¿Y qué es un “nihil obstat” o un “imprimi potest”,
también impresos en el interior de la cubierta?
Si abres un polvoriento libro católico
viejo (y también alguno nuevo), normalmente hay unas expresiones en latín
impresas en la contracubierta o en la portada. Estas palabras pueden ser cualquiera
de las siguientes: imprimatur, nihil
obstat ó imprimi potest.
¿Qué significan estos términos y
por qué están impresos en tantísimos libros católicos?
La respuesta breve es que estos
términos reflejan el permiso dado por una autoridad católica para publicar un
libro católico determinado.
El actual Código de Derecho
Canónico explica que “en las iglesias y oratorios no se pueden exponer, vender
o dar libros u otros escritos que traten sobre cuestiones de religión o de
costumbres que no hayan sido publicados con licencia de la autoridad
eclesiástica competente, o aprobados después por ella” (Can. 827 §4).
El tipo de permiso también se
extiende a libros litúrgicos y colecciones de oraciones católicas. Es la forma
que la Iglesia tiene de “preservar la integridad de las verdades de fe y
costumbres” (Can. 823 §1).
A los obispos se les confía la
tarea de preservar la fe católica y esa tarea se extiende a cualquier
publicación que trate sobre las enseñanzas o la vida devocional de la Iglesia
católica. De esta manera, los fieles católicos pueden estar seguros de que lo
que leen es consistente con lo que la Iglesia cree y enseña. Esto da cierta
tranquilidad.
Más concretamente, los términos imprimatur e imprimi
potest significan, en latín, “imprímase” o “puede imprimirse”, y
representan la aprobación oficial de una autoridad eclesiástica local. Un
libro que tiene un imprimátur ha sido aprobado oficialmente por un obispo local
o superior religioso antes de su publicación. Técnicamente no
es un “respaldo” a un libro, sino simplemente una declaración de que el libro
está “carente” de errores teológicos según el mejor entender de la autoridad
correspondiente.
Los libros que tienen un
imprimátur suelen ser examinados primero por un censor cualificado
que examina el contenido y da su recomendación al obispo. Si no se encuentra
nada que pueda impedir su publicación, se le da un nihil
obstat, que básicamente significa que “no existe impedimento”.
Así que la próxima vez que veas
estos términos usados en un libro católico, puedes estar seguro de que lo que
sigue está de acuerdo con la fe católica y no contradice ninguna enseñanza central
de las que se nos han transmitido en los últimos 2.000 años.
Recuerda también que muchos
tipos de libros católicos —ensayos personales, ficción, poesía, reflexiones
espirituales, biografías, etc.— no requieren la revisión de la autoridad
eclesiástica competente, porque no abordan la fe de una manera que trate la
doctrina o pretenda enseñar en nombre de la Iglesia. La ausencia de un
imprimátur en tales obras personales no indica que haya algo contrario a la fe
y a la moral, ni tampoco que tenga el sello de aprobación de la Iglesia.
Simplemente significa que no se requiere canónicamente ningún imprimátur.
Philip
Kosloski
Fuente:
Aleteia