En honor de nuestra Madre
Santísima, es la más popular de todas las Letanías, llamada así porque se usó
por primera vez en el Santuario de Loreto
SANTA MARIA
Debemos
aceptar y entender que solo Dios es Santo y que comunica sus grandes Atributos,
en diferente medida, a sus criaturas racionales, ante todo, el de LA SANTIDAD,
por ser el más necesario.
Por
esta razón llamamos a nuestra Señora: SANTA MARIA.
Cuando
Dios quiso preparar una madre humana para su Hijo, la hizo Inmaculada en su
Concepción ... la hizo SANTA aún antes de que hubiera nacido, antes de que
pudiera pensar, hablar, obrar ... la preservó del pecado original y de toda
mancha. Por esto, difiere de todos los santos. ¡Toda Pura, toda Santa es María!
María
es nombre de ayuda y consuelo. Cuando la invocamos con fe, con devoción y con
amor recibimos inmediatamente ayuda, aliento y consuelo. Dice San Bernardo, del
santísimo nombre de Jesús, pero muy bien puede aplicarse al dulce nombre de
María, que este nombre es alimento suave que conforta, es medicina que alivia
los dolores y las penas, "es miel en la boca, melodía en los oídos,
alegría en el corazón".
Procuremos
honrar este santo nombre y reparar las ofensas que se hacen a esta Buena Madre.
Invoquémosla en todas nuestras necesidades.
El
nombre de Jesús y el nombre de María, concluye San Bernardo, producen la
curación de nuestras miserias y dominan las pasiones violentas. Tengamos estos
nombres en el corazón y en los labios durante la vida y los tendremos en el
corazón y en los labios en nuestra última hora, y así seremos auxiliados en
aquel momento, pues esos nombres santamente invocados serán para nosotros
prenda de Luz, de gracia, de perdón y de seguridad en aquella eternidad feliz
que todos esperamos.
RUEGA POR NOSOTROS
En las Letanías le decimos a María:
"Ruega por nosotros" y no "ten Piedad de nosotros" como lo
hacemos al dirigirnos a las Tres Divinas Personas, porque solo Dios es fuente
Infinita de toda gracia. Ella y los santos son canales a través de los cuales
Dios se complace en hacernos llegar sus gracias.
Las súplicas de los santos son eficaces
para nosotros y poderosas ante Dios, pero son mucho más poderosas y eficaces
las súplicas de nuestra Madre María Santísima
Rogándole a Ella su intercesión, estamos
seguros de que como es la más excelsa, la más santa de las criaturas y la más
grata a Dios es la que en consecuencia puede más delante de Dios y por otra
parte es la que más nos ama y la que más desea favorecernos.
SANTA MADRE DE DIOS
Después de haber invocado a María con su
nombre, pasamos ahora a invocarla con una serie de títulos muy apropiados. Y
ante todo con la más excelsa de sus dignidades, principio y fundamente de todas
las demás, la sublime y singular dignidad de MADRE DE DIOS.
La Divina Maternidad de María es Dogma y
Artículo fundamental de nuestra fe.
En la base de nuestra religión tenemos dos
inefables misterios: el Misterio de la Santísima Trinidad y el de la Encarnación
del Verbo.
La Encarnación supone la Trinidad. EL Hijo
que se ha encarnado supone EL PADRE del cual ha sido engendrado, y si se ha
encarnado por obra del Espíritu Santo, confirma la existencia de esta tercera
Persona de la Santísima Trinidad y no se puede imaginar la Encarnación sin una
Madre que proporcione la naturaleza humana al Verbo. He aquí cómo la divina
Maternidad de María entra en el fundamento y en el nexo esencial de las
supremas verdades de nuestra religión. Y así como los principales artículos de
la fe revelada (la Redención, la Gracia, la Iglesia, los Sacramentos, la vida
eterna, etc.) son consecuencias del Misterio de la Encarnación, así estas
importantes verdades tienen una íntima e indiscutible relación con el Dogma de
la Divina Maternidad de María.
Santa Madre de Dios porque Ella es madre
de la naturaleza humana de Cristo; pero esta naturaleza humana está en Cristo
indisolublemente, personalmente, hipostáticamente unida a la naturaleza divina
en unidad de Persona, y ésta es divina. María es por lo tanto, Madre de esta
Persona divina, Jesucristo, Dios y hombre verdadero.
SANTA VIRGEN DE LAS VÍRGENES
Con esta invocación afirmamos que la
virginidad de María no es común ... es única ... perfecta ... sublime y que
añadió a su Pureza Virginal un sello de consagración y de perpetuidad.
Los católicos creemos con la Santa Iglesia
que María ha sido antes del parto, en el parto y después del parto, ... SIEMPRE
VIRGEN PURÍSIMA.
Los dos estados: virginidad y maternidad
son en sí santos, el primero es muy generoso y noble. La maternidad es un claro
reflejo de la adorable fecundidad del Padre Eterno, del cual, como nos asegura
el Apóstol San Pablo (Ef. 4, 14-15) deriva toda paternidad en el cielo y en la
tierra, imita a la omnipotencia creadora y tiene el mérito de poblar el cielo.
María unió en sí estos dos títulos
sublimes, ser MADRE y VIRGEN FECUNDA. Por estas razones la Iglesia llama a
María VIRGEN DE LAS VÍRGENES.
MADRE DE CRISTO
Siendo Jesucristo Dios, Creador y
Salvador, podría parecer que es lo mismo llamar a María, Santa Madre de Dios,
Madre de Cristo, Madre del Creador, Madre del Salvador. Pero estos diversos
títulos no expresan lo mismo ... indican diversos aspectos bajo los cuales es
considerada la misma Persona adorable del Redentor, diversos oficios de esta
divina Persona, o distintos beneficios que se derivan de Cristo y de María.
Madre de Cristo significa que María
participa, en cuanto es posible a la criatura, de la dignidad y excelencia de
Cristo y de los beneficios por El otorgados.
La palabra griega Cristo significa ungido
o consagrado.
Antiguamente eran consagrados con la
unción (óleo) los sacerdotes, los reyes y los profetas; y Jesús es por
excelencia el Sacerdote, el Rey y el Profeta; también se consagraban los vasos
sagrados destinados al culto divino.
Cuando saludamos e invocamos a María como
Madre de Cristo, significamos que Ella es vaso consagrado a Dios; que por las
íntimas y singulares relaciones que la acercan a su Divino Hijo, participa en
cierto modo de la dignidad de sacerdote, de rey y de profeta.
María fue vaso de unción o consagrado ...
y tiene participación en el sumo Sacerdocio de Cristo.
Desde el primer momento de su existencia
Ella estuvo llena de la Divina Gracia, óleo precioso y fue destinada a contener
durante nueve meses a la Santidad por esencia.
María participa del Eterno Sacerdocio de
Jesucristo ... de Cristo Sacerdote que se ofreció a Dios una vez sobre el altar
de la Cruz, derramando entre grandes dolores su Sangre de precio infinito por
nuestros pecados y se ofrece cada día de modo incruento sobre los altares por
manos de los Sacerdotes.
Ella participa del sacrificio de la Cruz y
del de la Eucaristía.
En primer lugar suministró la materia:
aquel Cuerpo Divino que fue inmolado en la Cruz ... en el Calvario y que
continuamente se inmola en las Iglesias, es Cuerpo formado de la sola
substancia de María Santísima, puesto que Ella es Madre Virgen; la Sangre que
un día fue derramada en la Pasión y en la Muerte del Hombre - Dios y que todos
los días se derrama místicamente en el Perenne Sacrificio, es Sangre de María,
suministrada por Ella al Hijo de Dios.
En segundo lugar, participa del Sacrificio
de la Cruz y del de la Eucaristía, porque ofreció con Jesucristo Primero y Sumo
Sacerdote, el Sacrificio del Calvario y sigue ofreciendo sobre los altares la
Víctima Divina porque el Sacrificio de la Misa es prolongación del de la Cruz.
Por esto María Santísima es llamada
Corredentora e invocada como MADRE DE CRISTO.
Por: Redacción Mercaba
Fuente:
www.mercaba.org