Pensar
en el cielo, vivir cada día como si fuera el último,...
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| Daniel Reche |
En Diez
maneras de prepararse para una muerte santa el padre Broom
recuerda que “el momento más importante en nuestra vida
es el mismo momento en que morimos” y que “esto determinará nuestro destino
para toda la eternidad: o seremos salvos o condenados; o
estaremos con Dios por toda la eternidad o estaremos perdidos por toda la
eternidad”.
En la vida de
la fe, el asunto no es menor. Y muy pocos se preparan para enfrentar la
muerte y que ésta sea “santa y feliz”.
Vive cada día
Vive cada día de tu vida como si fuera el
último; de hecho, podría serlo. Jesús nos advierte: “Él vendrá como un ladrón
en la noche”. ¡Prepárate!
¡No al pecado, sí a Dios!
El pecado lleva a la tristeza, a la
esclavitud y a la muerte. Renunciemos al pecado a toda costa y volvamos a Dios
que da vida. Jesús dijo: “Yo soy el camino, la Verdad y la Vida”.
Haz lo que estás haciendo
Este es un concepto clave de los santos.
Significa vivir el momento, el sacramento del presente, y siempre esforzarte
por cumplir con tu deber y obligación con las mejores intenciones, es decir,
¡para el honor y la gloria de Dios!
¿Caíste? ¡Levántate de
nuevo!
Si caes en pecado -lo que sucederá, porque
todos somos pecadores-, entonces levántate de inmediato. Nunca pospongas tu
conversión para mañana; prefiere pasar a tu conversión inmediatamente, ¡antes
de que se ponga el sol!
Elige el amor
Apunta siempre a la más grande de todas las
virtudes: el amor. Jesús claramente nos dice cuál es el más grande de todos los
mandamientos y es un doble mandamiento: amar a Dios con todo nuestro corazón,
mente, alma y fuerza. Pero la segunda parte es amar intensamente a nuestro
prójimo como nos amamos a nosotros mismos.
Trae a otros al cielo
El venerable arzobispo Fulton J. Sheen nos
da excelentes consejos sobre cómo llegar al cielo. “Si quieres llegar al cielo,
llévate a alguien al cielo”. Jesús dice: “Por sus frutos serán conocidos”.
Nuestro deseo debe ser amar lo que Dios ama, y Dios ama la salvación de las
almas inmortales. ¡Ojalá esto sea por nuestro ardiente y devorador deseo!
¡Piensa en el cielo!
De enorme valor para alcanzar una muerte
santa y feliz es el pensamiento constante de ganar el cielo, pero también la
meditación sobre qué es realmente el cielo. Piensa en las dos horas más felices
de tu vida, multiplica eso por un millón de veces y luego dale una eternidad,
es decir, por los siglos de los siglos.
Dile a Jesús lo que
quieres
Desde lo más profundo de tu corazón, habla
con Jesús y exprésale que el mayor deseo de tu corazón es crecer para amarlo
más y más cada día, pero que quieres amarlo en el cielo por toda la eternidad.
Dile a Jesús esto, y recuérdalo todos los días. ¡Pide, también, a tu Ángel
Guardián que venga en tu ayuda!
Purgatorio y sufrimiento
¿Por qué no le pides al Señor Jesús que te
dé tu purgatorio aquí mientras estás en la tierra? Es tan cierto el dicho:
“¡Paga ahora o paga más tarde!”. Es mucho mejor pagar aquí en la tierra que
pagar en los fuegos del Purgatorio después de que muramos.
María: Reina de los santos
y los ángeles
Todos los santos están de acuerdo con esta
máxima espiritual: “María es el camino más rápido, más seguro y más eficaz
hacia Jesús y hacia el cielo”. ¿Por qué no acudir ahora mismo a María y rogar
por la gracia de ir al cielo?
Jaime Septién
Vatican
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