El árbol y el pesebre “nos hablan de la Navidad y nos ayudan a contemplar el misterio de Dios hecho hombre para ser cercano a cada uno de nosotros”
El Papa Francisco besa a un niño en la Plaza de San Pedro. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa |
“Que el pesebre
y el árbol, símbolos fascinantes de la Navidad, puedan llevar en las familias y
en los lugares de reunión un reflejo de la luz y de la ternura de Dios, para
ayudar a todos a vivir la fiesta del nacimiento de Jesús”, así lo indicó el
Papa Francisco este viernes 7 de diciembre en el Vaticano.
El Santo Padre
recibió en audiencia a las delegaciones de las regiones italianas Friuli
Venecia Giulia y del Veneto que regalaron el pesebre y el árbol que decoran
este año la Plaza de San Pedro. Estos grupos estuvieron encabezados por el
Patriarca de Venecia, Mons. Francesco Moraglia y el Obispo de
Concordia-Pordenone, Mons. Giuseppe Pellegrini.
En su discurso,
el Papa dijo que “el árbol y el pesebre son dos signos que no terminan nunca de
fascinarnos” porque “nos hablan de la Navidad y nos ayudan a contemplar el
misterio de Dios hecho hombre para ser cercano a cada uno de
nosotros”.
Sobre el árbol
de Navidad con sus luces, el Santo Padre explicó que “nos recuerda que Jesús es
la luz del mundo, es la luz del alma que aleja las oscuridades de las
enemistades y hace espacio al perdón”.
El abeto que
este año se ha colocado en la Plaza San Pedro proviene del bosque del Cansiglio
y mide más de veinte metros, “simboliza a Dios que con el nacimiento de su Hijo
Jesús ha bajado hasta el hombre para alzarlo a sí y elevarlo de las
nieblas del egoísmo y del pecado”, dijo el Papa. “El Hijo de Dios asume la
condición humana para atraerlo a sí hacerlo partícipe de su naturaleza divina e
incorruptible”, añadió.
Además, el Santo
Padre se refirió al pesebre colocado al centro de la Plaza realizado con la
arena de Jesolo originaria de los montes Dolomitas. “La arena, material pobre,
llama a la sencillez, la pequeñez y también la fragilidad -como dijo el
Patriarca- con la que Dios se ha mostrado con el nacimiento de Jesús en la
precariedad de Belén”, indicó.
“Nos podría
parecer que esta pequeñez esté en contradicción con la divinidad, tanto que
alguien, desde el inicio, la ha considerado solo como una apariencia, un
revestimiento. En cambio no, porque la pequeñez es libertad”,
aseguró el Papa.
En esta línea,
el Pontífice explicó que “quien es pequeño -en sentido evangélico- no solo es
ligero, sino también libre de toda inquietud de aparecer o de toda pretesa de
éxito; como los niños que se expresan y se mueven con espontaneidad”.
De este modo,
el Papa Francisco aseguró que “todos nosotros estamos llamados a ser libres
delante de Dios, a tener la libertad de un niño delante a su padre. El Niño
Jesús, Hijo de Dios y nuestro Salvador, que colocamos en el pesebre, es Santo
en pobreza, pequeñez, sencillez, humildad”, insistió.
“Que el pesebre
y el árbol, símbolos fascinantes de la Navidad, puedan llevar en las familias y
en los lugares de reunión un reflejo de la luz y de la ternura de Dios, para
ayudar a todos a vivir la fiesta del nacimiento de Jesús”, animó el Papa.
Y así, animó a
contemplar al “Dios bebé que irradia luz en la humildad del pesebre” para que
ser también “testigos de humildad, ternura y bondad”.
Por Mercedes de la Torre
Fuente: ACI Prensa