24.1.19

HISTORIA Y EXPLICACIÓN DE LA LETANÍA LAURETANA (II)

En honor de nuestra Madre Santísima, es la más popular de todas las Letanías, llamada así porque se usó por primera vez en el Santuario de Loreto

SANTA MARIA

Debemos aceptar y entender que solo Dios es Santo y que comunica sus grandes Atributos, en diferente medida, a sus criaturas racionales, ante todo, el de LA SANTIDAD, por ser el más necesario.

Por esta razón llamamos a nuestra Señora: SANTA MARIA.

Cuando Dios quiso preparar una madre humana para su Hijo, la hizo Inmaculada en su Concepción ... la hizo SANTA aún antes de que hubiera nacido, antes de que pudiera pensar, hablar, obrar ... la preservó del pecado original y de toda mancha. Por esto, difiere de todos los santos. ¡Toda Pura, toda Santa es María!

María es nombre de ayuda y consuelo. Cuando la invocamos con fe, con devoción y con amor recibimos inmediatamente ayuda, aliento y consuelo. Dice San Bernardo, del santísimo nombre de Jesús, pero muy bien puede aplicarse al dulce nombre de María, que este nombre es alimento suave que conforta, es medicina que alivia los dolores y las penas, "es miel en la boca, melodía en los oídos, alegría en el corazón".

Procuremos honrar este santo nombre y reparar las ofensas que se hacen a esta Buena Madre. Invoquémosla en todas nuestras necesidades.

El nombre de Jesús y el nombre de María, concluye San Bernardo, producen la curación de nuestras miserias y dominan las pasiones violentas. Tengamos estos nombres en el corazón y en los labios durante la vida y los tendremos en el corazón y en los labios en nuestra última hora, y así seremos auxiliados en aquel momento, pues esos nombres santamente invocados serán para nosotros prenda de Luz, de gracia, de perdón y de seguridad en aquella eternidad feliz que todos esperamos.

RUEGA POR NOSOTROS

En las Letanías le decimos a María: "Ruega por nosotros" y no "ten Piedad de nosotros" como lo hacemos al dirigirnos a las Tres Divinas Personas, porque solo Dios es fuente Infinita de toda gracia. Ella y los santos son canales a través de los cuales Dios se complace en hacernos llegar sus gracias.

Las súplicas de los santos son eficaces para nosotros y poderosas ante Dios, pero son mucho más poderosas y eficaces las súplicas de nuestra Madre María Santísima

Rogándole a Ella su intercesión, estamos seguros de que como es la más excelsa, la más santa de las criaturas y la más grata a Dios es la que en consecuencia puede más delante de Dios y por otra parte es la que más nos ama y la que más desea favorecernos.

SANTA MADRE DE DIOS

Después de haber invocado a María con su nombre, pasamos ahora a invocarla con una serie de títulos muy apropiados. Y ante todo con la más excelsa de sus dignidades, principio y fundamente de todas las demás, la sublime y singular dignidad de MADRE DE DIOS.

La Divina Maternidad de María es Dogma y Artículo fundamental de nuestra fe.
En la base de nuestra religión tenemos dos inefables misterios: el Misterio de la Santísima Trinidad y el de la Encarnación del Verbo.

La Encarnación supone la Trinidad. EL Hijo que se ha encarnado supone EL PADRE del cual ha sido engendrado, y si se ha encarnado por obra del Espíritu Santo, confirma la existencia de esta tercera Persona de la Santísima Trinidad y no se puede imaginar la Encarnación sin una Madre que proporcione la naturaleza humana al Verbo. He aquí cómo la divina Maternidad de María entra en el fundamento y en el nexo esencial de las supremas verdades de nuestra religión. Y así como los principales artículos de la fe revelada (la Redención, la Gracia, la Iglesia, los Sacramentos, la vida eterna, etc.) son consecuencias del Misterio de la Encarnación, así estas importantes verdades tienen una íntima e indiscutible relación con el Dogma de la Divina Maternidad de María.

Santa Madre de Dios porque Ella es madre de la naturaleza humana de Cristo; pero esta naturaleza humana está en Cristo indisolublemente, personalmente, hipostáticamente unida a la naturaleza divina en unidad de Persona, y ésta es divina. María es por lo tanto, Madre de esta Persona divina, Jesucristo, Dios y hombre verdadero.

SANTA VIRGEN DE LAS VÍRGENES

Con esta invocación afirmamos que la virginidad de María no es común ... es única ... perfecta ... sublime y que añadió a su Pureza Virginal un sello de consagración y de perpetuidad.

Los católicos creemos con la Santa Iglesia que María ha sido antes del parto, en el parto y después del parto, ... SIEMPRE VIRGEN PURÍSIMA.

Los dos estados: virginidad y maternidad son en sí santos, el primero es muy generoso y noble. La maternidad es un claro reflejo de la adorable fecundidad del Padre Eterno, del cual, como nos asegura el Apóstol San Pablo (Ef. 4, 14-15) deriva toda paternidad en el cielo y en la tierra, imita a la omnipotencia creadora y tiene el mérito de poblar el cielo.

María unió en sí estos dos títulos sublimes, ser MADRE y VIRGEN FECUNDA. Por estas razones la Iglesia llama a María VIRGEN DE LAS VÍRGENES.

MADRE DE CRISTO

Siendo Jesucristo Dios, Creador y Salvador, podría parecer que es lo mismo llamar a María, Santa Madre de Dios, Madre de Cristo, Madre del Creador, Madre del Salvador. Pero estos diversos títulos no expresan lo mismo ... indican diversos aspectos bajo los cuales es considerada la misma Persona adorable del Redentor, diversos oficios de esta divina Persona, o distintos beneficios que se derivan de Cristo y de María.
Madre de Cristo significa que María participa, en cuanto es posible a la criatura, de la dignidad y excelencia de Cristo y de los beneficios por El otorgados.

La palabra griega Cristo significa ungido o consagrado.

Antiguamente eran consagrados con la unción (óleo) los sacerdotes, los reyes y los profetas; y Jesús es por excelencia el Sacerdote, el Rey y el Profeta; también se consagraban los vasos sagrados destinados al culto divino.

Cuando saludamos e invocamos a María como Madre de Cristo, significamos que Ella es vaso consagrado a Dios; que por las íntimas y singulares relaciones que la acercan a su Divino Hijo, participa en cierto modo de la dignidad de sacerdote, de rey y de profeta.

María fue vaso de unción o consagrado ... y tiene participación en el sumo Sacerdocio de Cristo.

Desde el primer momento de su existencia Ella estuvo llena de la Divina Gracia, óleo precioso y fue destinada a contener durante nueve meses a la Santidad por esencia.

María participa del Eterno Sacerdocio de Jesucristo ... de Cristo Sacerdote que se ofreció a Dios una vez sobre el altar de la Cruz, derramando entre grandes dolores su Sangre de precio infinito por nuestros pecados y se ofrece cada día de modo incruento sobre los altares por manos de los Sacerdotes.

Ella participa del sacrificio de la Cruz y del de la Eucaristía.

En primer lugar suministró la materia: aquel Cuerpo Divino que fue inmolado en la Cruz ... en el Calvario y que continuamente se inmola en las Iglesias, es Cuerpo formado de la sola substancia de María Santísima, puesto que Ella es Madre Virgen; la Sangre que un día fue derramada en la Pasión y en la Muerte del Hombre - Dios y que todos los días se derrama místicamente en el Perenne Sacrificio, es Sangre de María, suministrada por Ella al Hijo de Dios.

En segundo lugar, participa del Sacrificio de la Cruz y del de la Eucaristía, porque ofreció con Jesucristo Primero y Sumo Sacerdote, el Sacrificio del Calvario y sigue ofreciendo sobre los altares la Víctima Divina porque el Sacrificio de la Misa es prolongación del de la Cruz.

Por esto María Santísima es llamada Corredentora e invocada como MADRE DE CRISTO.

Por: Redacción Mercaba


Fuente: www.mercaba.org 


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