Algunos
de los padres se acercaron al Papa, lo abrazaron y le agradecieron su presencia
El Papa Francisco bendice a un niño enfermo en la CasAmica Onlus que visitó hoy. Foto: Vatican Media |
Este
7 de diciembre, retomando los Viernes de Misericordia que instituyó, el Papa
Francisco visitó por sorpresa a algunos enfermos de cáncer y a un grupo de
jóvenes con discapacidad en la zona sur de las periferias de Roma, una parte de
la ciudad caracterizada por la pobreza.
Según
informa la Oficina de Prensa de la Santa Sede, el Pontífice hizo las visitas
acompañado del Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva
Evangelización, Mons. Rino Fisichella.
Primero
visitaron la CasAmica Onlus, que acoge a enfermos que necesitan atención
hospitalaria continua y que están acompañados por sus familiares. Son personas
de bajos recursos que no pueden pagar el tratamiento que reciben en centros
médicos como el Campus Biomédico, el Instituto Nacional de Tumores Regina Elena
y el Hospital Pediátrico Bambino Gesú.
El
Papa fue recibido por el personal que atiende el centro y que “se quedó atónito
por la visita inesperada”.
El
Santo Padre jugó y bromeó con los niños, consoló a algunos de los padres y escuchó
algunas historias, como las de Achille y Andrei, dos pequeños de 11 y 13 años
que padecen cáncer y que fueron acogidos con sus padres Sandra y Plamen,
provenientes de Bulgaria.
También
oyó la historia de Arwa de Marruecos y de algunos adultos, también enfermos de
cáncer y que viven acompañados por sus cónyuges.
Luego
el Papa se dirigió a la comunidad terapéutica de rehabilitación Il Ponte e
l’Albero (El puente y el árbol) ubicada en una zona “muy difícil de la
periferia sur de Roma” donde residen 12 jóvenes con discapacidad mental.
El
Papa sorprendió a los muchachos que vieron cumplido su deseo de conocer a
Francisco, tal como se lo expresaron en una carta hace unos meses donde le
dijeron que querían contarle las dificultades que conlleva la discapacidad
mental.
Francisco
se sentó con ellos, los escuchó y los alentó, mientras respondía a sus
preguntas. Algunos de los padres se acercaron al Papa, lo abrazaron y le
agradecieron su presencia.
El
Pontífice escuchó al doctor Paolo Stievano, psicólogo que dirige el lugar, que
le explicó los desafíos de los jóvenes que son atendidos en el Departamento de
Salud Mental de la ASL Roma 2.
El
Santo Padre dejó como obsequio un gran panetón de 10 kilos, el clásico bizcocho
navideño italiano. Luego volvió al Vaticano.
Por Walter Sánchez Silva
Fuente:
ACI Prensa