La luz de la estrella ilumina aun hoy a las personas que llegan a Dios
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El Papa Francisco en la misa de la solemnidad de la Epifania 2018 (Vatican Media) |
La
luz de la estrella, el camino de los Reyes Magos, los dones a Jesús que nos
regala su vida. Fueron los temas sobre los que meditó el Santo Padre Francisco
en las homilías de las misas celebradas en la Solemnidad de la Epifanía del
Señor, al inicio del su pontificado
En
las homilías pronunciadas con ocasión de la Epifanía, el Papa Francisco nos
toma de la mano para hacernos descubrir el valor de la elección de los Reyes
Magos a quienes define “sabios compañeros de camino” y cuyo ejemplo “nos ayuda
a levantar la mirada hacia la estrella y a seguir los grandes deseos de nuestro
corazón.
Los Reyes Magos, custodios
de la fe
“La
estrella que apareció en el cielo se enciende en el corazón de los Reyes Magos,
subraya Francisco en la Homilía de la primera misa celebrada en la solemnidad
de la Epifanía en el 2014 – “una luz que los impulsa a la búsqueda de la
gran Luz de Cristo”. El Papa recuerda que es la “santa astucia” aquella de los
mismos Reyes Magos la que nos guía en el camino de la fe, “que no nos hace caer
en las insidias de las tinieblas” y que nos enseña cómo defendernos de la
oscuridad que busca envolver nuestra vida”
“Es
muy importante en este tiempo: proteger la fe. Tenemos que ir más allá, más
allá de la oscuridad, más allá de la atracción de las sirenas, más allá de la
mundanidad, más allá de tantas modernidades que existen hoy, ir hacia Belén,
allí donde en la sencillez de una casa de la periferia, entre una mamá y un
papá llenos de amor y de fe, resplandece el Sol que nace de lo alto, el Rey del
universo. A ejemplo de los Magos, con nuestras pequeñas luces busquemos la Luz
y protejamos la fe”.
Jesús está en los hermanos
La
luz de la estrella ilumina aun hoy a las personas que llegan a Dios.
Francisco lo subraya en la homilía de la misa del 6 de enero 2015
recordando que es la gracia del Espíritu Santo la que hace que los Reyes Magos
encuentren al verdadero Dios, que rechacen el engaño de Herodes, aceptando la
pequeñez del Niño que adoraron, ofreciendo dones preciosos. “El amor de Dios es
grande – dice el Pontífice – es potente y humilde, tan humilde”.
¿Cuál
es el misterio en el que Dios se esconde? ¿Dónde puedo encontrarlo? Vemos
a nuestro alrededor guerras, explotación de los niños, torturas, tráfico de
armas, trata de personas… Jesús está en todas estas realidades, en todos estos
hermanos y hermanas más pequeños que sufren tales situaciones (cf. Mt 25,
40.45). El pesebre nos presenta un camino distinto al que anhela la mentalidad
mundana. Es el camino del anonadamiento de Dios, de esa humildad del amor
de Dios que se abaja, se anonada, de su gloria escondida en el pesebre de
Belén, en la cruz del Calvario, en el hermano y en la hermana que sufren".
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del Vaticano
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