Los
padres sinodales han propuesto durante la XV Congregación General del Sínodo de
los Obispos la elaboración de una carta dirigida a los jóvenes de todo el
mundo, antes de la finalización de los trabajos
Rueda de Prensa del Sínodo. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
El
Papa Francisco ha aceptado la propuesta y ha instituido una comisión para la
redacción del texto que, una vez elaborado, será sometido a la consideración de
la Asamblea Sinodal.
La
comisión está formada por cuatro padres sinodales: Mons. Dieudonné Nzapalainga,
Arzobispo de Bangui (República Centroafricana); Mons. Emmanuel Gobilliard,
Obispo Auxiliar de Lyon (Francia); Mons. Anthony Colin Fisher, Arzobispo de
Sidney (Australia); y Mons. Eduardo Horacio García, Obispo de San Justo
(Argentina).
Junto
a ellos estarán dos jóvenes que participan en el Sínodo como oyentes, un
invitado especial y un experto.
Pontificio Consejo para
los Jóvenes
En
la conferencia de prensa que diariamente organiza la Santa Sede para informar
de los progresos de los trabajos sinodales, el Prefecto del Dicasterio para la
Comunicación del Vaticano, Paolo Ruffini, afirmó que los padres sinodales han
vuelto a poner sobre la mesa la creación de un posible Pontificio Consejo para
los Jóvenes.
Según
informó el Prefecto, el presidente de este nuevo organismo de la Curia Romana
podría estar a la altura de los jefes de dicasterio y podría estar presidido
por una mujer.
“Se
ha propuesto establecer un Pontificio Consejo para los Jóvenes donde al
presidente se le considere a la altura de los jefes de dicasterio, y que
incluso pudiera ser una mujer”, informó Paolo Ruffini.
En
los debates de los padres sinodales se ha debatido ampliamente el rol de la
mujer en la Iglesia, y se ha destacado la importancia que tuvieron la Virgen
María y María Magdalena en la comunidad de los primeros discípulos. En este
sentido, se puso el acento en la importancia de luchar contra la cultura
machista.
Precisamente,
uno de los padres sinodales propuso dedicar un próximo Sínodo de los Obispos a
la cuestión femenina.
En
ese mismo encuentro con los medios de comunicación, participó también el P. Alexandre
Awi Mello, Secretario del Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida.
En
su intervención quiso aclarar que el Sínodo no puede ser “algo puntual” y que
“tan importante como los resultados del Sínodo es el proceso participativo sin
precedentes que condujo hacia él, y que, una vez finalizado el Sínodo, debe
intensificarse”.
“Esto
es un proceso sin vuelta atrás dentro de esa Iglesia sinodal y participativa.
En ese sentido se puede decir que el Sínodo ya es un éxito. El proceso ya ha
valido la pena y hemos aprendido mucho de él”.
Explicó
también que “en todo el proceso hemos respirado un profundo sentimiento de
comunión. La experiencia de la reunión pre-sinodal fue inolvidable, y fue
fundamental para poder respirar este ambiente tan positivo en el Sínodo”.
Sobre
la pregunta que se ha planteado de forma reiterativa desde el comienzo del
Sínodo sobre si realmente los padres sinodales han entrado en sintonía con la
juventud para dar respuesta a sus demandas, ha asegurado que “estamos realmente
dentro de la mentalidad de los jóvenes porque los hemos escuchado y tenemos lo
que ellos mismos han escrito para este Sínodo”.
No
obstante, ha subrayado que “la escucha es apenas el primer paso para llegar a
un segundo paso que es el acompañamiento que debe conducir hacia el
discernimiento”. Aclaró así la relación entre los tres ejes del Sínodo:
escucha, acompañamiento y discernimiento.
Asimismo,
habló también de las dificultades que se están encontrando los padres
sinodales, y explicó que, una de ellas, es la constatación de la dificultad de
acompañar a los jóvenes, dificultad agravada por la actitud de algunos que
establecen resistencia al acompañamiento.
Por
ello, resaltó la necesidad de establecer una relación empática con los jóvenes,
no limitarse a escucharlos, sino ponerse en su lugar: “Si solo escuchamos, sin
acompañar, podemos ser simpáticos, pero no empáticos”, dijo.
Así,
propuso que, “después de este Sínodo, la formación de acompañantes debería ser
una prioridad para que realmente tengamos el discernimiento como estilo de
nuestra Iglesia en salida”.
Por
último, abogó por la “integración y la comunión de todas las fuerzas eclesiales
que trabajan con la juventud. Hay que establecer estructuras diocesanas que
favorezcan esa unidad”.
Fuente:
ACI Prensa