4.9.18

¿QUÉ ES EL “IMPRIMATUR” QUE ENCONTRAMOS EN ALGUNOS LIBROS?

¿Y qué es un “nihil obstat” o un “imprimi potest”, también impresos en el interior de la cubierta?

Si abres un polvoriento libro católico viejo (y también alguno nuevo), normalmente hay unas expresiones en latín impresas en la contracubierta o en la portada. Estas palabras pueden ser cualquiera de las siguientes: imprimatur, nihil obstat ó imprimi potest.

¿Qué significan estos términos y por qué están impresos en tantísimos libros católicos?

La respuesta breve es que estos términos reflejan el permiso dado por una autoridad católica para publicar un libro católico determinado.

El actual Código de Derecho Canónico explica que “en las iglesias y oratorios no se pueden exponer, vender o dar libros u otros escritos que traten sobre cuestiones de religión o de costumbres que no hayan sido publicados con licencia de la autoridad eclesiástica competente, o aprobados después por ella” (Can. 827 §4).

El tipo de permiso también se extiende a libros litúrgicos y colecciones de oraciones católicas. Es la forma que la Iglesia tiene de “preservar la integridad de las verdades de fe y costumbres” (Can. 823 §1).

A los obispos se les confía la tarea de preservar la fe católica y esa tarea se extiende a cualquier publicación que trate sobre las enseñanzas o la vida devocional de la Iglesia católica. De esta manera, los fieles católicos pueden estar seguros de que lo que leen es consistente con lo que la Iglesia cree y enseña. Esto da cierta tranquilidad.

Más concretamente, los términos imprimatur e imprimi potest significan, en latín, “imprímase” o “puede imprimirse”, y representan la aprobación oficial de una autoridad eclesiástica local. Un libro que tiene un imprimátur ha sido aprobado oficialmente por un obispo local o superior religioso antes de su publicación. Técnicamente no es un “respaldo” a un libro, sino simplemente una declaración de que el libro está “carente” de errores teológicos según el mejor entender de la autoridad correspondiente.

Los libros que tienen un imprimátur suelen ser examinados primero por un censor cualificado que examina el contenido y da su recomendación al obispo. Si no se encuentra nada que pueda impedir su publicación, se le da un nihil obstat, que básicamente significa que “no existe impedimento”.

Así que la próxima vez que veas estos términos usados en un libro católico, puedes estar seguro de que lo que sigue está de acuerdo con la fe católica y no contradice ninguna enseñanza central de las que se nos han transmitido en los últimos 2.000 años.

Recuerda también que muchos tipos de libros católicos —ensayos personales, ficción, poesía, reflexiones espirituales, biografías, etc.— no requieren la revisión de la autoridad eclesiástica competente, porque no abordan la fe de una manera que trate la doctrina o pretenda enseñar en nombre de la Iglesia. La ausencia de un imprimátur en tales obras personales no indica que haya algo contrario a la fe y a la moral, ni tampoco que tenga el sello de aprobación de la Iglesia. Simplemente significa que no se requiere canónicamente ningún imprimátur.

Philip Kosloski

Fuente: Aleteia

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