Es importante trabajar muy duramente en la
información y en la formación a todos los niveles educativos de la sociedad
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Una de las dificultades más grandes que
tenemos a la hora de concientizar a la sociedad sobre el peligro que suponen
las sectas, los grupos de abuso psicológico y las pseudoterapias que suelen
tener derivas sectarias, es el hecho de que este fenómeno resulta invisible a
los diferentes actores que en la sociedad debieran velar por la integridad de
las personas.
Las sectas se mimetizan en nuestras
sociedades bajo múltiples pantallas, asociaciones culturales, ONGs, grupos
terapéuticos, grupos espirituales, todos ellos a simple vista, grupos que
perseguirían fines loables. Es así que aparentemente rehabilitan adictos,
atienden merenderos, ofrecen cursos de desarrollo personal, ofrecen salud y
bienestar, ofrecen trabajo y la posibilidad de realizar una carrera
empresarial.
Y en la gran mayoría de los
casos, estas pantallas les alcanzan para funcionar insertos en la sociedad
amparados por los marcos regulatorios de los sistemas legales de nuestros
países.
Los que dedicamos parte de
nuestro trabajo a recibir y responder infinidad de correos electrónicos,
llamadas telefónicas, mensajes en las redes sociales, de familiares de víctimas
del fenómeno sectario, vemos la verdadera cara del hecho y las graves y muchas
veces irreparables consecuencias que tiene el abuso del que son víctimas
aquellos que tuvieron una experiencia sectaria.
Con ese dolor empatizamos y ese
dolor el que nos mueve a no bajar los brazos en la tarea de generar conciencia
en la sociedad del problema que esto supone.
La desinformación como
problema
Nos encontramos muchas veces con un sistema
legal que ampara el accionar de éstos grupos, no porque esté consagrado en la
Ley su funcionamiento, sino porque la desinformación lleva a que, entre otras
cosas, se diga que si una persona entró a este tipo de grupos siendo mayor de
edad, entonces lo hizo por su propia cuenta, no percibiéndose de que una persona víctima de una secta, no entra
a una secta por propia voluntad y discernimiento, sino que la manipulan y se
adentra con un juicio crítico muy debilitado.
Otras veces nos encontramos con
profesionales de la salud mental que suelen decir, “que si unos creen que Jesús
está vivo otros podrían creen que serán salvados por los extraterrestres”,
dando por descontado que lo que se atacan son creencias alternativas a las
religiones tradicionales, como si se tratara de una nueva inquisición. Pero la
verdad es que nunca es por el camino de los sistemas de creencias por el que
vamos a lograr avanzar, nuevamente no se ve, no se percibe el abuso psicológico, la
manipulación y la violencia que se ejercen detrás de pantallas espirituales y
terapéuticas.
En otros casos vemos como,
fundamentalmente en el ámbito de la psicología, quizás por falta de formación,
quizás por un deseo de obtener más pacientes, muchos colegas incursionan en el
esnobismo de las pseudoterapias (terapias que carecen de cualquier tipo de
validación científica) e integran a sus currículum el hecho de ser
biodecodificadores, ofrecen la apertura de Registros Akashicos, promueven la
realización de talleres de Constelaciones Familiares y no faltarán quienes
experimenten “viajes introspectivos” a través de la ingesta de la Ayahuasca.
No pasará mucho tiempo para que
la propia relación terapéutica se pervierta y se pase a una situación de
intrusismo profesional o abuso terapéutico hasta que los pacientes, pasen a ser
verdaderos adeptos adoradores de quien pasa de ser de terapeuta a “terapeuta
Gurú”.
La necesidad de dar una
respuesta
¿Qué podemos hacer ante este problema en el
cual las sectas se vuelven invisibles para las autoridades competentes, ya sea
por su mimetismo o ya sea porque la ignorancia en el tema las vuelve
indetectables?
En primer lugar es
importante trabajar muy duramente en la información y en la formación a todos
los niveles educativos de la sociedad. Tarea que nos ocupa
todos los días y que la mayoría lo hacemos de manera honoraria y sin guardarnos
nada de la información que disponemos, si esta sirve para orientar y abrir los
ojos.
Se vuelve un imperativo el hecho
que las Universidades tomen este tema, lo asuman en sus proyectos de
investigación y formen a los profesionales de las distintas disciplinas que
tienen que ver con lo que nos ocupa. Entendemos que es un deber de principal importancia
sobre todo para las Universidades Católicas que deben ser faros orientadores en
todo lo que al cuidado de las personas se refiere.
La formación y la información
debe ser protagónica en las carreras que tienen que ver con la salud, porque
hoy día el rostro más visible del abuso psicológico es el terapéutico. Nos
resulta completamente inaceptable que un médico valide el Reiki o que un
Psicólogo lo haga con las Constelaciones Familiares. Sin duda que el apegarnos
a lo científicamente validado en el ámbito de la salud debe ser también otro
faro orientador.
Por último, creemos que es
importantes estar atentos, el fenómeno sectario puede golpearnos a todos, nadie
está vacunado, pero una sólida formación, un santo cultivo de
la vida espiritual, dar prioridad al encuentro cara a cara con nuestros hijos,
será sin lugar a dudas una parte importante de los factores protectores y de
una efectiva prevención. Ante la duda o la sospecha, pedir
información y asesoramiento a tiempo, puede ser la única forma de prevenir
graves abusos y daños a los más vulnerables de nuestra sociedad.
Alvaro Farias
Fuente: Aleteia






