A principios del mes de
febrero de 2018, Jim Caviezel, el protagonista de «La Pasión de Cristo»,
causó revuelo cuando se dirigió a miles de jóvenes reunidos en el Congreso
SLS18 (Student Leadership Summit 2018 – Cumbre del Liderazgo
Estudiantil 2018), evento que reunió a jóvenes universitarios católicos en
Chicago, Estados Unidos. El también actor de la nueva película «Pablo, Apóstol
de Cristo» arengó y enardeció a los asistentes al hacer un poderoso
llamado a vivir la fe, luchar por la verdad y conquistar la santidad.
En el video que les
presentamos a continuación, vemos al actor hablando primero de la necesidad de «hacerse
pequeño para ser grande ante los ojos de Dios», aclarando que este tipo de
grandeza no es como la entiende el mundo, sino que es la grandeza de los
santos. Así, Caviezel hace hincapié en que es de esta forma cómo Saulo (que
significa “grande”) se convirtió en el gran apóstol san Pablo (que
providencialmente significa pequeño).
Asimismo, el actor hace un
pequeño recuento de su propia experiencia personal y de distintos hechos en su
vida que le han ayudado a entender de una forma más profunda el poder de la
vocación y el valor redentor del sufrimiento. Menciona incluso que
al estar en la cruz –durante el rodaje de la película «La Pasión de Cristo»–
pudo entender que «en el sufrimiento está nuestra Redención y que el discípulo
no es más que su maestro». Dijo también que «todos debemos llevar nuestra cruz»
pues «hay un precio por nuestra fe, por nuestras libertades».
Hacia la mitad del video,
sin embargo, la intensidad de su discurso aumenta y hace vibrar a su audiencia,
pues Caviezel hace una proclamación de fe como pocas veces se ha visto en un
actor de Hollywood. A continuación, incluimos un fragmento de su arenga (desde
minuto 8:31):
«El sufrimiento labró mi
actuación [en la Pasión de Cristo], así como labra nuestras vidas. Algunos
de nosotros –ustedes los conocen–se aferran a un falso cristianismo, donde todo
son palabras bonitas (yo lo llamo “el Jesús feliz” y
“gloria”). Chicos, hubo mucho dolor y sufrimiento antes de la
Resurrección. Sus caminos no serán diferentes, así que carguen su cruz y
caminen hacia su meta.
Quiero que salgan a este
mundo pagano, quiero que tengan la valentía de pararse frente a este mundo
pagano y muestren, sin vergüenza, su fe en público. El mundo necesita guerreros
orgullosos animados por su fe. Guerreros como San Pablo y San Lucas, que
arriesgaron su nombre y su reputación para llevar al mundo su fe y su amor por
Jesús.
Dios nos llama a cada uno
de nosotros, a cada uno de ustedes, a hacer grandes cosas, pero ¡con cuánta
frecuencia fallamos en nuestra respuesta, rechazándolo como si fuera una mera
divagación de nuestra mente! Es hora de que nuestra generación acepte esa
llamada; la llamada de Dios urgiéndonos a todos a entregarnos
enteramente a Él y ver su dulce mano guiando nuestro camino.
Pero antes también debemos
hacer el compromiso de empezar a rezar, a ayunar, a meditar en las
Sagradas Escrituras y a tomar en serio los santos sacramentos. Porque ahora
somos una cultura en decadencia. Gente en peligro de sucumbir a sus excesos, el
mundo entero está aferrado al pecado. Pero allí, en el silencio de nuestros
corazones, Dios nos está llamando a cada uno de nosotros a entregarnos
enteramente a Él y con qué frecuencia lo ignoramos, ignoramos su dulce llamada…
El gran santo de
Auschwitz, San Maximiliano Kolbe, dijo que la indiferencia
es el gran pecado del siglo XX. Queridos hermanos y hermanas, es
también el gran pecado del siglo XXI. Debemos sacudirnos esta indiferencia,
esta destructiva tolerancia del mal. Solo nuestra fe en la
sabiduría de Cristo puede salvarnos, pero exige guerreros dispuestos a
arriesgar su reputación, su nombre, incluso la propia vida para defender la
verdad.
Diferénciense de esta
generación corrupta. Sean santos. No han sido creados para
encajar, ¡nacieron para destacarse! Porque ahora en nuestro país se
nos hace muy fácil ir con la corriente… hemos elevado un altar a la libertad
donde todas las opciones son iguales sin importar cuáles sean las
consecuencias. ¿Honestamente piensan que esta es la verdadera libertad? El Papa
Juan Pablo Magno decía que la democracia no puede sostenerse sin un compromiso
compartido a ciertas verdades morales sobre la persona humana y la comunidad
humana. La cuestión básica que se plantea una sociedad democrática es: ¿cómo
debemos vivir juntos? Buscando respuesta a esto: ¿puede la sociedad excluir la
verdad moral y la razón moral? Cada generación de americanos tiene que saber
que la libertad existe no para hacer lo que quieras, sino para tener derecho a
hacer lo que debes. Esta es la libertad que deseo para ustedes: libres del
pecado, libres de sus debilidades, libres de esta esclavitud del pecado que nos
somete a todos. Esta es la libertad por la que vale la pena morir».
Luego de recordar la arenga
en el film «Corazón Valiente», Jim Caviezel concluyó diciendo: «Pueden
quitarnos la vida, pero nunca nos podrán quitar la libertad. Todos los hombres
mueren, pero no todos viven verdaderamente. ¡Por Dios debemos vivir, y con el
Espíritu Santo como escudo y Cristo como espada, puedan unirse a san Miguel y
todos los ángeles y enviar a Lucifer y a sus secuaces al infierno donde
pertenecen!».
En este mismo espíritu de
coraje y batalla espiritual, comparto con ustedes una frase del gran san Juan
de Ávila que hace referencia a la lucha constante que es la vida y que,
personalmente, me devuelve la perspectiva ante las incongruencias de la vida:
«¿Si nuestro Señor regresó al Cielo herido y llagado, iremos los siervos
vestidos y bañados?».
Que el llamado de Jim
Caviezel de vivir la fe, luchar por la verdad y conquistar la
santidad se haga realidad en nuestras vidas, para nuestro bien y el de
todos los que nos rodean. Pidamos a nuestro Señor que nos dé esta gracia.
Por: Solange Paredes