la primera lectura, y afirmó que si uno dice ‘amo a
Dios’, y en cambio odia a su hermano, es un mentiroso. Y esto porque a los
demás la vida se les da, no se la quita. “No se puede creer en Dios y odiar al
hermano”, aseguró el Pontífice. Y por ello “la palabra odio debe ser cancelada
de la vida cristiana”.
“No
se puede creer en Dios y ser mafiosos. Quien es mafioso no vive como cristiano,
porque blasfemia con la vida el nombre de Dios – amor. Hoy necesitamos
hombres de amor, no hombres de honor; de servicio, no de opresión; de caminar
juntos, no de perseguir poder. Si la letanía mafiosa es: ‘No sabes quién soy
yo’, la letanía cristiana es: ‘Yo te necesito’. Si la amenaza mafiosa es: ‘Tú
me las pagarás’, la oración cristiana es: ‘Señor, ayúdame a amar’. Por eso les
digo a los mafiosos, ¡cambien! ¡Dejen de pensar en ustedes mismos y en su
dinero, conviértanse al verdadero Dios de Jesucristo! De lo contrario, su
propia vida se perderá y será la peor de las derrotas”.
Jesús invita a la acción
“Si
cada uno hace algo, se puede hacer mucho”, decía don Pino. Por eso el Papa
invitó a los presentes a preguntarse “¿Qué puedo hacer yo?”
“No
esperes la sociedad, – les exhortó – inicia tú. No pienses en ti mismo, no huyas
de tu responsabilidad, elige el amor. Siente la vida de tu gente que necesita,
escucha tu pueblo”. “Este es el único populismo posible, el único populismo
cristiano: sentir y vivir el pueblo, sin gritar, acusar, y suscitar
contiendas”.
Dar la vida es el secreto
de la victoria
En
el final de la extensa homilía el Papa Francisco reiteró una cualidad del beato
Pino Puglisi: él “vivía en camino para amar”, dijo. Y señaló que es ésta la
“victoria de la fe”, que nace del escándalo del martirio: “Nadie tiene amor más
grande que este: dar la vida por los amigos. Estas palabras de Jesús, escritas
sobre la tumba de don Puglisi recuerdan a todos que ‘dar la vida’ fue el
secreto de su victoria, el secreto de una vida bella. Hoy elijamos
también nosotros una vida bella”, concluyó.
Vatican
Media
Fuente:
Aleteia






